[Opinión] La agenda de género de Piñera

"Piñera menciona nuevos protocolos para prevenir y sancionar el abuso, pero no se atreve a promover cambios estructurales en la formación que nos permitan crecer en una sociedad educada contra el abuso de poder".

LUCIA LOPEZPERIODISTA

Por Lucía López

“Podrán cortar todas las flores pero no detendrán la primavera”. Esta fue la frase que eligió el Presidente Sebastián Piñera para justificar el anuncio de una agenda de género del gobierno. La cita de Pablo Neruda, el poeta al que el mismo mandatario definió como un hombre de muchas sombras en su relación con las féminas, sirve para reflejar una verdad: Impulsar un nuevo trato hacia la mujer que signifique reconocerle derechos y capacidades, tradicionalmente reservados para los hombres (una de las definiciones de feminismo) no se consigue porque es lo justo, aunque parezca obvio; tampoco, porque es lo inteligente que hacer, como lo ha instalado globalmente la Presidenta Bachelet. Se consigue tras años de trabajo invisibilizado de las organizaciones feministas del país, tras altos índices de violencia intrafamiliar y femicidios en toda Latinoamérica, tras el movimiento Ni una Menos iniciado en Argentina. Se consigue tras un gobierno altamente sensible a los temas de género, encabezado por una lideresa mundial y pionera en instalar una agenda sobre la materia siendo la primera presidenta mujer de Chile y la primera de ONU Mujeres; que desplegó en el país, a contrapelo, una importante pauta que consideró la creación del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, la norma en la dirección de empresas públicas que permitió alcanzar el 42% de mujeres en esos cargos; la cuota de género en la reforma electoral que aumentó la presencia de las parlamentarias a cifras menos distantes del promedio mundial, y la despenalización del aborto en tres casos extremos. Se consigue tras el trabajo de organizaciones por empoderar económicamente a las mujeres. Se consigue tras la Women’s March, el movimiento Me Too, el caso español de La Manada, las denuncias de acoso sexual en la industria del entretenimiento en Chile y finalmente, el abuso y acoso sexual en las universidades que llevan a las tomas y movilizaciones de las estudiantes que logran aunar las fuerzas de la sociedad civil bajo el concepto de la Ola Feminista. Recordar la historia es importante para entender que la mejora en las condiciones para todas, se debe a la lucha de muchas.

Nos quedan años para lograr la igualdad de género, pero la Agenda Mujer, sin duda nos encamina en esa línea. Son varios peldaños en la escalera de la equidad. Pero la primavera está muy fértil y el momento es tan único que la oportunidad de hacer algo más grande y profundo, debiera hacer que la ola feminista, no ceda, aún.

Sentado lo anterior, la primavera llegó. Era imposible contener la cantidad de desigualdades entre los géneros y que perjudican prioritariamente a la mujer. Digo prioritariamente, porque los estereotipos nos perjudican a todos y las nuevas masculinidades será un tema relevante en el corto plazo. Pero en esta sociedad, los privilegios por ser los tiene el hombre y la violencia de todo tipo que vive la mujer es un reclamo imposible de contener. Con algunas injusticias más visibles que otras, el país hace aguas pues donde miremos hay una gotera de discriminación arbitraria. Sobre la violencia doméstica, el abuso y el acoso, la condena es amplia; pero, probablemente, hoy muchas se enteran que no tienen derecho a administrar sus bienes por estar casadas bajo el régimen de sociedad conyugal o que deben pedirle permiso al marido para abrir una empresa. Y así, tantas cosas que forman parte de la violencia institucional que podrían resumirse en que la mujer es una ciudadana de segunda clase en nuestra legislación.

En ese contexto, algunos de los cambios que empujará el Gobierno son fundamentales para avanzar en el nuevo trato social. Por ejemplo, la reforma que modificaría el artículo primero de la Constitución, agregando al hecho de nacer libres, la igualdad plena entre hombre y mujer. Probablemente, el más importante de los anuncios. Más que un simbolismo, sienta bases. A partir de eso, se podrá judicializar la discriminación, sancionar conductas y generar nuevas leyes o reformas que hoy no están en el tapete.

Nos quedan años para lograr la igualdad de género, pero la Agenda Mujer, sin duda nos encamina en esa línea. Son varios peldaños en la escalera de la equidad. Pero la primavera está muy fértil y el momento es tan único que la oportunidad de hacer algo más grande y profundo, debiera hacer que la ola feminista, no ceda, aún. Por otro lado, la Ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá, ha logrado posicionarse gracias a la habilidad de escuchar, reaprender y aprehender nuevas nociones de género que le han hecho sentido, fortaleciendo su rol como interlocutora y pareciendo representar, más que los intereses de un gobierno o de un partido, los de todas las mujeres en las materias que están a su alcance y que pueden lograr consenso. Esto augura la posibilidad de tener noticias pronto en los temas que quedan pendientes.

Participación Laboral Femenina

En el discurso con el que el Presidente Piñera asumió su segundo mandato, mencionó su preocupación por un país con una baja tasa de natalidad. Por otro lado, la incorporación de más mujeres en la economía es fundamental para el desarrollo de la nación: Mejoraría el producto interno bruto, la calidad de vida de las familias; incluso, impulsaría un mejor futuro profesional de los hijos, así como la calidad de las relaciones afectivas (*). Por lo tanto, promover el aumento de la participación laboral femenina revirtiendo la decreciente tasa de natalidad debiera ser uno de los desafíos más importantes del gobierno. Algo que los países nórdicos resolvieron bajo una premisa: la crianza debe ser responsabilidad de toda la sociedad (**).

La Agenda Mujer apunta en esas dos direcciones al postular el fin de la idea de la maternidad como un costo que las mujeres debemos asumir (aunque no queramos embarazarnos). En esta materia, importantísimos son los anuncios de sala cuna por hijo, es decir, padre o madre contratada, así como la eliminación del pago adicional por edad fértil en el sistema de salud privado. En este último punto, considerando que los hijos por mujer en Chile son, en promedio 1,8 (INE 2015), en un período de fertilidad de más de 20 años, no justifica que siga existiendo ese pena por la sola “posibilidad” de embarazo y que la solución para eliminar esa desigualdad no pase por anular el costo extra, sino que asignar una parte del pago a los hombres, eso sería continuar con el impuesto a la maternida cuando necesitamos avanzar en subvencionarla. Siguiendo en esta idea, post natal obligatorio para padres y madres no se menciona, pero sería una señal concreta para fomentar la corresponsabilidad mencionada por el mandatario, así como fuero paternal.

En torno a la participación de la mujer en el mercado laboral hay dos temas relevantes y con amplio consenso en su diagnóstico, que no fueron consignados en el anuncio pero que sería clave desprenderlos de alguna de las modificaciones anunciadas: Brecha salarial y participación de la mujer en altos cargos. En su discurso, el mandatario mencionó una agenda para promover ambas, pero no las aterriza en ninguna propuesta concreta, siendo que hay ejemplos para avanzar en esa materia, a nivel mundial. Algunos de ellos: leyes de transparencia de sueldos y descripción de cargos que estipulen que, a igual puesto, igual paga. En Chile existe una legislación sobre igualdad de sueldos que habría que perfeccionar bajo estos parámetros y mejorar su fiscalización. (Ley 20.384)

Educación cívica, afectiva y sexual desde la primera infancia, libre de dogmas, es un ámbito en el que el Presidente y su Ministro del ramo se resisten a entrar.

Por otro lado, transformar en Ley la norma de cuota de género en dirección de empresas públicas para que no dependa de la voluntad del gobierno de turno e impulsar medida similar para el mundo privado que es el que está más al debe con sólo un 6% de mujeres en los directorios de empresas IPSA. En esta línea, el Presidente del PS, Alvaro Elizalde, anunció la presentación de un Proyecto de Ley, basado en las experiencias de Alemania, Italia y Francia, entre otros países, que aseguran paridad de género en directorios de empresas públicas y privadas.

Uno de los aspectos positivos que ha revelado el estilo de Piñera para gobernar es un pragmatismo que le ha hecho incluir en sus discursos la decisión de recoger buenas ideas del gobierno anterior y sumarlas a otras iniciativas. Es así que otro de los anhelados anuncios es dar urgencia al Proyecto de una Vida Libre de Violencia para las mujeres presentado en su momento por la Ministra Claudia a Pascual y que recoge modificaciones al tratamiento de los casos de violencia. Pero algo más profundo aún, el PL incluye la definición de los distintos tipos de violencia que vivimos las mujeres, incluyendo la simbólica, lo que permitiría regular el lugar y rol que la publicidad y los medios de comunicación le asignan a la mujer. Esto aportaría en una materia que la Agenda Mujer no aborda directamente: educación, fundamental para generar cambios culturales más rápidos y profundos.

Las mujeres tenemos brechas respecto de los hombres, pero también las tenemos entre nosotras y comprender nuestra diversidad, nos permitirá atacar de mejor manera esas diferencias.

Educación cívica, afectiva y sexual desde la primera infancia, libre de dogmas, es un ámbito en el que el Presidente y su Ministro del ramo se resisten a entrar. Piñera menciona nuevos protocolos para prevenir y sancionar el  el acoso y la violación, pero no se atreve a promover cambios estructurales en la formación que nos permitan crecer en una sociedad educada contra el abuso de poder. En esta materia, el Gobierno muestra su lado más conservador, en el que el  pragmatismo del mandatario visualiza problemas con sus aliados que prefiere evitar y que son los mismos que lo obligan a mencionar dos veces, en su corto discurso, que la anhelada igualdad de género es independiente de las “naturales diferencias” entre hombres y mujeres.

Las únicas diferencias que yo señalaría son las de las mujeres entre sí, y esto es muy importante entenderlo. Las mujeres tenemos brechas respecto de los hombres, pero también las tenemos entre nosotras y comprender nuestra diversidad, nos permitirá atacar de mejor manera esas diferencias. Por ejemplo, la agenda de género para la comunidad LGTB, que debiera focalizarse en los derechos filiativos de las familias lesbomaternas y en la incorporación de estas familias en los programas de fertilización asistida, anunciados ayer martes para reforzar la natalidad. Las dos anteriores debieran formar parte de una reforma al sistema del registro civil que cambie el vínculo hombre-mujer por el de progenitores, contrayentes o, simplemente, ciudadanos. Otro ejemplo, la agenda de género para las comunidades originarias, invisibilizadas y ausentes de los espacios de decisión en porcentajes muchos más altos. Sí resultan significativas las reformas a las normas y protocolos de las FFAA que eliminarán las discriminaciones que sufren las mujeres de las ramas del ejército.

(*) Estudio del MIDAP que arrojó que mujeres que trabajan desarrollan mejor calidad de apego que madres dedicadas exclusivamente a la crianza.

(**) sociólogo Fernando Filgeira en lanzamiento de informe progreso de las mujeres en América Latina y el Caribe, ONU Mujeres.

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