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La exrefugiada que ayuda a mujeres violadas a aceptar a sus niños: “El único desafío es la recuperación de la paz en la mente de la mujeres vulnerables y los niños que son víctimas de la guerra”

Christine Ngbaazande recorre largas distancias por caminos de tierra para llegar a aldeas remotas en el suroeste de Sudán del Sur donde trata de concienciar a víctimas de violación para que acepten a sus hijos y no los repudien como 'enemigos'.

Por EFE

Ngbaazande conoce en carne propia el trauma de la huida: pasó su infancia como refugiada en la República Democrática del Congo pero regresó a Sudán del Sur decidida a usar su experiencia para ayudar a las mujeres en su propio país, en el que la violencia sexual se ha usado como arma de guerra en el conflicto desatado en 2013. “Fui una víctima de guerra, mi familia escapó durante la conflicto de 1990 en Sudán del Sur y fuimos acogidos como refugiados en Congo hasta 2005”, dijo Ngbaazande en una conversación telefónica con EFE.
La activista, que trabaja como coordinadora de reinserción social en la organización cristiana World Vision, explica que en Sudán del Sur la sociedad mira a los niños nacidos fruto de una violación como “enemigos” porque sus padres pertenecían a una facción rival.
El rechazo familiar y social, subraya Ngbaazande, les da pocas opciones a los niños para sobrevivir y les aboca a enrolarse en grupos armados como niños soldado. “Mi objetivo es integrar los niños que nacieron fruto de violaciones en sus familias y en la sociedad, para garantizar la paz duradera en Sudán del Sur”, comenta.
Imagen: EFE

Imagen: EFE

Según estadísticas de Unicef, ocho meses después de que las partes beligerantes firmaran un acuerdo de paz el pasado agosto, que aún se está comenzando a implementar, todavía hay 16.000 niños soldado en las filas de los grupos armados en Sudán del Sur. 
El trabajo de Ngbaazande se centra en concienciar a las familias y a las propias madres que rechazan a sus niños por ser un fruto de su violación. “Siempre decimos a las familias que los niños son regalos de Dios, la generación del futuro que va a cambiar este país y que se convertirán en líderes de este Estado si les reconocéis y les ofrecen una vida digna”, explica.
La labor de Ngbaazande fue reconocida el pasado marzo con el premio de la red de ONG británica Bond, que destacó su trabajo formando alrededor de 50 grupos de voluntarios, líderes religiosos y feministas, para ayudar a las mujeres violadas en el estado de Gbudwe, en el suroeste de Sudán del Sur.
“Este premio no es solo para mí, sino es una dosis de esperanza para los niños y mujeres en todo el país”, afirma.

Historias de superación

Entre las historias que ha conocido Ngabaazande está la de una joven de 13 años de edad violada por un combatiente armado y que abandonó a su hijo recién nacido en una iglesia en la ciudad de Yambio, cerca de la frontera congolesa, y después se marchó a otro pueblo.
“La seguimos y le dimos sesiones largas de consultas psicólogas y al final la menor aceptó acoger su niño. Ahora tiene buena relación con su niño. Además, reunimos a la menor con sus padres, que viven en un campamento de refugiados”, relata.
La activista recuerda también el caso de un padre que intentó casar a su hija menor con un hombre de 56 años y amenazó con matarla si rechazaba al hombre. “La chica huyo de casa hacia el bosque y allá fue violada por hombres armados y ahora está embarazada”, relata.
Después de su intervención en el caso, el padre de la menor “se sintió culpable” y aceptó que regresara a su casa en un pueblo en Gbudwe. A pesar de los retrasos en la implementación del acuerdo, la violencia en Sudán del Sur ha disminuido mucho desde la firma del acuerdo de paz, el 5 de agosto de 2018, y esto ha redundado en la protección de las mujeres.
“La situación mejoró muchísimo tras la firma del acuerdo de paz ya que los crímenes de violaciones y abusos sexuales relacionados con la guerra se han reducido en la zona” de Gbudwe, dice.
Y agrega que “creo que vamos a disfrutar de paz duradera pronto, pero el único desafío es la recuperación de la paz en la mente de la mujeres vulnerables y los niños que son víctimas de la guerra”, finaliza la activista.

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