Virus Papiloma

A la sombra del papiloma

Por Camila Essus

El número de infectadas en Chile crece peligrosamente. Mientras miles de personas viven siendo portadoras del virus sin saberlo, el riesgo de cáncer sigue latente. Aquí, las claves para  prevenir el papiloma y las soluciones si ya lo contrajo.

Seguir de cerca el virus papiloma humano mediante controles de rutina es la opción ideal para alejarse de los riesgos de padecer cáncer. Para tratar este interesante tema, Carla Reyes, ginecóloga de Clínica Dávila, conversó con Biut con la intención de crear conciencia sobre la importancia de hacer un seguimiento al estado de la salud íntima y explica detalles de la enfermedad.

¿Cuántas chilenas actualmente son portadoras del virus?
Es difícil saberlo con exactitud, pero se estima que en el minuto en que la mujer inicia su actividad sexual, tiene alrededor de un 50% de probabilidades de ser portadora de al menos una feca del virus papiloma. A medida que la mujer tenga mayor número de parejas sexuales, esta cifra puede incrementarse.

¿De qué factores depende su desarrollo?
De la inmunidad. Si una mujer logra tener buena inmunidad, la probabilidad de mantener controlada la infección, es más alta a una persona que tenga mala inmunidad. Asimismo, una persona puede portar el virus sin desarrollar el cáncer.

En cifras, de aproximadamente un millón de mujeres infectadas, mil seiscientas van a tener cáncer.

Lo que ocurre en general es que la inmunidad natural que se adquiere por el contacto con el virus no es muy buena y los anticuerpos que uno produce de forma espontánea, tienden a ser muy bajos, en la gran mayoría de las mujeres insuficientes para poder controlar la enfermedad. Es por eso que se produce el cáncer.

¿Cuáles son sus formas de transmisión?
Por las secreciones. Al ser contraído por éstas, puede transmitirse a través de un embarazo de forma vertical (de madre a hijo), también se puede contraer mediante el contacto con objetos contaminados con estas secreciones con el virus, y obviamente con los juegos sexuales o la actividad sexual penetrativa. No es necesario que haya actividad sexual penetrativa. Cuando se inicia el juego de descubrirse, ese ya es un riesgo porque existe contacto de secreciones.

¿Qué métodos se utilizar para diagnosticarlo?
El papanicolau es una herramienta que se utiliza para poder pesquisar el cáncer del cuello del útero en etapa precoz, y esto se logra debido a que este tipo de cáncer tiene una gracia, avanza de manera muy ordenada y en etapas muy progresivas.

Dado que avanza sin saltarse etapas si se hace el papanicolau como corresponde en sus periodos de seguimiento se debiera lograr pesquisar en etapas previas al cáncer, de manera de hacer un tratamiento. Lo que el tratamiento hace es que el cuello vuelva a su normalidad, pero no erradica el virus, porque el virus es intracelular y permanece ahí oculto.

¿Existen otras evidencias en el organismo que permitan detectar su presencia?
En general cuando las pacientes se infectan son asintomáticas. Lo que puede producir el virus son verrugas genitales, (condilomas).

También las mujeres que hayan tenido alteraciones en el papanicolau, o hayan tenido parejas que hayan sido portadoras del virus tienen mayor probabilidad de riesgo y cuando hay síntomas de un cáncer avanzado de cuello de útero que se manifiesta en hemorragia, dolor y otro tipo de molestias, pero eso ya es avanzado. La gracia es el papanicolau.


OTRA FORMA DE SABERLO: Hay exámenes para detectar si uno es portadora del virus pero hay que tener cuidado porque si el test sale positivo se puede generar alarma y no necesariamente estará desarrollándose un càncer, porque no todas las pacientes infectadas lo tienen.

Hacerse un test para determinar si se es portador no va a cambiar la conducta general, que es hacerse el papanicolau, porque es este examen el que manda la necesidad de tratamiento.


DETECCION TEMPRANA

La vacuna contra el papiloma humano corresponde a un recurso de prevención primaria el cual busca proteger al organismo antes de la infección, de modo que la paciente tenga anticuerpos cuando se enfrente al virus. Para su aplicación, la ginecóloga aconseja seguir ciertas recomendaciones para lograr una máxima efectividad.

    1. Para que realmente sea una prevención primaria, la paciente se tiene que vacunar antes del inicio de la actividad sexual o antes de que aparezca la probabilidad de contraerlo. Se indica principalmente entre los 10 y los 14 años. A esa edad, la inmunidad es mejor, entonces la cantidad de anticuerpos que la paciente produce a esa es mucho más alta que la cantidad de anticuerpos que la paciente produce en edades más avanzadas. Sin embargo, se ha visto que uno puede vacunar a cualquier mujer y a cualquier edad. Hay estudios que muestran anticuerpos adecuados de mujeres incluso de 45 años.

 

  1. Ojo con la actividad sexual. Una persona que es sexualmente activa, lo más probable es que ya sea portadora de una feca del virus, por lo tanto, la vacuna lo que hace es impedir nuevas infecciones, mejorar parcialmente la inmunidad del virus que la persona ya tiene. La mujer se puede enfermar del virus que ella ya porta. Por eso en una mujer que ya es sexualmente activa el rendimiento de la vacuna es de alrededor de un 70%. En cambio en el de una niña que se vacuna entre los 10 y 14 años, que es virgen al virus (no poseía el virus al momento de la vacuna) esa paciente va a tener una respuesta máxima con la vacuna. Se habla de una eficiencia de un 98% de que no haga la enfermedad.

ALGUNAS VERDADES SOBRE EL VIRUS…

¿Quién lo transmite?
La transmisión del virus es mutua, es decir, la mujer se lo traspasa al hombre y el hombre a la mujer. De hecho está comprobado que el traspaso de la infección es 3,5 veces más frecuente de la mujer al hombre, que del hombre a la mujer.

¿Cuál es la frecuencia en la dosis de la vacuna?
Si se coloca entre los 10 y 14 años, la paciente probablemente nunca más requiera revacunarse. Se piensa que las pacientes que se vacunan entre los 10 y los 14 años no van a requerir revacunarse nunca más, porque sus títulos de anticuerpos son muy altos.

A pesar de su efectividad, es una vacuna cara. Son tres dosis y cada una vale alrededor de $45.000.

Si una mujer se vacuna fuera de este grupo etáreo, la paciente tendrá que revacunarse en 20 años más y hacerse el papanicolau regularmente. El hecho de estar vacunada no implica dejar de hacerse el papanicolau. La mejor política es papanicolau más vacuna, porque el papanicolau tiene una sensibilidad del 60%, eso significa que su capacidad de detectar una enfermedad en el cuello del útero es de un 60%, no un 100%, por eso es importante realizarlo anualmente para poder aumentar la cantidad de pesquisas.

¿Existe detección temprana en caso del hombre?
En países donde existe gran cantidad de población en estado de riesgo masculina se está realizando. Se trata de un papanicolau anal, porque el virus papiloma no solamente hace relación al cáncer del cuello del útero, sino también a cánceres en otras mucosas. Por eso, idealmente se debe vacunar a la población de hombres en riesgo para poder disminuir el cáncer anal.


La patología en cifras. 100% de cánceres de cuello de útero están relacionados al virus papiloma, el 90% de los cánceres del ano, el 3% de los cánceres de boca, el 12% de cáncer orofaringe (parte trasera de la boca, incluye paladar y lengua), el 40% de los cáncer de bulbo y vagina también están relacionados al virus.


¿En qué consiste su tratamiento?
Depende de la etapa del cáncer. Si se detecta en etapa precancerosa basta con un cono, donde sacan un fragmento del cuello del útero. Sin embargo, este método muchas veces se asocia a más tasas de cuadro de embarazos prematuros y problemas durante el periodo de gestación.

Cuando es un cáncer inicial basta con una cirugía para sacar el útero. Pero si ya es invasor, se pueden requerir tratamientos coagulantes, principalmente radioterapia y según el tipo celular del cáncer eventualmente quimioterapia.

Hay veces en que el cáncer está tan avanzado que está fuera del alcance de tratamiento y en este caso sólo se puede acompañar con medicamentos para el manejo del dolor. El tratamiento depende de las características del paciente y de la etapa del diagnóstico.

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