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Los riesgos de exponer la piel cuando vamos a la nieve y cómo protegernos

Ir de paseo a la nieve puede ser incluso más riesgoso que exponernos al sol en la playa o en la ciudad. Aquí te contamos cómo prevenir.

Por Andrea Hartung / @jartung

nieveIr a la nieve con amigos puede ser sinónimo de un panorama agradable y distinto a la rutina. Pero si no nos protegemos, podemos terminar pagando con serias consecuencias.

Así nos cuenta la doctora Ester Avayú, de la clínica Lo Curro, quien nos comentó que “en la nieve hay varios factores que influyen, como los rayos UV, que son más fuertes que en otros lugares, porque reflejan en un 80%”. “Como estamos en altura, la atmósfera es menor, por lo que protege menos”, añade, “al subir mil metros, el daño aumenta en un 15%”.

Además del sol, hay otros factores, como por ejemplo “las bajas temperaturas, que producen una vasoconstricción importante”. Esto provoca que disminuya el oxígeno en la piel y que se retarde el recambio celular. Si esto pasa, nuestra piel se podría ver enrojecida o grisácea.

Otro factor que influye es la calefacción en los centros de ski, que según la doctora “contribuye a deshidratar la piel”.

Cómo prevenir

Para evitar sufrir los estragos que puede provocar nuestro viaje a la nieve en la piel, la doctora Avayú nos da una serie de recomendaciones. “Una de las cosas importantes es abrigarse lo suficiente para que no haya un cambio de temperatura en las partes más expuestas, como la cara, orejas, ojos y manos”, señala, “para esto, hay que usar los implementos adecuados”.

La experta recomienda el uso de gafas con protección UV comprobada, que dentro de lo posible sean cerrados en los costados laterales. Agrega que es importante “usar protector solar e hidratar la piel” antes de subir a la nieve. Además, es importante volver a aplicar el bloqueador cada par de horas.

Posibles efectos

Si no nos protegemos bien, vamos a someter nuestra piel en distintas formas. Según la doctora Avayú, existen efectos a corto y largo plazo. “A corto plazo son las quemaduras o enfermedades que son fotodermatosis, como el lupus y la rosácea”, dice.

“A largo plazo, hablamos del fotoenvejecmiento o envejecimiento prematuro, como arrugas y aspecto amarillo en la piel”, añade, y advierte que “es posible que la radiación, a largo plazo, desencadene un cáncer en la piel”.

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