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De niños a adolescentes: Tres rostros femeninos cuentan cómo superaron esta etapa con sus hij@s

Patricia Larraín, Claudia Conserva y Yuyuniz Navas nos cuentan cómo han vivido la transición de sus hijos de niños a adolescentes.

Por Isa Luengo

El paso de la niñez a la adolescencia no solo es difícil para quienes protagonizan los cambios, también lo es para las madres y padres que acompañan a sus hijos en esta transición. 

Y es que el paso a la adolescencia implica una diferenciación y separación natural, que muchas veces genera angustia en los padres, debido a que las relaciones se van poniendo más difíciles con sus hijos, a quienes deben ponerles límites, pero al mismo tiempo intentan no incomodarlos.

Por esto, quisimos saber cómo algunas madres conocidas, han manejado esta etapa. Revisa a continuación lo que nos contó Patricia Larraín, Claudia Conserva y Yuyuniz Navas.

Patricia Larraín

“Tenemos harta confianza me cuentan todo y acuden a mí”

pata

“Tengo una de 9 y una de 14 años. La verdad ha sido súper entretenido. Me encantan las etapas que están pasando, me río, me entretengo. Aparte son súper amorosas, hablamos un montón. Nosotras conversamos mucho las tres entonces tengo mucha cercanía y muy buena relación No ha sido terrible, porque cada proceso lo he vivido a concho, me apasiona verlas crecer, son exquisitas.

Yo soy súper abierta y hablo mucho con ellas, expongo todos los temas, los hablo como sea y tienen súper claro que lo que hablamos en la casa se queda en la casa. Nadie da explicaciones al curso, la que les pregunte algo, ellas contestan ‘pregúntale a tu mamá’, porque cada madre sabe cómo explicarles. Entonces ha resultado súper bien, tenemos harta confianza me cuentan todo y acuden a mí, eso es lo más lindo, acuden a mí para cualquier cosa que esté pasando. La de 9 está chiquitita todavía, pero la de 14 ha ido evolucionando súper bien y cada cosa que va teniendo yo la gozo, es rico verlas entrar en esta etapa que van creciendo”.

Claudia Conserva

“No tengo ese rollo que se van a desapegar, me encanta que sean independientes”

claudia

“Ha sido un proceso súper natural, afortunadamente mis hijos son súper independientes y los hemos criado así también, entonces me pasa que, a diferencia de otras mamás que dicen ‘yo quisiera que se mantuvieran siempre guaguitas’, a mí me parece que se ponen entretenidos  e interesantes cuando van creciendo, Renato tiene 17 y la Matilda 15, y siento que puedo entablar otro tipo de diálogos, podemos discutir temas ideológicos y eso me parece alucinante.

Mi hijo mayor este año se fue solo a EE-UU, con 16 años y ahora se va de nuevo. Y me pasa que lejos de angustiarme me parece increíble, encuentro bacán y valiente que se atreva a hacer este tipo de cosas y siempre lo hemos estimulado a eso.

No tengo ese rollo que se van a desapegar, me encanta que sean independientes, que conozcan el mundo y sean ciudadanos del mundo (…) Siempre con responsabilidad, con cuidado, siempre estoy chequeando a donde van (…) Es un tema de confianza y de que crezcan”.

Yuyuniz Navas

“Como mamá no sabes dónde ponerte para no incomodarlos”

yuyu

“La niñez de la Antonia fue espectacular, fue fácil, súper amigable. Me fue súper llevadera y amorosa, sin embargo, el traspaso a la adolescencia hace como un año ha sido un poco más dificultoso, porque uno como mamá no sabes dónde ponerte para no incomodarlos. Uno entiende que es un proceso natural del ser humano, pero como ni ellos mismos saben que están sintiendo, entonces uno toma un rol más distante, y a veces te reclaman esa distancia o a veces te acercas mucho y los ahogas, entonces ha sido como difícil desde qué lugar ubicarme y el tema de los límites. Ellos están teniendo su personalidad y están cerca de cumplir los 18, pero el ser maduro, ser responsable y saber organizarse y tomar decisiones, son otras cosas mayores que son para personas más grandes de los 18 años.

Yo he tratado siempre de ser una mamá amorosa, considero que las amenazas los castigos, las reprimendas no suman mucho. Siempre la traté de educar como que ella entendiera cómo se hacían las cosas y cómo tomar esas decisiones. Yo no soy amiga de ella, soy su mamá pero soy más amorosa, más de conversar, de explicarle por qué no quiero que vaya, cuales son los pro y los contra de lo que me pasa a mí de lo que yo siento versus lo que ella va a sentir. A lo mejor si le digo que no ella reflexiona, va y me dice ‘sabes qué mami, tenías razón, en realidad mejor’, como que llegamos a ese nivel de compresión y desarrollo del tema”.

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