Deirdre

Conoce la historia del hombre que quiso pasar su vejez en un cuerpo de mujer

Deirdre McCloskey es una historiadora y economista norteamericana. Ella antes fue Donald, un hombre casado. A los 53 años se dio cuenta de que siempre había querido ser mujer y se atrevió a cambiar su sexo. Conoce su historia en la siguiente nota.

Por Javiera Arrate /@javiarrate

Revista Paula, en su edición de aniversario, publica una entrevista a un hombre que decidió ser mujer. Es la historia de Donald McCloskey, quien a los 11 años, juega a ponerse las pantys de su mamá y tiene su primer orgasmo. Desde ese momento y por 40 años, Donald se puso ropa de mujer a escondidas. Era un hombre alto y macizo y se casó a los 22 años. Su mujer se entera pronto de la extraña afición de su marido pero decide que mientras Donald lo haga en privado no hay problema. Donald estudia Economía en Harvard e inicia una exitosa carrera académica que lo lleva a las mejores universidades del mundo, entre ellas la de Chicago, donde trabaja con Milton Friedman y se transforma en acérrimo defensor del libre mercado. Está convencido de que es un cross-dresser heterosexual.

Cuando aparece internet en su vida todo cambia todo cambia, pues encontró información sobre cross-dressers: hay clubes, hay bares, hay tiendas que venden ropa y anillos de mujer en tamaños XL. Conoce a otros como él. Muchos han decidido cruzar la frontera y cambiar de sexo. Donald comienza a comprar más ropa, pelucas y se pinta las uñas de los pies más seguido, pierde peso, se depila el pecho, y comienza a sacarse la barba con electrólisis. Hasta que un día va manejando de vuelta de una convención de cross-dressers y se da cuenta: “en verdad quiero ser mujer. Puedo ser mujer”.

Su esposa, reaccionó mal ante la progresiva feminización de su marido y le exige divorciarse, sus hijos le dejan de hablar, e incluso su hermana trata de internarlo varias veces a la fuerza en clínicas siquiátricas. Para Donald esto no es una locura y en 1995 se somete a nueve operaciones que con anestesia general: nariz, pómulos, estómago, pechos, hasta llegar a la última: el cambio de sexo. Se ha gastado 90 mil dólares y ha perdido a su familia.

Estas fotos fueron tomadas en 1995, año en que Donald, se somete a nueve operaciones para transformarse en Deirdre.

 

Deirdre abre la puerta de su loft en pleno centro de Chicago. La acompaña un perrito de pelo áspero llamado William Shakespeare. Es profesora de Economía e inglés en la Universidad de Illinois, una de las más importantes de Estados Unidos. Su calendario 2013, pegado en el refrigerador, está colapsado: viajes a Pisa, Rotterdam, Estocolmo, para dar cátedras y conferencias, a fines de 2011 dio dos charlas en el Centro de Estudios Públicos, en Chile, y aprovechó de apoyar la campaña por la ley de antidiscriminación que se estaba tramitando. Tiene buenos amigos, su propio sitio web, un grupo de mujeres en la iglesia y una excelente relación con su madre.

En un comienzo le incomodaba que la “leyeran”, es decir, que la reconocieran como Donald cuando aún tenía rasgos masculinos, “Ahora me siento completamente cómoda. Ya no me preocupa que me lean, algo que hasta hace poco era una gran inquietud. Por ejemplo, antes no usaba pantalones porque decía: ‘¡No pasé por todo esto para volver a usar pantalones!’. Así que usaba faldas. Hasta que estaba en Ámsterdam comprando ropa y la vendedora me dijo: ‘¿por qué no te pruebas un traje pantalón?’. Me encantó y ahora los uso todo el rato. Ese ha sido un gran cambio: es una tontera, pero es un indicador de mi segurid
ad en mi femineidad”, explica Dirdre.

A punto de cumplir 71 años ella está feliz de envejecer como mujer, “es tan importante que a los 60 haya hecho este trabajo. Porque nadie puede decir ‘perdió lo suyo cuando se convirtió en mujer’. Para mí era importante que eso no pasara. Soy parte de un puñado de economistas feministas libertarias y no hubiera hecho una contribución al feminismo si al convertirme en mujer pasara todo el tiempo haciéndome limpiezas faciales”, comenta Dirdre respecto de la vida que lleva hace 18 años.

Si quieres leer la entrevista completa entra aquí.

Estas fotografías muestran a Deirdre cuando aún era Donald

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