Una necesidad excesiva de atención de parte de quienes nos rodean y demasiado temor a la soledad. Esos son algunos de los síntomas de quienes padecen de trastorno de dependencia emocional, una patología que afecta a varios mundialmente.
Una realidad que condiciona la calidad de vida de quienes la sufren, y que termina causando inseguridad, nula autoestima y trastornos de ansiedad.
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Pero, ¿cómo diferenciar si tú o alguno de tus cercanos padece este trastorno o es sólo un mal periodo? En el sitio DMedicina.com explican algunas de sus características y los síntomas para reconocerlo, además de entregar algunos consejos para aprender a lidiar con esta patología.
Más común de lo que piensas
El trastorno de dependencia emocional es mucho más normal de lo que parece. Según el sitio Enfemenino.com, donde reseñaron la enfermedad en colaboración con el Servicio Psicológico de Atención Primaria, “este trastorno es uno de los que se presenta con mayor frecuencia en salud mental y es más diagnosticado en mujeres que en hombres. Generalmente, se inicia aproximadamente en la adolescencia o principios de la edad adulta y no es atribuible a otro trastorno mental, una enfermedad física o el consumo de sustancias”.
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Entre sus orígenes, los especialistas que hablaron con el sitio señalan que “desde las teorías psicosociales se ha destacado como su génesis un tipo de crianza en la infancia en la que los padres no han fomentado la autonomización de los hijos, desaprobando sutilmente todas las conductas en la independencia y autonomía”.
Jorge Castelló, psicólogo y psicoterapeuta, acota en el sitio DMedicina.com que quienes sufren esta patología “cuentan con una historia de carencias afectivas desde la infancia, crónicas y sostenidas en el tiempo, aunque no es necesario que se den en situaciones de maltrato infantil o negligencias graves”.
Características del trastorno
Castelló explica en DMedicina.com que “los dependientes emocionales suelen ser personas con muy baja autoestima, tendencia al nerviosismo y a la depresión”, agregando que “la intolerancia a la soledad es una constante en este tipo de trastorno. Los afectados son muy susceptibles al aislamiento y a la sensación de abandono debido a esta falta de estima y las mencionadas carencias”.
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Mientras en el sitio Enfemenino.com elaboraron un listado de características que presentan quienes sufren de este trastorno emocional y que detallamos a continuación:
–Autoestima nula y autocriticas constantes
-Incapacidad para tomar decisiones propias y hacerlas valer
–Inseguridad permanente
-Intolerancia a la soledad
–Trastornos de ánimo, ansiedad y trastornos adaptativos
-Búsqueda continua de pareja, planteándose la vida siempre al lado de alguien.
–Relaciones con personas egoístas y a las que se idealiza.
“Terror” a la soledad
Las personas que padecen esta enfermedad pueden llegar a casos extremos de sumisión y obediencia. “Existe un intenso miedo a la soledad y sensibilidad a no ser aprobados”, señalan los expertos del Servicio Psicológico de Atención Primaria en Enfemenino.com.
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Por esto, los pacientes generalmente inician relaciones de pareja viviendo únicamente por y para la otra persona.
“Pese a que están acostumbrados a apañárselas solos, ya que la sensación de abandono y desprotección les ha hecho ser muy independientes y capaces a la hora de desenvolverse en la vida cotidiana, tienden a mantener relaciones muy desequilibradas, donde idealizan a sus compañeros y se subordinan a las necesidades del otro”, explica el doctor Castelló en la web de DMedicina.com.
El psicólogo añade que los enfermos “siempre están temiendo el abandono y se obsesionan con la idea de ruptura”, lo que finalmente lleva a la pareja a sentirse “agobiada por el excesivo control y celo del dependiente, que por temor a un abandono suele buscar un acceso constante a la otra persona”.
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¿Cómo superarlo?
“El tratamiento de la dependencia emocional pasa por explorar y mejorar las áreas más relevantes del sujeto: la psicodinámica, la interpersonal y la afectiva”, señala Castelló.
El especialista detalla que “lo psicodinámico se centra en intentar encontrar una lógica en el comportamiento del dependiente, para que éste comprenda lo que motiva sus actos. La dimensión interpersonal debe mejorarse mediante la reestructuración de las formas patológicas de relacionarse en pareja, y en el aspecto afectivo hay que trabajar la autoestima: el paciente debe sentirse a gusto consigo mismo, ha de aprender a respetarse, valorarse y protegerse. Esto supone un importante cambio en su pensamiento y su comportamiento”, finaliza.
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