Las campañas para la promoción del deporte y alimentación balanceada, el Simce de educación física y el bombardeo publicitario –junto con la evidencia científica- han puesto de relieve la importancia de llevar una vida sana. Sobre esta materia, el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Universidad Central (Cesop) realizó un estudio en la Región Metropolitana que reveló importantes diferencias de género respecto de la actividad física como componente habitual de una vida saludable.
Según esta encuesta, un 68,1% de los entrevistados por Cesop consideró que lleva una vida saludable. Situación que no se traduce en sus hábitos en la educación física. Un 55.2% de los encuestados declaró que nunca hace actividad física o sólo una vez a mes. Otro 28% señaló que al menos hace ejercicio una vez a la semana.
Respuesta similar se logró apreciar en la pregunta ¿Realiza actividades al aire libre, tales como paseos, excursiones, picnic, pesca, cabalgatas, días de campo, playa o montaña? Un 44,8% declaró que nunca hace este tipo de actividad, mientras que un 33.3% sólo una vez al mes. Las mujeres son las que realizan menos actividad física y las que menos actividades al aire libre llevan a cabo, registrándose que la cantidad de varones que se movilizan para realizar un paseo o excursión duplica la cantidad de mujeres que reconocen salir a recrearse fuera de su entorno inmediato.
Para el docente de psicología del deporte y del Magister en Psicología de Deporte de la Universidad Central Ignacio Gallardo, los resultados de la encuesta muestran que esta tendencia es más evidente en sectores de clase media, “segmento en el cual las mujeres que trabajan y llevan adelante un hogar carecen de oportunidades para la recreación y el deporte, en especial si esto implica movilizarse fuera de su hogar” señaló.
Pese a estos resultados, los santiaguinos prefieren dejar de lado el ejercicio físico y concentrarse en su alimentación. Así lo demostró la pregunta ¿Usted habitualmente se alimenta en forma sana? Un 77,9% de los encuestados sostuvo que sí se alimenta de forma adecuada y sólo un 22,1% de ellos consideró que no come de manera sana.
Asimismo y respecto a estos hábitos saludables de alimentación, el estudio reveló que los jóvenes reconocen no preocuparse tanto de su comida, para que su alimentación sea sana y balanceada. Sin embargo, a mayor edad se apreció mayor preocupación al respecto, lo cual se debe a que “la incorporación de la salud como elemento de prioridad, tanto por la aparición de enfermedades como por la preocupación frente a las obligaciones laborales y familiares, es un rasgo típico de los grupos etarios mayores, en los cuales las políticas de educación y conciencia acerca de la vida saludable han sido más efectivas” concluyó el psicólogo del deporte de la U. Central.
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