78% de las mujeres con VIH son víctimas de violencia

Por Biut y Agencias

El estudio, presentado esta semana en Buenos Aires, da cuenta además de que en Chile y Uruguay el 20 de las mujeres  con VIH, o sea 1 de cada cinco, fue esterilizada en un hospital  público sin su consentimiento.

“Dos caras de una misma realidad: Violencia hacia las mujeres  y VIH/SIDA en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay”, es un informe  coordinado por la Fundación para el Estudio e Investigación de  la Mujer (FEIM), que demuestra que la violencia de género  aumenta su vulnerabilidad al VIH.

FEIM trabajó con Gestos (Brasil), Educación Popular y Salud  EPES (Chile) y Mujer y Salud MySU (Uruguay), con el apoyo del  Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM).

En cada uno de los cuatro países se entrevistaron a 100  mujeres que conviven con el virus del Sida y que reciben  atención en el sistema de salud pública, lo cual visibilizó un  aspecto dentro de la extendida “naturalización” de la violencia  de género en la región. 

También se hizo un relevamiento de leyes, estadísticas,  investigaciones y políticas existentes. En Argentina y Brasil no  hay registros únicos de datos de la violencia, mientras que en  Chile y Uruguay tienen registros más detallados, pese a que en  el caso chileno es sólo de cuatro regiones del país.

El primer dato contundente es que el 78% de las encuestadas  sufrió algún tipo de violencia, de las cuales el 32.8% fue  violada en la niñez, el 36,3% fue forzada a tener sexo en algún  momento de su vida y la mitad de los agresores son parejas o ex  parejas.

“Se trata de la primera investigación cualitativa y  cuantitativa sobre el impacto en la salud de la violencia” de  género y que rescata “historias de vida”, destacó Luz Aquilante,  de UNIFEM.

“Sabíamos que el problema nos atravesaba pero no teníamos idea de que era tan alta la relación de violencia y VIH, que es una constante en la región”, dijo Marcela Alsina, del Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Mujeres Positivas.

Hasta hoy no existía nexo entre el virus y la violencia, incluso muchas de ellas ocultaban su experiencias pasadas, pero desde la redes de mujeres que convien con el SIDA, se revelaron los años de batalla por los que muchas pasaron para acceder a tratamientos y medicamentos para no morir en el camino.

“El tema de la violencia surgió en la discusión como algo  habitual, no se registraba al maltrato psicológico como tal -gritos e insultos del marido- y que, mirando hacia atrás, se  repetía en las generaciones anteriores”, agregó.

Más allá de las diferencias culturales, en América Latina y  el Caribe las mujeres afrontan “la misma historia, los mismos  miedos, las mismas dependencias, económicas o afectivas”,  destacó Alsina.

Para Rubén Mayorga, de ONUSIDA, si bien la violencia de  género y el SIDA no son “causa y efecto”, la primera es un  “contribuyente, con una frecuencia bastante alta de lo que se ve  en otras mujeres”.

Desde las políticas de los estados, Mayorga destacó a ANSA la  importancia de la “prevención universal, ya que toda mujer con  VIH puede tener descendencia, y los medicamentos que ahora hacen  que la frecuencia de la infección del bebé sea casi nula, de  modo de crear una familia y vivir como gente normal”.

Además de la violencia en sus múltiples formas sufridas en la  niñez y/o luego parte de parejas, las mujeres entrevistadas  enfrentaron la desinformación frente al virus y sobre prevención y el maltrato institucional.

En general, no dijeron haber tenido dificultades para acceder  al tratamiento u otros servicios del VIH/SIDA, pero en algunos  casos el maltrato y mala atención en un centro de salud  determino el abandono del tratamiento.

 

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