Opinión: Apple y las Green Dates

Por Biut y Agencias

Después de 3 meses con licencia -recuerden mi accidente de atropello por el troglodita en su 4×4 – y sin una vida social activa (como antes del accidente del troglodita en su 4×4 again) mis amigos buscaron nuevos horizontes, y en especial aquél que se fue por un tiempo. Con tanto tiempo libre y sin poder participar en las marchas estudiantiles decidí conocer gente pensando que mi tiempo nuevo debería ser sustentable.

Al respecto decidí buscar otro clavo que reemplazara al que me pidió tiempo y quien sabe si lo hizo para siempre. Pensé, ¿y dónde puedo encontrar un hombre que me haga sentir lo que el anterior? Fue así como decidí ingresar a las páginas de citas por Internet con tal de conocer al clavito de forma sustentable y sin tanto gasto de citas, consumo, salidas en auto, etc. O sea, un flirteo verde. Chicas, es todo un mundo!!!!

Les cuento que no era tan fácil como pensaba. Lo esencial era tener una foto donde, por supuesto, saliera bella como lo es Apple. Claves secretas y auto-descripción, que finalmente es el texto con el que te vendes para los interesados. Mientras hacía esto, no podía creer lo que hacía. O sea, hellou, Apple en este tipo de páginas…ojalá nadie se enterára. Una vez creado el perfil….horrorrrrrrrr…gorditos, morenos, viejos, demasiado jóvenes…ayyyyyy…nada me gustabaaaaaaaa… ¿qué hacía? Bueno, esto es lo bueno de las Green dates. Puedes ver muchos sin tener que gastar tanto en salir, comer, bailar etc. Sobre esto reflexioné. ¿Tienen algo de bueno estas citas? Sí, puedes ver mucha oferta sin tanto costo de entrada y con un impacto ambiental minúsculo desde el sillón de tu casa. Si me preguntan por la energía de estar conectada, no way, porque mientras veía la oferta de mercado, chateaba con mis amiwis lindas y respondía mis correos.

Bueno, de tanto bucear y aburrirme de la oferta, de repente un lolo bien rosadito me escribió. Lo mire, no estaba mal, y hablamos… un dulce él. Simpático, divertido y me invita a salir. Noooo Apple no podía ser tan rápida; un día domingo se separa de su amor y el jueves ya estaba saliendo con alguien. Niñas, ustedes saben como somos, me sentía traidora por una parte porque su amor le pidió que lo esperara por un tiempo y yo a punto de ser infiel de pensamiento; pero como el lema es ser sustentable… Apple no podía perder tiempo.

Finalmente, fuimos al encuentro. Mi niño rosadito de apellido extranjero se puso un sombrero para que lo reconociera. Nos juntamos. No estaba mal, 1.80m, macizo como me gustan, ojitos azules, pelo claro…mmm…me siento, me saluda y él ya estaba tomando su segundo “piscola”. Horror, nada más rasca para una primera cita de un trago tan insustentable como ese…una piscola…que poco glamoroso…en fin. Yo, digna, decidí tomar un café, como lo dama que soy. No podía beber alcohol frente a un completo desconocido. ¿Por qué este bruto no pidió un buen vino orgánico?

Bueno, pasando por alto tan primitivo comportamiento, me contó que había viajado por todo el mundo. 13 veces a Alemania, Israel, EEUU y me puse a sacar la cuenta de la huella de carbono de tanto viaje, mientras él hablaba y hablaba de lo mágico de esos lugares. Fue entonces que decidí hacer la pregunta: ¿y qué haces para compensar tu huella, o sea tu rastro de carbón parrillero? Rosadito me miró extrañado, ladeó su cabeza y preguntó: ¿qué huella? ¿De qué me hablas?

Ah noooo, empecé a sudar frío…, o sea de bruto pasó a ignorante, Metamorfosis según Apple. Eehhh la huella de carbono, respondí… la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto, que en TU CASO, es el consumo de combustible de todos los aviones que tomaste y que produjeron CO2 y que se mide en masa (g, kg, t …) de CO2 equivalente (CO2e o CO2eq). Fue entonces cuando rosadito me dice, mira, yo soy milico y nosotros somos los únicos que decidimos morir “voluntariamente” por todos ustedes (o sea, a mi gusto fue su decisión), defender la patria. Mientras él seguía con su discurso dieciocheno, no podía creer lo que escuchaba y mi imaginación fabricaba, o sea, lo caricaturicé de la siguiente manera: Militar…amante de las armas, hediondo a pies, obvio con esos bototos que usan…horrorrrrrrrr… aunque no dejaba de pensarlo camuflado, atlético, viril, con la cara pintada, entre los matorrales…pero noooo… además este rosado pastel no tenía idea qué era la huella de carbono…, soy capaz de perdonarle todo, excepto eso, un insulto para mí.

Bueno, niñas, como Uds. tienen experiencia en este tipo de citas, el reloj parecía haberse quedado pegado….la hora no avanzaba y yo estaba desesperada por huir. En un instante encontré apropiado que pidiéramos la cuenta. El rosadito militar me dice, yo pago…noooo… ¿me vio cara de pobre? ¿Qué se cree? No tiene idea de quién es Apple!!!!, machista más encima!!! todo mal…y el broche de oro fue cuando paga y me dice: ¿vamos a comernos una parrillá? Nooooooo, qué invitación tan rasca para lo romántico que creía iba a ser, además yo que acababa de pasar un 18 sustentable y por ningún motivo en la vida mataría a un animal más allá de vez en cuando; fue entonces que corrí, me aguante el dolor en la rodilla y corrí como nunca antes lo había hecho…llegue a mi casa y lloré y lloré y lloré… Cómo extrañaba a mi amorrrrrrr!!!! y todo por mi afán de ser sustentable con el tiempo y con las citas para salir con un lindo, rosadito, primitivo y desconocido troglodita… así no se vale. Me amurro. Nos vemos.

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