No es un secreto que en las empresas donde la mayoría son hombres, algunas mujeres se sientan intimidadas o pasadas a llevar en ciertas ocasiones.
Quienes bien saben de esto, son algunas mujeres emprendedoras que presentaron sus proyectos en Silicon Valley, y les tocó lidiar con desubicados comentarios e incómodas situaciones de parte de hombres inversionistas.
Algunas de ellas se han atrevido a relatar sus historias en The New York Times dando los nombres de los que emitieron los comentarios, incluso se nombra a un inversionista y ex ejecutivo de Google.
“Los nuevos relatos subrayan cómo el acoso sexual en el ecosistema de las empresas emergentes tecnológicas va más allá de una sola compañía, es generalizado y está arraigado. Ahora, el hablar públicamente indica un cambio cultural en Silicon Valley, donde se había murmurado sobre tal comportamiento predatorio, pero nunca se había expuesto”, señalan en el sitio de noticias.
Acoso en las empresas tecnológicas
“Las emprendedoras son una parte crítica del tejido de Silicon Valley”, notó Katrina Lake, una fundadora y presidenta ejecutiva de Stitch Fix, una empresa emergente de venta de ropa en línea, quien fue una de las mujeres a las que acosó Justin Caldbeck de Binary Capital . “Es importante exponer el tipo de comportamiento que se ha reportado en las últimas semanas, para que la comunidad pueda reconocer y abordar estos problemas”, dice Katrina.
The New York Times revela que en una reunión tecnológica, donde la mayoría de los asistentes eran hombres, en Las Vegas en el 2009, Susan Wu, una emprendedora e inversionista, dijo que Sacca, un inversionista y ex ejecutivo de Google, sin que ella lo consintiera, le tocó el rostro en una forma que la hizo sentirse incómoda. Wu dijo que Justin Caldbeck también le hizo proposiciones sexuales cuando recaudaba fondos en 2010 y se esforzó mucho para evitarlo después, cuando se cruzaban en el camino.
“Hay un desequilibrio de poder tan enorme que es frecuente que las mujeres en el sector terminen en situaciones angustiosas”, señaló Wu.
Otra historia viene de parte de Sarah Kunst, una emprendedora de 31 años de edad, que en el 2014 dijo que habló sobre un posible empleo en 500 Startups, una incubadora de empresas emergentes en San Francisco. Durante el proceso de reclutamiento, McClure, uno de los fundadores e inversionista de esa compañía, le envió un mensaje por Facebook que, en una parte, decía: “Me estaba confundiendo al tratar de resolver si te contrataba o si te trataba de conquistar”. Finalmente, cuando se intentó tener contacto con él se informó que ya no estaba a cargo de las operaciones a raíz de una investigación interna.
En 2014 en San Francisco, Lisa Curtis, presentó su compañía de alimentos llamada Kuli Kuli. En ese momento le dijeron que su idea había ganado la mayor cantidad de aplausos del público, lo que le abría puertas para posibles inversiones. Lo extraño vino cuando al bajar del escenario, un inversionista de nombre Jose de Dios le dijo: “Claro que ganaste. Eres toda una ricura”.
Después de escuchar eso, la emprendedora publicó en Facebook sobre el intercambio de palabras, pero lamentablemente después, recibió una llamada de un inversionista distinto. Esta persona le dijo que si no quitaba la publicación, nadie en Silicon Valley le volvería a dar dinero para su negocio. Curtis borró la publicación y Jose De Dios dijo en un boletín de prensa: “Yo no hice una observación difamatoria”.
Finalmente, The New York Times afirma que es por este tipo de historias que se podría explicar por qué en las empresas de tecnología, donde la mayoría son hombres, a lo largo de la historia siempre se ha visto inclinado para un lado en términos de género. Y mencionan que “las emprendedoras recibieron 1.500 millones de dólares en financiamiento el año pasado, en comparación con 58.200 millones de dólares para los hombres, según datos de la firma PitchBook”.
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