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Ángel Santiago Covián, papá de cuatro hijas: “Me entusiasma la posibilidad que me da Manuela de tener una nieta con mi apellido”

El padre de la precursora de #LeyGala, nos cuenta cómo ha sido la experiencia de criar a cuatro mujeres, y del orgullo que le hace sentir que una de ellas esté luchando por conseguir una ley que permita que en Chile se pueda elegir el primer apellido de los hij@s.

Por Francisca Quezada

La relación de Ángel Santiago Covián Zor con la paternidad comenzó a sus 32 años. Hoy, el ingeniero comercial tiene 63 años, y una familia compuesta por cuatro hijas y su mujer.  

Y aunque asegura sentirse el hombre más afortunado y agradecido por la familia que formó, después del nacimiento de su cuarta hija, debió resignarse a la idea de que el varón no llegaría, y  que junto con esto, su apellido no podría trascender a otras generaciones.

Sin embargo, la posibilidad que el apellido de su padre se mantenga en el tiempo, podría convertirse en realidad prontamente, si se aprueba la #LeyGala, una iniciativa que busca una ley que permita elegir el primer apellido de los hijos en Chile, la cual es liderada por su hija Manuela Covian y su pareja, Diego Valenzuela.

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¿Le complicaba perder el apellido?

No tuve ningún problema con ésto y cuando decidimos con Elvira no tener más hijos, no recuerdo haber considerado esta “pérdida”. Independiente de ésto, hoy me entusiasma la posibilidad que me da Manuela de tener una nieta con mi apellido. También en esto influye que la figura de mi Padre, que lo perdí siendo muy pequeño, ha sido muy importante para mí, hasta hoy, y esto me hace recordarlo.

¿Qué le parece que Manuela y Diego quieran anteponer el apellido Covián a su nieta Gala? 

Me emociona, porque siento que Manuela lo hace en parte por mí, por orgullo de sus ancestros y por la generosidad de Diego, que aunque sé que él es muy abierto, la costumbre que todos tenemos es que los hijos lleven nuestro apellido paterno al comienzo.

Por otro lado, me enorgullece que Manuela defienda con tanta determinación la posibilidad, para padres y madres, de elegir el orden de los apellidos en sus hijos, lo que es parte de la libertad y de la necesaria igualdad de hombres y mujeres. En todo caso, esta firmeza o determinación de Manuela para defender lo que quiere no me sorprendió, recuerdo que alrededor de sus 20 años decidió irse a estudiar a España, y no estoy seguro si me convenció, u “obligó”, a estar de acuerdo con ella.

Si fuera padre de varones, ¿habría estado de acuerdo con una idea así?

¡¿Por qué me hacen preguntas tan difíciles?!  Lo habría aceptado, pero reconozco que habría sido más fácil seguir con la tradición, ya que no hubiese tenido ni que pensarlo. Pero, independiente a mi caso personal, estoy totalmente de acuerdo que padre y madre deben tener la posibilidad legal de elegir el orden de los apellidos de sus hijos.

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 Ser padre de niñas

¿Cómo ha sido la experiencia de ser padre de niñas?

Me siento totalmente realizado como padre con ellas. He podido participar en toda sus etapas de crecimiento, en sus estudios, actividades deportivas, conocer sus amistades y estar siempre presente y dispuesto a ayudarlas. Ellas me han hecho sentir que soy parte de sus vidas, de sus decisiones y saben que las apoyo incondicionalmente, aunque no necesariamente esté de acuerdo en todo. 

¿Qué le han enseñado sus hijas?

Sé que va con los tiempos, pero mis hijas desde muy chicas me han enseñado, en la práctica, que hombres y mujeres son iguales en cuanto a tener los mismos derechos y capacidades, exigencias y obligaciones. 

¿Qué tiene de dulce y agraz ser padre de niñas?

No puedo ser muy objetivo, ya que no he tenido otra experiencia, pero parece que hay sólo ventajas. Siempre se han llevado muy bien entre ellas y esto ha hecho que el ambiente en general en la casa haya sido muy tranquilo, pese a tener todas ellas caracteres muy distintos. Lo más complicado, dado seguramente por ser muy aprensivo, es  que cuando eran chicas me obligaba a ir a dejarlas a todos lados por miedo a que les pasara algo. 

También puede que me haya costado ver aparecer los primeros pololos. Aunque según Elvira, mi señora, aún no se me hace fácil. Estoy trabajando en ello.

Ángel Santiago Covián Zor y sus cuatro hijas cuando pequeñas. Imagen: Cedida por familia.

Ángel Santiago Covián Zor y sus cuatro hijas cuando pequeñas. Imagen: Cedida por familia.

¿Siente que le hizo falta el varón?

Sí, quería tener niños y niñas. Y cada vez que Elvira estaba esperando guagua pensaba que sería hombre. Incluso, antes que naciera Javiera (la hija menor), hicimos un tratamiento con un médico que controlaba la temperatura corporal de Elvira y me decían el momento en que estaba más apta para concebir un hijo. Me tenían que avisar para llegar a tiempo a mi casa a hacer las tareas. Hoy con celular hubiera sido más fácil. 

Pero no creo que me faltara haber tenido un hijo; me siento conforme como padre de mis hijas. Tampoco me puedo quejar, hoy tengo tres nietos, y muy pronto mi primera nieta, Gala Covián.

¿Qué debe saber un hombre que acaba de tener una niña como hija?

Que lo principal es quererla, respetarla y entenderla. Esto se traduce en dedicarle tiempo, hacer actividades con ella, aceptar sus particularidades y especialmente cuidarla y enseñarle a cuidarse a ella misma. 

Otro aspecto importante para mí es inculcarles que lleguen a ser autosuficientes, que en el futuro sean capaces de mantenerse a sí mismas y a sus hijos, sin tener que depender de otras personas.

Y en el período de la adolescencia, sólo les puedo recomendar paciencia, paciencia y más paciencia. Mis hijas del medio fueron un terremoto cuando estaban en el colegio; no recuerdo cuántas cuotas de incorporación tuve que pagar y cuántos uniformes distintos tuve que comprar. Menos mal que la mayor y la menor fueron muy tranquilas, aunque hoy parece que han cambiado.

Ángel Santiago Covián y su hija Manuela Covián. Imagen: Cedida por familia.

Ángel Santiago Covián y su hija Manuela Covián. Imagen: Cedida por familia.

¿Cuál cree que es el mejor consejo que un padre le puede dar a sus hijas?

Que sean capaces de valerse por sí mismas y que hagan todos los esfuerzos por realizarse en todos los aspectos.

¿Qué es lo más difícil de vivir entre mujeres? ¿Y lo mejor?

Lo mejor ha sido que estaban mucho en la casa con nosotros, creo que los niños tienden a salir mucho más, y siempre invitaban a muchos amigos, lo que era muy entretenido. Además todas mis hijas se llevaban muy bien entre ellas, lo que generaba en muy buen ambiente. A mí lo que más me costó, especialmente en su adolescencia, fue lograr ponerme en el lugar de ellas y entenderlas, tratando de no equivocarme.

¿Cómo se vive el Día del Padre entre mujeres?

Por supuesto me siento el centro del universo por algunos minutos, o segundos, luego monopolizan la conversación y participo pasivamente, entonces puedo escabullirme y jugar con mis nietos.

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