La Academia tartamudeó, aunque terminó consagrando El Discurso del Rey
Al Oscar lo que es del Oscar. Si durante la última década pudo argumentarse legítimamente que el gusto de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas se hacía irreconocible o que los votantes estaban cediendo sin más a los fenómenos del momento (ya se tratara de la tercera parte de El señor de los anillos… Sigue leyendo»