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Independencia laboral: la tendencia que une maternidad y trabajo

Mujeres profesionales, jóvenes y con hijos que deciden dejar el mercado laboral tradicional para compatibilizar la maternidad, de la mano del emprendimiento en nuevos terrenos. Esta es la forma que tiene la mujer moderna de mezclar dos mundos. Algo que por mucho tiempo se pensó imposible.

Por Maria Jose Blanco

De una multinacional tabacalera a crear Effortless Chic

María Paz Blanco se tituló en Psicología en la Universidad Adolfo Ibáñez, y a diferencia de sus colegas clínicos, se fue por el camino empresarial. Trabajó ocho años en la multinacional encargada de todos los cigarros del país, conocida como British American Tobacco. La asignaron por un tiempo en Londres y en sus ratos libres se dedicó a estudiar asesoría de imagen. “Lo hice para aumentar el networking, para aprender algo que me gustaba, siempre me ha gustado la relación entre la psicología y la moda, que es lo que yo veo”.

Con perfecta proyección ejecutiva tras ocho años de trabajo, prefirió su rol de madre. “De cierta forma sentía que no tenía que renunciar a uno para tener lo otro, que es lo que muchas piensas y que creo que es así”.

Ella trataba de hacerle la vida más fácil a las mujeres embarazadas de la empresa cuando la suya era incompatible. “Hay cierta flexibilidad que las empresas entregan, pero si el rol es el mismo, es super difícil de llevar a cabo”. La llegada de su segundo hijo fue clave. “Recuerdo que eran las 20.00 de la tarde, cuando teniendo que sacarme papa en el baño dije “sabes qué, esto no da para más. Sentí que había algo que estaba mal”, cuenta la creadora de Effortless Chic.

Lo que María Paz quería y necesitaba no era dejar de trabajar, sino más tiempo. Tiempo para ser mamá, tiempo para desarrollar su carrera, tiempo para ser mujer. “Hoy más que nunca la mujer está súper sobreexigida desde los distintos entornos. Desde la sociedad, desde la familia, me parece que el rol de la mujer es complejo y para ellas conciliar todas estas variables se torna algo muy estresante. Desde ese punto de vista a nivel social, creo que que efectivamente hay una presión que antes no se tenía“.

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María Paz Blanco, de Effortless Chic.

Emprender de lo tradicional

Comenzó trabajando vinculada cien por ciento a la búsqueda de información y levantamiento de Tendencias en Prolam Young & Rubicam. Pasó por 7veinte y luego en una consulta a cargo de proyectos con empresas de diversas industrias de energía. Fue en ese momento que Macarena Huneeus comenzó a repensar su estadía en el mercado laboral  ‘tradicional’.

Cuando estaba trabajando entre la consultora y JustPeople quedé esperando a mi primer hijo. Eso fue decisivo ya que quería un trabajo idealmente medio día, así podía estar más con él. Finalmente dejé la consultora”. Actualmente, Macarena trabaja de forma independiente asesorando empresas, desde desarrollo de estrategias y campañas a servicios de Community Manager, entre otras cosas. Tuvo el apoyo de todos. “Principalmente de mi marido y familia. Mis hijos están felices. Saben que la mamá trabaja desde la casa o un café, y que su oficina es su celular y computador. Esto me permite estar en todos lados con ellos”, cuenta. Sus clientes son variables. ONG’s, blogs, personas públicas y tiendas de decoración, moda y niños. “Yo decido con quienes trabajar, ya que de cada experiencia y después de varios años, ya sé quién es el mejor en cada área”, agrega.

Macarena Hunneus, de Just People, trabajando y compartiendo con sus hijos.

Macarena Hunneus, trabajando y compartiendo con sus hijos.

The Deco Journal, gusto por el diseño

Al igual que las demás, María José Ramdohr trabajaba como subgerente comercial en una empresa importadora paralelamente cuando se unió al proyecto de The Deco Journal. Antes de que terminara el post natal de su segundo hijo para volver a trabajar jornada completa, se dio cuenta del potencial que tenía la plataforma web de arte, arquitectura y diseño. El proyecto estaba recién empezando. Había que crear la empresa y la estrategia para crecer en todo sentido junto a su socia, Josefina Petrinovic.

Al terminar el post natal, María José dio el salto. “Trabajando en ambas cosas no le podría haber dado la dedicación que necesitaba”, cuenta.  

María José Ramdohr junto a su socia Josefina Petrinovic, de The Deco Journal.

María José Ramdohr junto a su socia, Josefina Petrinovic, de The Deco Journal.

Las Catalinas de Olinalá

A diferencia de las otras, Catalina Ramos, arquitecta, tuvo su primera hija a los 19 años, mientras cursaba tercer año de universidad. “Viví instintivamente la maternidad. No tenía un momento reflexivo suficiente como para tomar otra decisión aparte que terminar de estudiar”. Con 30 y una madurez distinta, llegó Julieta, su segunda hija. Junto a ella también llegaron los cuestionamientos sobre nuevos horizontes.

“Cuando estás inserto en el mercado y lograste destacar, ganar seguridad y ya se sentiste desarrollada laboralmente, con la llegada de los hijos se te mueve el piso y te preguntas “¿cómo lo hago para seguir desarrollando lo que me gusta, tratando de ser lo más presente en la familia?”, se preguntó Catalina. 

En aquellos horizontes figuraba su amiga de la misma universidad y mismo nombre, Catalina Jara. “Las Catalinas” como les dicen sus clientas, vienen de lados opuestos. La primera del mundo privado, y la segunda del público, pero ambas sintieron lo mismo.

Quería ser mamá y además me quería probar. Nosotras venimos del mundo creativo y nuestros trabajos también se alejaban de esa creatividad”, cuenta Ramos. “Queríamos probar un espacio donde poder desarrollarnos. Necesitaba poner mi creatividad en algo, no puedo seguir en esto administrativo. Necesito diseñar, buscar mi vocación. Y eso no me lo iba a dar el trabajo estable que tenía”, agrega Jara.

Catalina Ramos y Catalina Jara, de Olinalá.

Catalina Ramos y Catalina Jara, de Olinalá.

Salir del status quo

Varinia Signorelli es psicóloga clínica de medio tiempo y directora de Supermadre.net, un sitio que busca psicoeducar e informar sobre diversos temas relacionados a la vida de la mujer y al desarrollo físico y emocional de niños. Antes trabajaba ocho horas, de lunes a viernes, como psicóloga educacional. Así fue durante diez años. Cuando su hija cumplió seis, comenzaron las mismas preguntas que María Paz, Macarena, María José y las Catalinas tuvieron que responder. “Empecé a preguntarme qué era lo que quería para mi vida y para la de Emilia”.

El 2014, tras una perder un bebé durante su segundo embarazo y que además la tuvo al borde de la muerte, Varinia decidió junto a su marido cambiar el ritmo de vida. A los seis meses volvió a quedar embarazada, y con cinco meses de gestación, se fueron a vivir al sur.

Uno de los miedos que tuvo que derribar al partir a Puerto Varas fue perder su red de  apoyo. Familia, amigos, sus calles. Los domingos de teatro con su hija. La estabilidad económica. “Nosotras nos bancamos todo pero queremos que nuestros hijos no se vean afectados. Por eso muchas veces nos quedamos en status quo. Por ellos, pero no. Cuando uno no sabe qué hacer, creo que lo peor es quedarse ahí mismo. Es en ese preciso momento cuando uno debe moverse”.

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La historia de todas estas profesionales, de distintas áreas, se juntan en un mismo camino: decidieron dejar su trabajo para dedicarse a la maternidad, pero sin dejar de trabajar. Aquella decisión personal sobre su vida no fue solo de ellas, sino de un equipo. ¿Por qué? Porque el ingreso con el que ellas aportan al mantenimiento económico de la familia se ve disminuido. Es dejar una estabilidad económica por algo incierto, por eso es fundamental el apoyo de la pareja. 

Las familias actuales han tenido una especie de vuelta de tuerca. El padre ya no es el proveedor de dinero, el que llega tarde a leer el diario y a que le sirvan comida. Es un padre que cría. La madre ya no se queda en la casa criando únicamente a los hijos y esperando a servirle al marido. Es una madre proveedora. “Nuestros maridos son clave, porque son ellos los que también nos dicen “dale, vamos con esto, ahí nos ajustamos“, dice Catalina Ramos. Ahora se apuesta por un proyecto familiar, donde ambos padres puedan estar, donde ambos puedan proveer, conocer y saber lo que pasa día a día en sus familias.

Por otro lado, es latente la independencia que las mujeres buscan. Se trata de un modelo familiar mucho más equitativo. Ambos crían. Ambos aportan al núcleo familiar. Ambos tienen independencia económica. “Es súper importante tener mis propios ingresos, porque creo que es clave para todas las mujeres. El sentir que aportamos con algo, el no tener que pedir permiso para comprarnos nuestras cosas. Me parece una lata tener que pedirle al marido que te pase plata. No me imagino en la figura de mantenida. No lo encuentro terrible ni tampoco la repudio, simplemente no va con mi personalidad”, dice María Paz Blanco, de Effortless Chic.

La riqueza del tiempo

Una de las características comunes que tienen estas seis mujeres profesionales, es que aprendieron a combinar roles, a convertirse en pulpos multifuncionales. “Es difícil al final sentir culpa por no estar presente o frustración por no poder desarrollarse como mujer o profesional. Por eso al final es una decisión personal y súper honesta que uno tiene que tomar y el resto tiene que respetar”, confiesa Macarena.

Catalina Jara, de Olinalá, habla de una inversión a largo plazo. “Le estábamos dando lo mejor de nosotras al trabajo. Era mucho en tiempo y esfuerzo versus la familia. Cuando son los hijos chicos, el amor que uno les da es como una inversión. Esperamos que el amor vaya quedando guardadito en alguna parte. Para todo hay su debido tiempo”.

María José Ramdohr, de The Deco Journal, agrega que esto le da más validez a la figura de la mujer. “Hoy nos vemos en distintos puestos de trabajo que antes ni imaginábamos, pero siento que aún falta. Hay que ser muy perseverante, tocar las mismas puertas millones de veces, la vergüenza de ser tan insistente pasa a un quinto plano y hay que hacer oídos sordos a la gente que te dice y te critica tu proyecto sin estar metido de verdad”.

“Ni el lugar, ni la maternidad o la pareja te limita. Ni siquiera el estar sola. No hay límites. Los límites los pones tú”.

La reflexión de Varinia describe el punto exacto de lo que ellas sienten. No querían renunciar a lo que hacían profesionalmente, pero tampoco estaban dispuestas a renunciar a la maternidad. “Puse el acelerador en encontrar la forma de hacer las dos cosas. Soy demasiado inquieta y sabía que solo renunciar a mi trabajo estable, sin ningún proyecto claro que me llevara a seguir aprendiendo, entregando y haciendo, no me iba a ayudar a estar feliz”.

Se declaran hijas de madres que cambiaron los estigmas, aunque reconocen que con ello, se formaron otros. Se trató de algo cíclico. Antes, si no tenías hijos a los 30 años ‘se te pasaba el tren’. Ahora es el ‘¿cómo es que una mujer va a querer ‘volver’ a la casa y dejar la vida profesional y tradicionalmente exitosa para criar?. María Paz, Macarena, María José, Varinia y ambas Catalinas dejan un mensaje bastante claro. Quieren que las mujeres sepan que se puede hacer cualquier cosa, desde cualquier parte. “Ni el lugar, ni la maternidad o la pareja te limita. Ni siquiera el estar sola. No hay límites. Los límites los pones tú”.

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