Una de las situaciones que más frecuentemente veo en la consulta es la dificultad de algunos para decir no. Situación que se da ampliamente en el género femenino y que, en menor medida pero cada vez más, en el género masculino.
La razón: el miedo y la culpa de desagradar. Miedo que impulsa a decir que sí cuando quieres decir no; culpa que les lleva a retractar un no y terminar diciendo que sí.
Sea cual sea la emoción de base, la acción es la misma: pasarnos a llevar por priorizar el bienestar, deseo o felicidad de otro. A costa de disminuir nuestra autoestima y hervir en una rabia volcada hacia dentro, que a la larga se transforma en depresión o en algún arrebato o estallido cuando la presión excesiva impide contenerla más en nuestro interior.
La razón: el miedo y la culpa de desagradar. Miedo que impulsa a decir que sí cuando quieres decir no; culpa que les lleva a retractar un no y terminar diciendo que sí.
Decir y sostener un no, es parte esencial de nuestro amor propio y autocuidado. Escucharnos a nosotras mismas y ser fieles a nuestro estómago es quizás uno de los grandes desafíos para nosotras las mujeres, ya que nuestra biología y educación tiende a empujarnos a dejar de lado estos mensajes de nuestro cerebro emocional e híper empatizar con los demás.
Y dado que, como saben, la educación en Inteligencia Emocional es una de mis grandes pasiones, les dejo otro de mis videos asociados a la serie de Netflix “13 Reasons Why”, que les puede ser de gran utilidad para hablar de la importancia de los límites a los más jóvenes.
Teniendo en cuenta que la adolescencia es en una etapa dónde desagradar a los demás y correr el riesgo de ser excluido socialmente, es el temor de la gran mayoría y la razón por la que terminan diciendo que sí, cuando quieren decir no.
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