Según lo define la Organización de las Naciones Unidas, la violencia de género no solo tiene que ver con golpes y maltrato verbal. Si no que tiene que ver con “todo acto que tenga como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres”, esto incluye las amenazas y las coacciones.
Y uno de los canales más frecuentes del último tiempo, para ejercer este tipo de violencia, suelen ser las redes sociales, como Twitter, Facebook, Instagram y Whatsapp.
La psicóloga y educadora Ianire Estébanez, coautora de un estudio para el Gobierno vasco sobre sexismo en las redes sociales, explica a Verne de El País, que es muy frecuente que a través de estos canales se produzcan “las mismas situaciones que se dan en otros contextos sociales”.
Por lo tanto, frases del tipo: “Envíame una foto para saber qué llevas puesto y dónde estás”, “No me ha gustado esa foto que has colgado en Instagram”, “He visto el doble check azul hace más de una hora. Si has leído mi mensaje ¿por qué no me contestas?”, serían una muestra de lo que la profesional define como las “nuevas violencias” machistas, que define en tres tipos: violencia de control, ciberacoso sexual y ciberacoso sexista
Nuevas formas de violencia machista
1. La violencia de control : “si no tienes nada que ocultar, déjame leer tu WhatsApp”
La tecnología “favorece este tipo de violencia, hace más sencillo” cuenta Paz Lloria, codirectora del máster en Derecho y Violencia de Género de la Universidad de Valencia.
En esta etapa, se controlan las amistades, conversaciones, peticiones para borrar fotos que la persona considera inapropiadas, e incluso, pedir fotos para saber dónde está el otro. “Se sigue por estos medios con los celos y la idea de posesión”, agrega Estébanez.
Por otro lado, la Fundación Mujeres indica que este tipo de actos les quita libertad y autonomía a las mujeres además de generarle miedo al desobedecer a su pareja.
2. El ciberacoso sexual: “¿por qué te pones así? Solo quiero conocerte”
Ianire Estébanez habla sobre las “solicitudes de amistad unidas a un comportamiento o acoso sexual” que reciben las mujeres a través de las redes sociales.
Además agrega que “ser chica es el motivo por el que hombres se permiten el derecho de enviarles mensajes, intentar conseguir sus fotografías o vigilar sus perfiles en busca de informaciones íntimas. Es un acoso que puede ser constante, no hay consentimiento y cuando se les pide que paren, siguen insistiendo”, enfatiza
El estudio menciona que es “algo que ocurre en las redes sociales, inevitable, que toca por ser chica o mujer”. Esta normalización no permite percibir estas situaciones “como un acto de violencia asociado al género”.
3. El ciberacoso sexista: “mira a esta mujer”
Otro tipo de violencia tiene que ver con los insultos y humillaciones. En este sentido, Estébanez hace referencia en aquellos que usan contenido para viralizar. “Además del agresor que lo ha iniciado todo publicando una foto sin permiso, o un vídeo o unos insultos, hay personas que reenvían y comparten estos contenidos”, cuenta.
“Si alguien cuelga la foto de una mujer en las paredes de la universidad tiene un alcance más limitado que si comparte la misma foto en redes sociales y WhatsApp”, agrega Lloria.
¿De quién es la culpa?
Paz enfatiza que “no hay que culpar a la víctima. Si un hombre difunde la imagen de una mujer, no es culpa de ella, es responsabilidad de quienes comparten la foto”.
Además, señala que las adolescentes están más expuestas a este tipo de violencias “porque son quienes más usan estos medios”.
Ianire por su parte, explica que aunque las redes sociales se han convertido en nuevos canales para ejercer violencia de género, también son una herramienta perfecta para difundir y hacer públicos este tipo de situaciones.
“Muchas mujeres pueden hablar de lo que les pasa y denunciar de forma colectiva. Pueden ser una red de apoyo”, finaliza.
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