Hace un año Mey Santamaría tomó la decisión, junto a su marido, de ser parte de las “Familias de Acogida Especializada” del Sename.
Un programa que tiene por objetivo, “brindar protección, afecto y atención especializada para reparar el daño de los niños y niñas de 0 a 6 años, y de sus hermanos, que por decisión judicial hayan sido removidos de su familia de origen debido a que sufrieron vulneraciones como abandono, violencia sexual u otras formas de maltrato físico y/o psicológico”, según informan en su sitio Web.
La llegada de “Chinito”
“El chinito”, como lo llama cariñosamente, “llegó el año pasado teniendo poquito tiempo y llevamos un año con él”, cuenta Mey.
Sobre cómo comenzó esta historia, la modelo recuerda que tras visitar uno de los hogares del Sename se dio cuenta que debía hacer algo por esos niños. Fue así como un día llegó a su casa y le dijo a su marido que se había inscrito en la FAE.
“Le conté que es un programa donde vamos a cuidar y darle protección a una guagua que ha sido vulnerada o abandonada (…) Me dijo que íbamos a sufrir mucho. Pero le dije que debíamos manejarlo y trabajarlo, porque somos adultos, podemos manejar lo que sentimos. Los que no pueden manejar lo que sienten y el abandono son los niños”, relata la modelo.
“Mi marido siempre me ha dicho que su objetivo en la vida es hacernos felices a mi hijo y a mí. Le dije que yo no podía ser feliz si no me apoyaba en esta causa. Porque acababa de ver a los niños, y me había dado cuenta de la necesidad que tienen de tener apego y cariño, mientras están en el proceso y esperan a sus padres adoptivos o vuelven con los biológicos. Y cuando le dije lo que había visto y lo que había sentido, mi marido no lo dudó y me dijo, ‘okey negra yo te apoyo, vamos y que sea lo que sea, en el camino nos tendremos que ir preparando y agarrar fuerza, pero como siempre cuenta conmigo’”, recuerda Mey.
La separación
En los próximos días, Mey y su familia deberán entregar al pequeño a sus padres adoptivos. Sabe que no será fácil, pero dice sentirse preparada y feliz.
“Ahora estamos en el minuto de la fase final, y con esa sensación de dulce y amargo. Pero en el fondo estamos tan felices porque lo amamos tanto y lo queremos tanto, que sabemos que lo mejor que puede pasar es que llegue luego a los brazos de sus papás”, asegura la modelo.
Aunque reconoce, que cuando llegue el minuto de dejarlo partir le va a doler y va a llorar mucho. “Lo voy a extrañar muchísimo, porque lo amo con todo mi corazón como si fuera mío. Pero a la misma vez, he estado preparándome para entender y poner mis ideas claras acorde a lo que estoy haciendo. En el fondo mi objetivo es que este bebé vaya a sus padres. Todo el mundo me dice ‘ay que valiente eres’, pero la verdad, lo único que se necesita es capacidad de amar tanto a otra persona que le deseas lo mejor”, asegura.
Y agrega que, “quiero que todo sea felicidad, porque para él y los padres que están esperando va a ser uno de los minutos más importantes de su vida, entonces para mí también va a ser súper importante (…) Estoy trabajando todos los días de mi vida en función de que en ese momento, toda la energía que circule en el lugar sea de mucho amor, de felicidad y entrega absoluta”.
Una experiencia para repetir
Para la cubana radicada en Chile, es importante dar a conocer su experiencia en el programa de “Familias de Acogida”, ya que hay quienes quieren serlo, pero les da miedo tener tanto tiempo a un bebé para después tener que separarse.
Mey no esconde que lo más difícil es, “cuando la guagua empieza a identificarte como su mamá. Entonces ahí es cuando empiezan las complicaciones, porque te das cuenta que empieza a doler cuando te dice ‘mamá’. Sabes que lo tienes que dejar ir, y te empieza a doler darte cuenta que los papás se están perdiendo etapas que tu estás disfrutando de ellos”.
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Pero a pesar de lo anterior, la modelo asegura que le encantaría recibir a un bebé de nuevo. “En el mismo minuto en que mi Chino se vaya, quiero sacar a otro bebé y cuidarlo. Todo el mundo dice ‘ay pero que difícil, tomate un tiempo’, y yo digo que me voy a tomar un tiempo en la medida que mi marido y mi hijo lo necesiten. Pero si por mi fuera, yo sacaría el mismo día a otra guagua. Sé las necesidades que hay y la cantidad de niños que hay dentro del Sename y en distintos hogares (…) Y viví en carne propia con mi bebé, los cambios gigantes que tienen estos niños, como se transforman de un mes a otro, debido al afecto de estar en un hogar con una familia”.
En cuanto al temido momento de la separación, Mey dice que es clave “pensar más allá de su propio ombligo. Tienes que pensar en el bienestar de los niños, en su interés y lo que es bueno para él. Entonces cuando tú te enfocas y te conectas con eso, se hace mucho más fácil la tarea”, finaliza.
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