No es un secreto que una gran parte de los niños no son buenos para comer. Sin embargo, una mala alimentación puede perjudicar el crecimiento y desarrollo del menor y esto es lo que muchos padres temen.
Para ayudarte con esta tarea, Karina Navarro, psicóloga de Centros Médicos Vidaintegra, entrega recomendaciones para que los padres se aseguren de que el niño esté consumiendo la cantidad de fibras y nutrientes necesaria para esta etapa.
Según la experta el primer paso que deben realizar los padres, si ven que su hijo no se está alimentando adecuadamente, es llevarlo a un pediatra o nutriólogo infantil, “ya que es la persona indicada para señalar si el menor se encuentra bien nutrido, con el peso adecuado de acuerdo a su altura y edad”.
La doctora es enfática en señalar que durante esta etapa nunca se debe obligar al niño a comer, ya que esto solo empeorará la situación. “Debemos evitar que la alimentación sea una situación tensa, porque puede provocar un mayor rechazo a la comida y también podrían comenzar a aparecer dinámicas disfuncionales a nivel familiar, como son las amenazas y los castigos severos”, explica.
Otra equivocación que cometen los padres es suplir esta alimentación con comida chatarra, además de no tener un horario claro para cada comida. “Los niños no tienen un manejo del tiempo, es decir, se basan en señales o conductas, por lo tanto una rutina bien establecida permite organizar el día para que el menor vaya comprendiendo de manera natural que la alimentación es parte del quehacer diario”, señala la especialista.
¿Cuándo preocuparse? Si vemos que el niño no está comiendo, ni siquiera la comida que antes le gustaba y al mismo tiempo presenta una baja de peso o decaimiento, hay que llevarlo inmediatamente a un especialista.
Sin embargo, no solo hay que poner ojo en los niños, sino que también en los adolescentes, ya que es una etapa donde están muy preocupados de su imagen. “Es fundamental que los padres los apoyen y orienten, así será menos probable que afloren trastornos alimenticios muy difíciles de rehabilitar como son la anorexia y la bulimia, que a esta edad son más visibles”, indica la psicóloga.
Consejos para prevenir una mala alimentación
– Para evitar complicaciones en el futuro, es recomendable acostumbrar a los niños desde pequeños a comer de todo.
– Comer siempre en familia, así el niño ve un ejemplo en los mayores.
– Hacer parte de la cocina a los niños e invitarlos a cocinar comidas saludables, aprovechando de introducir los alimentos que necesitan pero no consumen por su aspecto.
– Eliminar el uso de aparatos electrónicos en la mesa, así los niños ven y disfrutan lo que están comiendo.
– Tener en cuenta que ante cualquier malestar como resfrío, dolor de estómago o patologías bucales, se inhibe el deseo de comer, por lo tanto, si no tiene hambre no necesariamente será porque el niño es malo para comer.
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