El mayor acceso a la educación superior y la entrada al mundo laboral han provocado que las mujeres en Chile retrasen la maternidad. No obstante, tratar de embarazarse sobre los 35 años es más complejo de lo que parece. Eso, porque la cantidad y calidad de los óvulos en los ovarios es finita y disminuye con la edad.
“Esta postergación hace que diagnostiquemos cada vez con mayor frecuencia una infertilidad secundaria, debido a una mala reserva ovárica”, explica el doctor Diego Masoli, ginecólogo de la Unidad de Medicina Reproductiva de la Clínica Las Condes.
En estos casos se puede acceder a tratamientos de alta complejidad, como la fertilización in vitro (FIV) o la inyección intracitoplásmica de espermatozoides (ICSI), que se pueden hacer con huevos propios o con huevos donados, si es que la reserva ovárica es muy baja, la edad de la paciente es avanzada o si se ha evidenciado una baja en la calidad de sus propios huevos.
“En el caso de pacientes con edad avanzada, sobre los 43 años, o con muy baja reserva ovárica, el tratamiento de fertilización in vitro con huevos donados aporta las más altas tasas de embarazo, ya que la probabilidad de embarazo depende siempre de la edad y la calidad de los huevos”, indica el especialista.
Así, la probabilidad de embarazo con la FIV ronda el 48% cuando es con huevos propios y sobrepasa el 55% cuando se utilizan huevos donados.
De acuerdo al doctor Masoli, la FIV con ovodonación se recomienda en mujeres que no tienen huevos disponibles en los ovarios, ya sea porque estos se han acabado como parte de la evolución biológica natural o porque los han perdido en forma prematura (por falla ovárica prematura o menopausia precoz, por ejemplo).
“Estas pacientes necesitan recibir huevos de otras mujeres jóvenes y sanas para poder hacer una FIV y generar embriones de óptima calidad para intentar el embarazo”, sostiene.
¿Quiénes pueden ser las donantes?
El especialista explica que las mujeres que donan óvulos deben ser pacientes sanas, sin antecedentes familiares de enfermedades hereditarias y de entre 21 y 30 años, rango en que la calidad y cantidad de gametos es mayor.
Se reclutan entre universitarias que estudien o trabajen y son seleccionadas luego de una evaluación psicológica y médica. El equipo médico, que incluye psicóloga y matrona, hace un pareo entre donante y receptora, considerando el grupo de sangre y el aspecto físico.
Una vez decidida la donante, se le estimula la ovulación y se extraen los huevos, los que son fertilizados con los espermios de la pareja de la mujer receptora.
El proceso de ovodonación se realiza de manera completamente anónima, tanto para la receptora como para la donante. Además, se toman todas las medidas necesarias para que no exista contacto entre ambas participantes durante todo el tratamiento.
¿Te gustaría ser donante?
Si cumples con los requisitos y te interesa donar tus óvulos para ayudar a alguien más a ser mamá, te animamos a que te contactes con la Unidad de Medicina Reproductiva de Clínica Las Condes acá. Podrías hacer la diferencia en la vida de muchas mujeres.
Casos de éxito de la UMR de la Unidad de Medicina Reproductiva
“Sin la participación de un equipo médico y tecnológico como el que existe en la UMR, y toda la contención emocional necesaria para vivir el proceso, yo no podría haber sido mamá”. María José Illanes, mamá de Esperanza (6 años) y Lucas (4 años) ambos nacidos con tratamientos efectuados por la UMR.
“A mí la UMR me ayudó a ser mamá por segunda vez, porque pese a que yo me embaracé en forma espontánea de mi primer hijo, cuando quisimos tener el segundo, no nos resultó. La atención que recibí fue siempre muy personalizada, con mucho cariño y bien formulada, en el sentido de que se comienza con técnicas de baja complejidad para luego ir subiendo en la escala de acuerdo a las respuestas de cada organismo, y finalmente cumplir tu sueño de ser madre”. Soledad Quiroz, mamá de Felipe (6 años) y Olivia (2 años).
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