Francisca fue una de las niñas abusadas sexualmente en el jardín infantil “Hijitus de la Aurora” de Vitacura. Claudio -28 años- su padre cuenta lo difícil que ha sido la situación para él, su familia y cómo ha debido manejar los sentimientos de culpa que lo aquejan.
Claudio y Francisca (4 años) son nombres inventados. Toda la situación de su hija es tan pública que, dentro de lo posible, prefiere mantener el anonimato. Sabe que su hija crecerá y en algún momento, esta historia la puede perjudicar. Claudio está cansado. Como hombre de la familia, debe estar ahí para su señora Andrea, para su hija Francisca y para la menor, Macarena. Sus mujeres lo necesitan y él no puede, ni quiere, flaquear.
Hace sólo una semana su hija contó los abusos que habría cometido con ella José Manuel Gómez, profesor del jardín infantil Hijitus de la Aurora, hijo de la dueña del establecimiento y profesor de computación. Hasta ahora, es el único inculpado por abusos reiterados a menores y se encuentra en prisión preventiva mientras dure la investigación.
“Francisca es súper buena para guardar secretos, si le dicen que no cuente, ella no dice nada. Por eso ahora recién, hace una semana, contó lo que le habían hecho”. Claudio cuenta que según los psicólogos, había que esperar que la niña rompiera el lazo afectivo con el abusador. “Ella no habla mal del tío Manuel. Él le llevaba regalos y le decía que todo era un secreto. Por eso la niña no contó nada”. Prefiere no dar detalles de los relatos de su hija, todo es parte de la investigación y los antecedentes están en la Fiscalía Oriente.
Hasta hace una semana Claudio pensaba que su hija pudo ser alguno de los niños que se salvó de los abusos. Para él, Francisca estaba bien. “Sí había tenido cambios de conductas pero con mi señora las relacionábamos con que la niña percibía cosas dentro de la familia como que su abuelo estaba súper enfermo y no podía jugar con ella. También notamos un cambio de tipo sexual, investigamos y estaba dentro de lo normal de una niña de 4 años que empieza a descubrir su cuerpo”.
“NO SOY CULPABLE PERO SIENTO UN GRADO DE RESPONSABILIDAD”
Las emociones están confundidas. Claudio siente rabia, pena, dolor, responsabilidad y hasta un cierto grado de culpabilidad. “No me siento culpable porque no lo soy, pero si me siento mal en no haberla tomado en cuenta. Unas cuatro niñas más del colegio tuvieron los mismos cambios de conductas que Francisca. Cómo ninguno de los padres nos dimos cuenta de eso… Es necesario tomar más en cuenta a los niños, escucharlos, saber qué hacen, con quién están efectivamente… Me arrepiento de muchas veces no haberla escuchado porque estaba pendiente de otra cosa. Por eso me siento culpable, por eso me siento mal”.
¿Cómo hace un padre para no transmitirle sus temores a su hija? “Escuchamos lo que con su inocencia nos cuenta, quedamos bloqueados frente a ella y de ahí, solos, lloramos”. Para que Francisca confiara en ellos y comenzara a romper el lazo con su abusador, los psicólogos les recomendaron que le hablaran con la verdad. Así lo han hecho y así mismo se han sorprendido con los relatos de su hija. “Cuando le dijimos que el tío Manuel estaba preso porque hizo algo malo, lo primero que dice fue ¿Por qué le tocó el poto a…? O sea, ella sabía lo que le hacían a ella y a sus compañeros. Así que le dijimos que mientras ella contara todo lo que supiera, todos los de su curso iban a estar bien. ¿Cómo te puede ser indiferente un comentario así? Nosotros quedamos para adentro“.
Andrea, su esposa, es la más afectada. “Yo siento que la tengo que apoyar a ella. Obvio que todo esto es terrible para mí también, pero yo debo apoyarla y como pareja estamos súper unidos”. Claudio cuenta que es ella quien más sufre. “Obvio que se puso un poco paranoica, pero es lógico. Yo le digo ¿qué vamos hacer? La vida tiene que continuar lo más normal posible”.
LO QUE VIENE PARA FRANCISCA
Desde que se confirmaron los relatos de Francisca, ella está siendo sometida a una reparación psicológica. Según nos explica Claudio, se trata de arreglar lo que psicológicamente se dañó. “Mi hija no ha tenido trastornos muy difíciles de reparar. Por ejemplo, hay niñitos que ahora controlan su esfínter. Francisca si comenzó a hacerse pipi de noche y ya están en eso. Los cambios más fuertes fueron los de conductas. Mi hija se puso más agresiva, muy agresiva y ella no es así. Es una agresividad con un poco de rabia creo yo. Para arreglar todo eso, es que está en terapia”.
Andrea y Francisca van al psicólogo. Claudio va cuando se lo piden.
Desde que se enteraron de lo que sucedía en el jardín infantil de su hija, Francisca está en la casa. “Ahora ya se acostumbró a no ir al jardín. Eso sí que extraña mucho a sus compañeras que, por motivos de investigación, no pueden verse para que no se influyan en las declaraciones”.
La rutina de Francisca en su hogar ahora es mucho más controlada. “Tampoco la podemos tener encerrada en la casa para que nadie la vea. Por eso, la sacamos a la plaza, a jugar y andar en bicicleta”.
Claudio tiene la esperanza que su hija no recuerde nada de este episodio. “Según los especialistas, desde los 6 años que uno empieza a tener memoria. Antes que eso, es muy poco lo que uno recuerda. Lo único que quiero es que esto se le olvide y lo supere. Yo veré cómo lo hago”.
“El jardín no se ha pronunciado”
Es lógico pensar que ningún apoderado quiso llevar a su hijo al jardín infantil “Hijitus de la Aurora” luego que se supo que un profesor abusó sexualmente en reiteradas ocasiones de los niños. Pero la directiva del establecimiento no lo entendió así. Claudio cuenta que un par de días después que se hizo público el caso, mandaron un mail lamentando lo sucedido pero confirmando que el jardín infantil sigue con sus clases normales y que esperan que pronto todo se solucione.
“De hecho, ni siquiera se han comunicado con nosotros, los padres. Nada de ayuda psicológica, una disculpa o algo. Nada. Tampoco quiero tener relación con esa gente, pero es insólito que el jardín infantil no se haya pronunciado al respecto”.
Frontis del jardín infantil "Hijitus de la Aurora".
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