Así que se quedaron viudos de verano, o “de Rodríguez”, como se dice en España. Tu pareja, pololo, pinche, o +1 se fue de vacaciones, mientras tu sigues en la misma ciudad, envuelta en la misma rutina… pero el panorama es el que cambia, y cambia harto, para ser honestos.
Claro, si estás en una relación súper consolidada, no creo que te hayan dicho de un día para otro que se iba de mochileo con los compañeros del colegio y que te deja sola dos semanas enteras. No. Lo más probable es que te hayan estado preparando desde octubre para el numerito.
¿Cómo? Pues con frases como “qué bueno que seamos tan liberales” o, “genial que nos tengamos tanta confianza”. Tampoco falta la clásica victimización nostálgica, del tipo “pucha, hace tiempo que no veo a mis amigos”, o “siento que he dejado de lado parte importante de mi vida”.
OK. Sea como sea, caíste por no parecer anticuada, celosa o aprensiva. Así que un día por la mañana se fue, avisando que, probablemente, no habría ni señal para el Whatsapp, así que “te llamo cuando vuelva”. OK, no importa, porque somos súper confiadas y seguras de nuestra relación, así que que se vaya.
Total, tu sigues con tu trabajo, o con tus vacaciones en la ciudad, frecuentando a la misma gente, yendo a los mismos lugares, pero…. ¿qué está pasando?
Porque seguro que no llevabas ni dos días abandonada en la jungla de concreto cuando aparece el ex amor de verano, tan bronceado como siempre y con más músculos que antes. Y obvio que te le encontraste después del tercer mango sour y ¿dónde está la amiga que te saca de un brazo en estas situaciones? Porque no te quieres convertir en un cliché, ni en Carrie Bradshaw en la segunda parte de Sex and The City.
O peor. Te baja la nostalgia, y mientras extrañas al pololo, decides meterte a su Facebook, pero no por psycho killer, sino que para verle la cara al peor es nada mientras anda de paseo.
Y obvio, pero obvio, que te encuentras con todas las fotos de sus exes, o de un pasado más feliz. Porque pucha que se veía contento en esas fotos, antes que aparecieras a arruinarle la vida. Y te empiezas a comer todo el helado, y te empiezas a sicopatiar y a pensar que, obviamente, se fue de vacaciones porque está aburrido de verte la cara todos los santos días de su vida, y que solo quiere volver a esos días en los que era libre como un volantín. Es todo mentira, pero estás sola, tomándote todo el helado, y la imaginación vuela.
Así que ahí estás, despechada por la inminente ruptura que solo existe en tu cabeza, y con el ex dando vueltas, cada día más parecido a un surfista hawaiiano. Pero tu eres fiel hasta el final, aunque el final se acerque, y optas por abrazarte a esa cosa tan hermosa que es el delivery de sushiy los buenos libros. No llevas ni dos rolls y empiezas a sentir que envejeciste 20 años y juras que puedes sentir como te salió una arruga en la frente.
Así que chao, chao con quedarse en la casa, y chao con ver otro capítulo de la teleserie nocturna. Te pones la mejor pinta y llamas a tu amiga más soltera y más buena para el carrete, y sales a disfrutar de la noche. Porque ¿sabes qué? El lo está pasando chancho con sus amigos, mientras lo pican los zancudos y duerme con una mini colchoneta mientras las piedras le hacen bolsa la espalda. Y bien por él. Total, ni loca te habrías sumado a una aventura así, y sola puedes pasarlo igual de bien o mejor.
De hecho, y ya que estás sola por unos días, te recomendamos algunas cosas que podrías hacer mientras que esperas que vuelva el +1.
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