Una de las normas irrevocables entre los miembros de la prelatura del Opus Dei es una gran dedicación al trabajo. La génesis de la película Encontrarás dragones pareció estar invadida por esta lección y uno de sus productores -el español Ignacio Gómez-Sacha- llegó a realizar 500 presentaciones ante inversionistas antes de hallar interesados en el largometraje. Finalmente llegaron 100 financistas y en un período de dos años la película del británico Roland Joffé pudo rodarse, montarse, posproducirse y ver la luz.
Gómez-Sacha, miembro del Opus Dei, ex vicepresidente de la Bolsa de Comercio de Madrid y ejecutivo del BBVA, declaraba ayer a las páginas del diario El País que antes de involucrarse en este proyecto fílmico “no sabía nada de películas” y que Joffé tuvo “total libertad creativa” a la hora de realizar el trabajo. La película -que tuvo un costo de 35 millones de dólares- se estrena este viernes en España, el 7 de mayo en Estados Unidos y a partir de agosto llega a algunos países latinoamericanos como México y Colombia. Se trata de un proyecto a gran escala que narra los orígenes del Opus Dei y uno de sus personajes centrales es el sacerdote Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975), fundador de esta institución.
Un dato interesante de la causa es que Roland Joffé, director con credenciales en el cine de ambientación histórica y en las problemáticas de la fe a través de las exitosas La misión (1986) y Los gritos del silencio (1984), se considera a sí mismo un “agnóstico titubeante” . Aún así, el realizador hablaba así el año pasado al portal conservador Life Site News.com: “Me interesaba hacer una película que se tomara la religión en serio y no jugara con ella al punto de negar su validez”.
Para el español Gómez-Sacha, por otro lado, su llegada al proyecto fue fortuita. “Yo trabajaba en el banco y un día en una charla sobre financiamiento en el cine expuse que las películas españolas, salvo excepciones como Los otros, Torrente o El orfanato, tienden a olvidarse del entretenimiento. A la salida me hablaron de un proyecto de Roland Joffé -mi director favorito- y así le conocí en marzo de 2008. El guión que me enseñó era muy malo, aunque tenía la idea principal: el mensaje de reconciliación. Yo le expliqué que era supernumerario, y que me embarcaría en el proyecto si tenía control total y él asumía el control creativo. Así que le compramos el guión y Roland lo mejoró”, ha explicado Gómez-Sacha.
El Opus Dei en la historia
Según The New York Times el libreto original pertenecía a Barbara Nicolosi (escritora cristiana y consultora creativa en la película La pasión de Cristo de Mel Gibson) y fue ofrecido en principio a Alejandro González IñÁrritu, que rechazó el proyecto. El inglés Joffé decidió despojar a la historia de Nicolosi del carácter biográfico y a cambio creó un gran fresco histórico que transcurre con la Guerra Civil Española de fondo.
La cinta comienza con la muerte de Escrivá de Balaguer en 1975. Varios años más tarde, un periodista (Dougray Scott) que investiga su proceso de canonización, descubre que su propio padre fue amigo del fundador del Opus Dei en su juventud. Siguiendo las coordenadas del cine clásico de Hollywood, Joffé da rienda suelta a todas sus habilidades para el relato histórico y mediante un largo flashback re sitúa la acción principal en 1936, durante la Guerra Civil española. Un joven Escrivá de Balaguer (Charlie Cox) da los primeros pasos en su organización al mismo tiempo que otros personajes protagonizan varias historias de pasión, traición y compromiso ideológico. Está Manolo (Wes Bentley, de Belleza americana) quien pelea por el bando franquista, pero se siente atraído por la revolucionaria húngara Ildiko (Olga Kurylenko, de 007 Quantum of solace). Pero también está Oriol (Rodrigo Santoro, de 300), un vehemente miembro del bando republicano. En medio de este panorama, Escrivá de Balaguer predica la “reconciliación”.
Ya desde el período de rodaje, el largometraje fue considerado por algunos como propaganda del Opus Dei, cuestionando la supuesta neutralidad de Escrivá durante la Guerra Civil. Pero incluso para este episodio, Joffé tiene una respuesta y así lo declaraba el año pasado a The New York Times: “Mi sensación es que él no estuvo de acuerdo con muchas cosas que pasaban en España en ese tiempo. Y además creo que siempre trató de desmarcarse de la política”. Curiosa respuesta para un realizador que en su juventud fue trotskista y aún hoy no puede ser un hombre de fe.
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