En “El Camino a Wigan Pier” (1937) George Orwell escribió: “Puedes sentir afecto por un asesino… pero no puedes sentir afecto por un hombre cuya boca apesta, que habitualmente apesta”.
Y es que, ¿quién no ha sentido la aversión de oler un mal aliento?
Y si bien levantarse algunos días con mal olor bucal es normal -por ejemplo después de haber bebido alcohol o de haber fumado en exceso- un cepillado de dientes matutino por lo general suele acabar con el problema.
Pero cuando padecemos todos los días mal aliento -o halitosis- algo podría andar mal, pues lo más probable es que signifique que nuestra boca es un “paraíso” de bacterias.
¿De dónde viene el mal olor?
Bacteria en la lengua (SPL)
El doctor Mel Rosenberg, profesor de microbiología de la Universidad de Tel Aviv, ha dedicado las últimas dos décadas a investigar el diagnóstico y tratamiento del mal aliento, por eso se le conoce como “el gurú de la halitosis”.
El científico ha descubierto que en nuestra boca viven al menos 600 especies distintas de bacterias y, para ellas, vivir en la boca es como habitar una “selva tropical”.
Pero no son las bacterias las que huelen mal. Lo que hacen estos microorganismos es descomponer las proteínas que ingerimos en nuestra dieta para producir moléculas que liberan gases que contienen azufre, que son los que despiden el mal olor.
Y entre más bacterias en nuestra boca, más moléculas de azufre y peor la halitosis.
En ocasiones el mal aliento también puede ser causado por algunas enfermedades, como insuficiencia renal o hepática. Pero si la persona está sana es probable que algo muy simple, como mejorar la higiene bucal, ayude a superar este trastorno.
Según el profesor Rosenberg, las bacterias bucales son más prolíficas en la parte posterior de la lengua, por eso es importante, como parte de la higiene bucal, rasparse la lengua todos los días.
Pero la halitosis también puede surgir por problemas dentales, como caries o enfermedad de las encías, los pasajes nasales, la garganta y amígdalas y muchos otros trastornos.
¿Cómo evitarlo?
“El cepillado de dientes correcto y regular puede ayudar a mantener su aliento fresco”, afirma el doctor Nigel Carter, presidente ejecutivo de la Fundación Británica de Salud Dental.
“Es importante asegurar que retiremos la placa de los márgenes de las encías y entre los dientes utilizando cepillos interdentales o seda dental todos los días”, señala el experto.
“Y podemos usar un raspador de lengua o cepillo para retirar la bacteria de la parte posterior de la lengua”, agrega.
También el tabaquismo y la dieta influyen en el mal aliento.
El tabaco, de hecho, es una de las causas más comunes de mal aliento. Y algunos alimentos, como los que contienen ajo o especias muy fuertes, como el comino, o demasiadas hierbas, pueden causar mal aliento.
Los expertos recomiendan también beber agua regularmente para humedecer la boca o incrementar el flujo de saliva con goma de mascar, porque la saliva ayuda a neutralizar los ácidos que produce la bacteria y evita el desarrollo de caries.
Tal como expresa el doctor Carter, “la mala higiene oral puede conducir a la gingivitis, que a su vez puede progresar a enfermedad de las encías”.
“También puede ocurrir una subsecuente recesión de la encía y el hueso y eventualmente la caída de dientes”.
“A menudo es la bacteria en las encías la que provoca mal aliento persistente”, agrega.
Salud emocional
No hay cifras sobre la prevalencia de este trastorno pero se calcula que hasta 50% de la población mundial podría sufrir halitosis.
Lo que es un hecho, como dice el profesor Rosenberg, es que todos somos extremadamente sensibles al mal aliento, principalmente el de los demás.
Por eso el mal olor bucal puede convertirse en un problema serio y llevar al aislamiento social, a graves problemas emocionales y hasta al divorcio.
Si usted está consciente de su halitosis lo más probable es que esté haciendo todo lo posible por evitarlo.
Pero también se dan casos en que los temores por el mal aliento pueden convertirse en un trastorno psicológico raro, llamado halitosis ilusoria o halitofobia.
Éste está caracterizado por una sensación de inseguridad cuando se habla con otra persona y una tendencia a olerse el aliento y a cepillarse los dientes continuamente.
Pero con la halitofobia, más que en la boca, el mal aliento está en la mente.
La enfermedad tiende a tener una mayor incidencia entre los hombres jóvenes y se le ha vinculado a la depresión.
Los expertos recomiendan que si usted duda de su olor bucal le pregunte a un amigo, a un pariente o incluso a su dentista en su próximo chequeo dental: ¿crees realmente que tengo mal aliento?
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