Los científicos de la Universidad de Auckland, Nueva Zelandia, compararon la posición al dormir de 155 mujeres que habían tenido nacimientos muertos con 310 cuyos partos habían sido normales.
Encontraron un riesgo más alto entre las que dormían sobre el lado derecho o boca arriba que aquéllas que dormían sobre el lado izquierdo.
Sin embargo, subrayan los científicos, la diferencia es muy pequeña y será necesario llevar a cabo investigaciones más amplias para confirmar la asociación.
Tomasina Stacey, experta en partería que dirigió el estudio, subraya que las embarazadas no deben preocuparse por este hallazgo.
“Fue un estudio observacional, no uno que estableciera causa y efecto, y todo lo que muestra es una asociación” afirma la investigadora.
“Sería prematuro lanzarnos a recomendar a todas las mujeres que duerman sobre su lado izquierdo. Ésta es una base para futuras investigaciones” agrega.
Obstrucción de oxígeno
Tal como explican los investigadores en British Medical Journal (Revista Médica Británica), recostarse sobre el lado izquierdo del cuerpo ayuda al flujo de la sangre hacia el bebé porque las grandes arterias y venas no se ven obstruidas por el peso del útero.
Y debido a que la tasa de nacimientos muertos es un problema importante en muchos países, los científicos afirman que es necesario llevar a cabo más estudios para comprobar si es necesario modificar la posición para dormir de las embarazadas.
El estudio revela que la posición, en particular de la noche anterior al nacimiento, podría ser un factor importante.
“Hay muchos factores que están vinculados al riesgo de un nacimiento muerto, incluidos la obesidad, la edad de la madre, origen étnico, anomalías congénitas y problemas de placenta. Y muchos otras causas que todavía no logramos entender”. Daghni Rajasingam
Cuando una mujer se recuesta sobre el lado derecho o la espalda, explica Stacey, el feto comprime su vena cava inferior, que se encarga de llevar sangre al corazón, y esta reducción en el flujo sanguíneo disminuye el oxígeno que se suministra a otros órganos de la madre y, por consiguiente, del bebé.
“Si el bebé está sano y fuerte, esta reducción en el oxígeno no tiene importancia” afirma Tomasina Stacey.
“Pero si el bebé presenta problemas de otro tipo, esta reducción en el flujo sanguíneo podría tener consecuencias” agrega.
Por su parte, Daghni Rajasingam, del Real Colegio de Obstetras y Ginecólos del Reino Unido señala que “hay muchos factores que están vinculados al riesgo de un nacimiento muerto, incluidos la obesidad, la edad de la madre, origen étnico, anomalías congénitas y problemas de placenta”.
“Y muchos otras causas que todavía no logramos entender”.
“Este estudio pequeño observó otro posible factor. Sin embargo, se necesitan más investigaciones sobre los patrones de sueño antes de poder establecer conclusiones firmes sobre la posición para dormir”.
Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud reveló que cada día ocurren 7.300 nacimientos de bebés muertos y 98% de estas muertes ocurren en los países de bajos y medianos ingresos.
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