Los invasores es hoy una pieza clave en la dramaturgia de Egon Wolff y del teatro chileno. Cuando se estrenó en 1963, con Bélgica Castro, María Cánepa, Tennyson Ferrada y Héctor Maglio sobre el escenario de la Sala Antonio Varas, siguiendo las instrucciones de Víctor Jara, fue mal recibida. La obra no gustó en los sectores de izquierda, por mostrar un proletariado violento, y los círculos burgueses se sintieron traicionados por uno de los suyos. Wolff quedó en tierra de nadie. “Me quitaron el saludo, hubo personas que no me convidaron más, me sentí aislado”, dice. Un crítico del Diario Ilustrado lo acusó de traicionar a su clase. “Fue la crítica más despiadada que he recibido en mi vida”, asegura el autor.
Con todo, Los invasores es un punto de inflexión en la superación del criollismo, liderada por la generación del 50. Este año dará la partida al nuevo ciclo de lecturas dramatizadas que la Escuela de Espectadores realizará en el GAM. Mañana, a las 20 horas, Daniel Alcaíno, Ximena Carrera, Nona Fernández y Oscar Hernández darán voz a los personajes de Los invasores, dirigidos por Marcelo Leonart. Seguirán las lecturas de Los matarifes, de Luis Rivano; Las brutas, de Juan Radrigán; La pequeña historia de Chile, de Marco Antonio de la Parra; El seductor, de Benjamín Galemiri; Narciso, de Manuela Infante; Neva, de Guillermo Calderón, y Niñas araña, de Luis Barrales, entre otras. Escritas entre 1963 y 2008, son un paseo por los puntos más altos de la dramaturgia reciente. Las grabaciones de las lecturas pasarán a integrar la Audioteca de Dramaturgia Chilena del GAM y se transmitirán los días sábado, a las 22 horas, por Radio Cooperativa.
Rescate patrimonial
El segundo proyecto que llevará teatro a la radio es la Biblioteca Sonora de la Dramaturgia Chilena. Mauricio Barría, dramaturgo e investigador de la U. de Chile, rescató cinco textos, escritos entre 1875 y 1920, que fueron publicados en su día y nunca más: La mujer hombre, de Román Vial; Como la ráfaga, de Víctor Domingo Silva; Lluvia de primavera, de Manuel Magallanes Moure; Los sacrificados, de Francisco Hederra Concha, y La vida rota, de René Hurtado Borne. Las obras están conectadas por proyectar una imagen de mujer propia de su época, “la de una mujer más accidentada”, explica Barría.
Esto no es radioteatro ni lectura dramatizada, sino “montajes sonoros”. “Apelamos al hiperrealismo, amplificando sonidos que en la realidad no son audibles, como los del cuerpo humano”. Así, el auditor imagina mientras escucha y la obra ocurre en su cabeza, a diferencia de lo que pasa con el radioteatro, que trabaja con sonidos evidentes. Heidrun Breier dirigió a Cristina Aburto, Tamara Acosta, Néstor Cantillana, Alvaro Espinoza, Naldy Hernández, Daniel Muñoz, Francisco Pérez-Bannen y Paula Zúñiga, algunos de los actores involucrados. Con esto, Barría pone su grano de arena: “Queremos demostrar que nuestra historia del teatro no es ‘charcha’, sino amplia, con matices y relieves que debemos conocer”.
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