Katherine Salosny: indestructible

Por Biut y Agencias

Katherine Salosny abre la puerta acompañada de su perra Amélie, “como la película”, dice. Se ve tan cómoda como su luminosa casa de Vitacura, con dos pisos y terrazas, donde vive sola hace ocho meses. Literalmente, ha echado raíces. Por fin sacó de los maceteros sus árboles autóctonos (un peumo, un maitén y un boldo) que acarreó durante décadas de mudanza en mudanza, y los dejó bien plantados en el sueño cumplido de la casa propia. Los árboles ahora conviven con un naranjo que ya estaba y que en época de cosecha beneficia a toda la cuadra. Porque Kathy reparte naranjas a los vecinos, con quienes ya intercambió números de teléfonos. También armó una huerta e instaló la parrilla. Corrección: fue lo primero que hizo cuando llegó a este lugar, porque para ella es una suerte de derecho irrenunciable. “Con un fósforo la prendo”, larga desafiante.

En el living duerme Blanca, la gata, y suena un playlist que reincide en la voz de Gustavo Cerati. Se hace ineludible comentar el estado de salud del músico y es ahí cuando su sonrisa desaparece y ese gesto recurrente que tiene de tocarse el pecho con una mano cobra una dimensión dramática. “Ha sido terrible. Además de talentoso es bellísimo. Sigo en vigilia y odio los comentarios que cuestionan su forma de vida”, opina.

Katherine Salosny es de agua y calor. En verano, como no tiene piscina, se baña en una ducha que instaló en una de las terrazas y en invierno combate los días fríos y grises intensificando sus sesiones de natación en el Balthus. Tras su bullada salida del Buenos días a todos, a fines de noviembre pasado, partió sola a Isla de Pascua y en enero se instaló en el Pangue (entre Cachagua y Zapallar), donde desde hace años arrienda la misma casa. Allí dejó atrás el ruido provocado por la llegada de Carolina de Moras al matinal y su quiebre con Felipe Camiroaga.

“Me fui con mi bicicleta, con la Amélie y mis amigos más cercanos. Todos los días hacía siete kilómetros en bicicleta, con mi iPod y la música de Coldplay, Modway y Ben Harper. Después venían unos desayunos apoteósicos, leer los diarios, ir a la playa, la parrilla, para terminar el día viendo la puesta de sol”.

¿Y en esa rutina de los siete kilómetros repasaste tu 2010, especialmente tu bullado fin de año?

No. Aprendí a elaborar las situaciones en forma positiva. Intento no quedarme pegada en situaciones pasadas, sobre todo cuando hay oportunidades por delante. Tal como existe el ejercicio físico, existe el mental de potenciar lo bueno.

¿Cómo llegaste a esa sanidad mental?

Tiene que ver con mi sicoanálisis, que ya terminé. Fueron 18 años, cuatro veces a la semana.

¡Chan! Una ortodoxa del sicoanálisis. ¿Qué descubriste en tu terapia?

Que el proceso de sanación está en uno. El sicoanálisis es la raja. Me encantaría que se supiera más. Los trabajos terapéuticos ayudan a resolver situaciones personales, pero también son procesos de autoconocimiento muy profundos.

¿Cómo fue dejar la terapia?

Increíble. Fue cerrar bien un ciclo. Aprendí que existen las sincronías: la vuelta a la tele, en 2008, y la determinación de comprarme mi casa coinciden con el término de la terapia. Ya me conocía suficiente, había temas superados y era más feliz.

¿Te consideras una persona fuerte?

Absolutamente. Lo digo sin pudor. Mi fuerza es mi valor.

Pura resistencia

Katherine se cae, se levanta y sigue adelante. Hasta marzo, estará en la segunda temporada de Ésta es mi familia, el docurreality de TVN que se cuela en los hogares de la familia chilena. También seguirá al mando de Nunca es tarde en radio Romántica. Hace unos días, además, junto a la también actriz Taira Court inició los ensayos de Contracciones, obra del inglés Mike Barlett que “en clave de humor negro recrea el ejercicio de poder de las empresas y cómo éste puede violentar la intimidad de las personas. “Es una cachetada”, detalla.

Con estreno fijado para mayo en el Teatro del Puente, es su regreso a las tablas luego de tres años fuera del circuito. Antes será la anfitriona del primer Festival de Cine de Mujeres, FEM, que se realizará entre el 16 al 20 de marzo. Una agenda a full y un contrato que la liga al canal estatal hasta 2014.

Y viene con las pilas recargadas, no sólo por las merecidas vacaciones, sino también por la inyección de energía que le dio la encuesta Wiken-Collect, aparecida en enero, justo después de los tensos capítulos de su salida del Buenos días a todos. En el Pangue Katherine Salosny se enteró de los resultados que la sindican como el rostro femenino mejor evaluado de la televisión chilena y su ex partner, Camiroaga, bajó estrepitosamente, desde segundo puesto, registrado en 2008, al número 12.

En resumen: Katherine pasó en tiempo récord de representar el fracaso a ser símbolo de éxito. “Llegué como todos los días donde mi casero de los diarios que me dijo: ‘Mire, aquí está usted volando alto’. Yo no entendía hasta que me mostró la portada del suplemento. Cuando lo vi pensé, bueno, un premio más. Es potente que la gente te premie por tu labor profesional. Pero ya está. Me da un poco de pudor, me cuestan los éxitos”.

¿Por qué?

Tengo un rollo con el exitismo. Siempre estoy mirando al resto, la falta de oportunidades de mucha gente, y me da un poco de culpa que me vaya mejor.

¿Qué valores crees que la gente premia en ti?

Yo creo que la gente reconoce mi historia profesional. También pienso que se debe a que la gente sabe que he superado situaciones complejas de mi vida y me ven como una mujer íntegra, con experiencia y opinión, alegre.

¿Eso fue valorado por tus jefes en el Buenos días a todos?

Me parece que sí. De otro modo no hubiese estado allí. Lo pasé bien en ese programa y ya está, ya fue, es parte del pasado. No es sano referirse al tema. Estoy contratada por Televisión Nacional y tomo las cosas con responsabilidad y ética. Hoy estoy contenta en TVN y miro hacia adelante.

¿No será que incomodó que fueras tan opinante?

No lo sé, no lo sentí así. Y si fue así no me dejé apabullar.

¿Pero qué piensas de que en la encuesta tú salgas bien parada y Felipe mal?

No me voy a referir a eso.

¿Hiciste un duelo tras el quiebre con Felipe?

Sí, pero en su justa dimensión. El duelo ya fue. No me preguntes más sobre ese tema por favor.

De tu despedida del matinal me llamó la atención lo cariñosa que fuiste con Raquel Argandoña. Uno creería que son como el agua y el aceite.

Fíjate que yo le tengo una gran admiración. Es otra mujer que se ha hecho a pulso y me cae estupendo.

¿En TV hay espacio para las mujeres maduras?

Falta cimentar más ese camino, lo mismo que en otros mundos laborales. Hay que cambiar el discurso de “démosle la oportunidad a los jóvenes”. Hay que darle la oportunidad a la gente. No es un tema de edad, sino de experiencia. Espero que casos como el de la Raquel y el mío se sigan dando.

Es bien ridículo eso de ningunear a una mujer por su edad.

Pero nosotras también somos responsables, porque renegamos del paso del tiempo y aceptamos ese culto a la juventud. La experiencia en la mujer debe verse reflejada en su imagen. Está bien que uno se cuide. Yo me cuido, pero no tengo la obsesión de verme eternamente joven. Hay tantas mujeres que se desfiguran con operaciones y es muy loco.

Una familia especial

En la radio y en la tele desarrollas una relación cercana a las mujeres. ¿Cómo es eso en tu vida personal?
Tengo una empatía especial con las mujeres y un grupo de amigas de todas las edades con las que nos autocalificamos como “minas todo terreno”, porque somos autovalentes, valientes, perseverantes, resilientes, con experiencias de vida dura y un sentido del humor que hace que todo quede atrás o te acompañe de buena manera.

Decidiste no tener hijos. Hoy es más aceptada esa opción que tú hiciste pública hace años.

Tengo amigas de 30 ó 35 años que no quieren tener hijos o quieren adoptar porque su independencia y realización profesional son importantes o porque no se imaginan criando. Hay tantas mujeres que no tienen esa vocación y por un deber ser tienen hijos y proyectan todas sus frustraciones. Lo primero es ser honesta con uno misma. Mucho se pontifica sobre la familia, como si fuera lo más importante, pero yo creo que el individuo está primero. Si el individuo no está bien consigo mismo o con su entorno estamos sonados.

En otro tiempo, con ese discurso te colgaban en la plaza pública.
Yo creo. La herejía total, sería una bruja. Pero, y en eso he sido súper valiente y honesta, jamás pensaría que fue un error no tener hijos. Esa energía la he canalizado de tantas otras formas y la adopción es una alternativa para mí. Suena frívolo, pero me maravilla lo que hacen la Angelina Jolie y la Madonna: sacar de la pobreza a un cabro que está desnutrido o cuya proyección es la muerte. Eso para mí es un estímulo.

¿Pero de verdad piensas en adoptar?

Estoy abierta a la posibilidad.

¿Te violenta que siempre te pregunten por qué no te has casado o no tienes hijos?

Me da lata, y además yo no lo siento así. Lo que pasa es que he hecho una familia poco convencional, que la constituyen mis amigos más cercanos. Además, tengo tres ahijados y estoy apadrinando a la Catalina, una niñita de cuatro años que vive en Lota, hija de un matrimonio de escasos recursos y a quien financio su educación a través de la ONGWorld Vision. Ahí hay maternidad y compromiso. Por otra parte, me he casado de tantas formas… He tenido grandes y preciosos amores y no estoy cerrada a que eso vuelva a ocurrir. Toda la vida me saqué la mugre, me encanta trabajar, comprometerme con lo que hago y hoy, a los 46 años, tengo mi casa que adoro y puedo ayudar a otros. Ésa es una gran realización.

¿Qué significa esta casa para ti?

Comprarla fue como casarse. Cuando tomé la determinación aún no entraba a la tele; es decir iba a ser en otras condiciones económicas. Y cuando entré a TVN ya no tenía excusa.

¿Y cómo funcionas con la plata?

Tengo un rollo con la plata. Le tengo fobia a los números. Odio enfrentar la suma y la resta, desde mi época de colegio. En mi primera etapa en la tele nunca ahorré. Ahora he aprendido y tengo un contador que me ayuda. No ha sido fácil.

¿Y no inviertes en la Bolsa?

¡No, qué horror! Significaría estar pendiente o contratar a alguien, lo que implica otro gasto. Ahorro y destino una parte importante al goce. Invitar me llena el alma. O pegarme el viaje a Isla de Pascua una semana sola. En esos gustos no me restrinjo. Desde chica me han gustado los deportes, la cocina, el vino, la parrilla.

Me queda claro que eres parrillera.

Soy una experta. Tengo un casero que me guarda carne para que madure cuarenta días, ya que así es menos tóxica y la cortas con tenedor. La peor es la carne fresca.

Por favor, explícame tu teoría de la carne.

Además de la maduración, debe ser al vacío y hay que guardarla en el refrigerador, no en el congelador. Un lomo vetado, una punta picana con 40 o hasta 45 días de maduración es un manjar a la parrilla. La dejo 20 minutos por lado y ya con la cáscara la salo. Uso sal sin químicos. Yo misma la muelo.

Impactante. Y además estás fabricando tu propio vino.

¡Sí! Sale a la venta en 2012. No te puedo dar el nombre todavía, ya que forma parte de la estrategia de marketing.

¿Cómo nació eso?

El enólogo Álvaro Arriagada me invitó a participar en este proyecto, que es algo que se usa mucho en Europa y se denomina el vino de culto. La idea es transformarte en enólogo o entrar al negocio. Tengo una cultura de vino, me gusta, y tras varias conversaciones concluimos que soy de paladar de los franceses del norte, del vino de pimienta. Por lo tanto mi vino será un cabernet de zona alta, de mucho sol. En Pirque compramos la producción de uva, la cosechamos, probamos los sabores y los taninos.

“Hace dos semana probé mi vino. Es como hacer un perfume”, cuenta con indisimulado orgullo mientras retira las tazas Illy, en la que ha servido un también perfumado “café café”, como se encarga de enfatizar. Se cierra la puerta. Atrás queda la República Independiente de Katherine Salosny.

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