La primera vez que se vieron fue en una isla en el sur de Brasil llamada Ilha Do Mel. Un escenario paradisíaco al que sólo se llega en bote, una isla sin calles, ni teléfono, con algunas casas y tres o cuatro hostales para los turistas. Un terreno que se recorre a pie en dos días. En el medio de una vegetación tupida, un clima tropical y el mar abrazándoles los pies, Beatriz Collados conoció a Gabriel, un brasilero de Curitiba, ciudad ubicada al sur de Brasil.
El viaje a brasil lo realizó hace cuatro años y medio. Beatriz se fue con once amigas a disfrutar de un verano de playa y samba, y cuando menos lo esperaba se encontró con el hombre de su vida. Pololearon dos años a la distancia, y una vez que ella terminó la universidad, se fue a vivir con Gabriel a Brasil. “Todas esas separaciones nos hicieron muy bien como pareja, aprendimos mucho, nos dimos cuenta que a veces echando de menos uno valora más a la otra persona y esa distancia ayuda a que cada uno pueda mejorar sus propias cosas para el próximo reencuentro. Al principio todo el mundo me decía que estaba loca, que como iba a pololear con un brasilero que vivía en otro pais, pero para nosotros siempre fue natural, todo fluyó mágicamente. Era imposible pensar en no estar juntos”, asegura Beatriz.
En mayo de este año Beatriz y Gabriel contraerán matrimonio, y con el fin de recordar lo maravilloso que fue su encuentro, las coincidencias, lo mágico de la historia desde el principio, decidieron realizar la ceremonia en la misma isla donde se conocieron, en Ilha Do Mel.
Pero, ¿con cuánto tiempo de anticipación se debe planear un matrimonio en la playa? ¿Qué comida se aconseja para este tipo de eventos?
Según Tomás Cox productor de eventos y conductor del programa Cara a Cara, en sus treinta y cuatro años de carrera, el lugar más complejo que le ha tocado organizar es en la playa Tiki-Tano en Totoralillo, IV región. Sin embargo él afirma que ese sector es el más lindo para realizar un matrimonio en la playa.
Beatriz invitó a ciento cuarenta personas, y hasta la fecha van ciento veinte. Algunos de los invitados dormirán en la misma posada donde se va a realizar el matrimonio, mientras otros en casas que ella misma arrendó.
“Depende del lugar pero por $45.000 y $50.000 por persona se puede producir perfectamente algo maravilloso e inolvidable”, se refiere Tomás Cox.
Según Tomás Cox, la comida adecuada para un matrimonio en la playa debiera estar relacionada con el mar. “Depende del lugar pero por $45.000 y $50.000 por persona se puede producir perfectamente algo maravilloso e inolvidable”, se refiere Tomás Cox.
En el caso del matrimonio de Beatriz y Gabriel, el dueño de la posada donde se van a casar se ha preocupado de la comida, mesas, sillas y hasta tiene todo el equipo de sonido y luces para el dj en la misma isla. Además la posada tiene experiencia en matrimonios, por lo que ellos se van a preocupar de la comida, las bebidas alcohólicas la deberán llevar aparte los novios.
Tomás Cox afirma que un matrimonio en la playa se debe organizar como mínimo con un mes de anticipación, debido a que producir en cualquier parte es complicado, delicado y hay que ser extremadamente cauteloso, responsable y eficiente. “A orillas del mar es aún más complicado porque existen los vientos, las mareas, las diferentes temperaturas y la arena”.
Respecto a la decoración tanto Tomás Cox como Beatriz coinciden en que muchas veces en la playa no se necesita una decoración tan elaborada debido a que casarse a orillas del mar tiene una mística única y un panorama inigualable.
“El lugar es tan bonito, tiene suelo de cuerdas, mosaicos de colores, y conchitas por todas partes que realmente no necesita tanta decoración. Las flores las voy a comprar en un puerto al frente de la isla”, cuenta la novia.
Un matrimonio en la playa sin duda representa una experiencia inolvidable tanto para los novios como para los invitados.
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