Ha sido la gran polémica tras la eliminación de Chile del Mundial. Los dichos de Carla Pardo, esposa del capitán Claudio Bravo, quien acusó en su cuenta de Instagram que algunos jugadores “se iban de fiestas e incluso no entrenaban de la borrachera que llevaban”, han encendido un duro debate sobre si las mujeres de los jugadores pueden meterse o no en temas de camarín.
De hecho, varios informaciones señalan que, tras el posteo de Carla, el grupo de “la banda pitillo”, que integraban tanto Bravo como Arturo Vidal, uno de los posibles aludidos, se habría quebrado por completo. E incluso, ya habrían sacado del grupo de Whatsapp al arquero y habrían hecho uno nuevo llamado “la Roja sin sapos”.
“Yo apoyo a Carla cien por ciento en sus dichos. La conozco y ella sabe perfectamente lo que pasa y lo que no”, comenta Maura Rivera, esposa del ex seleccionado nacional Mark González, quien defiende a la mujer del portero.
La bailarina indica que “me parece bien que ella haya dicho lo que sentía en el minuto” y que “Instagram es un lugar donde uno puede descargarse. Al que le guste bien y al que no, que no la siga”.
¿Qué te parece que haya varios que señalen que las mujeres de los jugadores no deberían entrometerse en estos temas?
Mira, no entiendo por qué hay comentaristas que dicen que no podemos hablar. No entiendo, ¿quieren que seamos mudas? ¿Ellos tiene todo el derecho de opinar y nosotras no? Esa es mi pregunta. Las mujeres estamos cada vez más empoderadas y uno dice lo que piensa. Siento que en esta oportunidad Carla habló lo que ella sintió, lo que ella vio.
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Hay varios que la acusan de “quebrar el camarín”…
Las acusaciones de quebrar el camarín son súper fuertes. Yo creo que están erradas, están agrandando demasiado algo. Además, nosotras somos las que más los conocemos, son nuestros maridos.
¿Y se da eso de que les cuenten lo que pasa en el trabajo?
Mira, no sé si nos cuentan todo, pero obvio que nosotras nos enteramos de lo que pasa. Cada pareja se cuenta lo que pasa en su trabajo. Y no creo que lo que Carla habló sea tan secreto tampoco.
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