En 2007, según el Plan de Acción 2012-2020 del Programa Nacional de Salud Integral de Adolescentes y Jóvenes, del Ministerio de Salud (Minsal), 3.626 menores de 15 años y 133.580 adolescentes entre 15 y 19 años, solicitaron algún método anticonceptivo.
Para 2017, esas cifras aumentaron: 209.053 adolescentes y 287.049 jóvenes (20-24 años) fueron controlados por método de regulación de fertilidad en el sistema público. Esos son los datos preliminares que entrega el Departamento de Estadística e Información en Salud (DEIS) del Minsal.
Un reciente estudio del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile (Cemera), muestra que las preferencias actualmente se inclinan mayoritariamente por el uso de la inyección mensual (68,1%), seguido por la píldora anticonceptiva (ver infografía).
La investigación contempló una encuesta a 116 jóvenes usuarias de Cemera, y se publicó en la revista Chilena de Obstetricia y Ginecología en diciembre pasado. Los resultados muestran que la elección del método está marcada por evitar el embarazo: 90,4% de las adolescentes reconoce es principal factor a la hora de elegir un anticonceptivo.
La protección contra las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), es la segunda más nombrada (82,5%), después viene el regular el ciclo menstrual (58,3%), que no influye en mis reglas (56,8%) y que tiene bajo riesgo de aumentar de peso (50%).
“Los primeros años, las adolescentes preferían los anticonceptivos orales, pero después fue cambiando y comenzaron a solicitar con mayor frecuencia el inyectable pero en el último tiempo, este año especialmente, la solicitud más importante es el implante, que se coloca en el brazo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda este anticonceptivo, señalando que es el más conveniente para este tipo de población que necesita posponer por más tiempo su maternidad”, indica Electra González, sub directora del Cemera.
¿Por qué prefieren la inyección? Muchas asisten sin que sus padres lo sepan, explica González, y ese método es más cómodo que las pastillas que pueden ser vistas por ellos o por otro miembro de la familia. Las adolescentes dicen que no optan por la píldora anticonceptiva, principalmente por dificultad de recordar tomarla todos los días.
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