[Opinión] Lucha trans y feminismo

"Necesitamos un movimiento feminista amplio e inserto en los conflictos sociales del Chile de hoy, que abandone el fraccionamiento que hace que tratemos las distintas luchas como gremios que compiten entre sí".

Emilia Schneider VidelaESTUDIANTE Y LÍDER ESTUDIANTIL TRANSGÉNERO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE, MILITANTE DE IZQUIERDA AUTÓNOMA Y VOCERA DE LA COORDINADORA 8 DE MARZO.

Por Biut

El feminismo es un movimiento político y social que surge desde el cuestionamiento del género y sus imposiciones. Desde sus comienzos ha realizado una crítica profunda de aquello que consideramos natural, pues en esa supuesta naturaleza, el feminismo ha mostrado que se oculta una realidad de opresión y dominación. El legado teórico y político del feminismo ha sido una herramienta central para luchar contra esa opresión, pues desde el momento en el que plantea que el género es una realidad social, es decir, que esas diferencias y sus respectivos roles y mandatos son construcciones producto de la historia humana, permite cuestionar las bases de la forma en que vivimos. Cuestiona, para empezar, los fundamentos de una idea binaria del género (es decir, pensar que los géneros son, por naturaleza, solo dos) que tiene a la base la heteronorma (las normas del comportamiento según el género, que se amparan bajo la noción de que esos dos géneros son complementarios).

 

La opresión de género precariza las vidas de las mujeres, y precariza radicalmente las vidas de quienes viven en el margen de ese marco binario.

 

Esas herramientas teóricas y políticas han permitido al movimiento feminista sentar las bases para la unidad entre sectores que continuamente aparecen diferenciados por tener ‘identidades’ diferentes. Que hoy, en esa misma línea de desnaturalizar el género, sea posible que la población trans irrumpa en la política y encuentre un espacio en el movimiento feminista, permite hacer visible la realidad compartida de que todas las personas vivimos en eterna tensión por adaptarnos a las exigencias de nuestro género, y que eso sucede porque el género mismo funciona como una forma de dominación, segregación y jerarquización en la sociedad. La opresión de género precariza las vidas de las mujeres, y precariza radicalmente las vidas de quienes viven en el margen de ese marco binario.

 

Esa realidad de precarización se sostiene en gran medida por el hecho de que nuestras vidas están arrojadas al mercado. Allí, en esa supuesta “igualdad de oportunidades” que este entrega, en nuestra “inclusión” a sus dinámicas, no se encuentra la solución a esa realidad de precarización. Lo que necesitamos es transformar profundamente esta forma en que como sociedad organizamos la vida. Necesitamos terminar con la explotación que carga sobre los hombros de las mujeres el trabajo invisible, terminar con la dictadura de un mercado que no garantiza a nadie los derechos sociales que hacen posible participar democráticamente de la sociedad y con la falta de reconocimiento por parte de la institucionalidad del Estado de las identidades de la población trans, primer paso para ser reconocid@s como parte de la sociedad.

 

Necesitamos un movimiento feminista amplio e inserto en los conflictos sociales del Chile de hoy, que abandone el fraccionamiento que hace que tratemos las distintas luchas como gremios que compiten entre sí.

 

Para poder lograr estas tareas, es necesario superar la fragmentación de nuestras luchas. Necesitamos un movimiento feminista amplio e inserto en los conflictos sociales del Chile de hoy, que abandone el fraccionamiento que hace que tratemos las distintas luchas como gremios que compiten entre sí; para eso debemos articularnos políticamente desde los diversos sectores sociales organizados, y saltar a la lucha política para recuperar nuestras vidas que hoy no nos pertenecen. Hay perspectivas al interior del movimiento feminista que intentan negar esta necesidad, y que se oponen a la unidad entre las luchas trans y las luchas de mujeres bajo una misma bandera compartida, y lo hacen defendiendo la supuesta realidad biológica del ser mujer. Pero lo cierto es que el feminismo nos ha entregado las herramientas para la unidad de las oprimidas, que hoy resulta más que nunca indispensable para avanzar. Porque no podemos olvidar que el avance del feminismo es, e históricamente ha sido, el avance de la sociedad toda.

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