Sandra Arriagada ya había hablado por el caso de Herval Abreu. Guionista y periodista, es muy amiga de Bárbara Zemelman, una de las mujeres que acusó al director de teleseries en el reportaje de revista “Sábado”.
“En mi sindicato nadie habló cuando se supo lo de Bárbara. Le hicieron la vida imposible hasta que la despidieron”, dice Arriagada, quien ahora también se suma a la ola de acusaciones contra Nicolás López, consignado como acosador y abusador en un reportaje de la misma revista.
“Era un secreto a voces que Nicolás hacía esto. En la industria, mucha gente lo sabía y lo normalizaba”, señala, agregando que “no tiene límites. Si alguna vez tuviste una relación humana, laboral o algo más con él, siempre trata de sacar provecho, algo a cambio”.
¿Cómo conociste a Nicolás?
Yo conocí a López hace quince años atrás. Venimos de un medio chico donde todos nos conocemos, entonces fue en la misma época donde yo conocía gente como Jorge Olguín, a los Copano.
¿Sabías de algunas de las cosas que se le acusan?
Yo sé que él encerraba gente en el baño. Incluso a mí me pasó una vez, mientras andaba con mi pololo buscando locaciones. Me hizo un tour por todo un restaurante y de repente me dijo ‘éste es el baño’ y me encerró, me trató de dar unos besos, le dije que estaba mi pololo, pero lo hizo igual.
¿Qué hiciste?
En ese momento nada. Es que éramos amigos y él lo hacía todo como broma, como chiste. Pero con el tiempo uno se da cuenta de lo mal que estaba. Lo que pasa es que en ese entonces estaba muy normalizado, era una “chiste” recurrente de él. Te sentías muy vulnerada, pero si reclamabas eras tachada de “cuática”. Lo peor de todo es que hay muchos casos de esos carretes, donde él te encerraba en el baño o te acorralaba y te tocaba una pechuga. Eran prácticas recurrentes que le afectaron a mucha gente.
“Me amedrentó”
Sandra, quien ahora es parte de la Fundación Factoría, que ayuda a las mujeres realizadoras a sacar adelante sus proyectos, comenta que cuando se enteró de las investigaciones contra López intentó aconsejarlo sobre sus pasos.
“Un día hablé con un amigo guionista en común y le dije que encontraba que lo mejor era que él tratara de reparar el daño, que hablara con sus víctimas. Y este gallo, en vez de agradecer, me mandó a amedrentar y dijo que si yo hablaba él me sabía muchas cosas”, recuerda.
Y agrega que “me pareció sumamente matonesco y en vez de amedrentarme me enfureció”, indicando que “si hubiesen sido tan light las situaciones, no le costaba nada llamar a las involucradas y pedirles disculpas. Pero acá hay acusaciones de acoso, de abuso, que son fuertes y que hay que investigar”.
Sandra asegura que Nicolás López “está acostumbrado a hacer lo que él quiere” y que lamentablemente en la industria audiovisual es “pan de cada día aguantar acoso, aguantar abusos de poder, que se apropien de tus ideas, etc.”.
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