Jamel Myles, un niño de nueve años iba en el auto con su madre a su primer día en cuarto básico en su colegio. “Mama soy gay”, fue lo que le dijo el pequeño en ese viaje, sin saber que cuatro días después terminaría quitándose la vida en su pieza por culpa de sus propios compañeros de colegio.
“Se veía tan asustado cuando me lo dijo. Pensé que estaba jugando, así que miré hacia atrás porque estaba conduciendo, y él estaba acurrucado, muy asustado. Yo le dije: todavía te amo”, recuerda la madre, Leia Pierce, en la estación televisiva KDVR TV.
El apoyo de su madre fue tal, que Jamel decidió llegar a su colegio a contarles a sus compañeros de clase. “Fue a la escuela y dijo que iba a decirle a la gente que era gay porque estaba orgulloso de sí mismo”, contó Leia.
Sin embargo, Jamel no sintió el apoyo de sus compañeros, sino todo lo contrario: le dijeron que se suicidara. Luego de cuatro días, el pequeño se quitó la vida.
“Cuatro días es todo lo que se necesita en la escuela. Imagino lo que le dijeron. Mi hijo le dijo a mi hija mayor que los niños de la escuela le dijeron que se suicidara. Estoy triste de que no haya acudido a mí”, recordó con tristeza la madre.
En la escuela se ocuparon de enviar cartas a las familias de los compañeros para tratar el tema, pero Leia Pierce dice que las acciones deben ir más allá: “debemos rendir cuentas por el bullying (los padres). Creo que los niños deberían hacerlo. Porque saben que está mal. Los padres deben ser retenidos porque obviamente les están enseñando a ser así, o lo están tratando así”.
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