Desde relaciones del tipo maternal hasta ultra conflictivas. Según algunos expertos en psicología, el tipo de relación que estableces con tus jefes y compañeros de trabajo, estaría determinado por el tipo de apego que tuviste con tus padres o cuidadores.
Tal como lees. Y es que varios psicólogos han analizado las relaciones de tipo laboral desde la teoría del apego, que estudia la relación que existe entre niños y sus cuidadores durante los primeros años de vida. Dependiendo de cómo haya sido el tipo de apego entre el niño y sus cuidadores, se crea una serie de patrones emocionales y conductuales que en el futuro influirán en su carácter y su manera de relacionarse con las personas de su entorno a lo largo de la vida.
Así lo afirman, Alberto Gavilán, director de Recursos Humanos de Adecco Staffing y Genoveva Vera, psicóloga, coach ejecutivo y directora del máster en Neuromanagement y Gestión del Talento del Instituto Superior de Estudios Psicológicos, que conversaron en El País sobre este tema.
“Puede darse que, si nos encontramos en nuestro ambiente laboral con algún jefe o compañero que nos recuerde en el trato a nuestras figuras parentales, es muy probable que se produzca lo que en psicología llamamos una transferencia”, explica Vera. Y agrega que, de ser así, tendremos “una gran probabilidad de establecer con ellos una relación afectiva, o desafectiva, similar a la que tuvimos con nuestras figuras de apego infantiles”.
Dime qué tipo de jefe o trabajador eres y te diré qué tipo de apego tuviste
Genoveva explica en el sitio español que existen tres tipos de apego: seguro, ansioso y de evitación. Y en base a esto, ambos profesionales definen tres tipos de personalidades y cómo éstas influyen en las relaciones de trabajo.
Trabajadores que creen estar por sobre sus compañeros
Los trabajadores o jefes que fueron criados en un relación de apego de evitación, suelen creer que están por encima de sus compañeros, además tienden a ignorar o despreciar las ideas de los demás. Son trabajadores que no disfrutan del trabajo en equipo, por la desconfianza que sienten hacia el resto y la facilidad con la que crean conflictos por su poca capacidad emocional.
Los niños que generan un vínculo evitativo, son aquellos que tuvieron cuidadores que no estuvieron presente. Se trata de bebés a los que sus padres dejaban llorar hasta que se aburrieran, de esta manera dejaron de sentir la presencia del adulto.
Genoveva explica que esos niños se convierten en adultos “con problemas para gestionar las emociones de forma eficaz, y con tendencia a sentir y expresar más emociones negativas o destructivas”. La experta además señala que “es muy normal ver cómo este tipo de personas se pueden ir viendo aisladas a lo largo de sus vidas en los distintos ambientes en los que se mueven”.
El director de Recursos Humanos de Adecco Staffing, Alberto Gavilán, agrega que son personas que “necesitan conocer e interiorizar el concepto de inteligencia colectiva, la que surge de la colaboración de diversos individuos”.
Trabajadores que viven a la defensiva
Los trabajadores que desarrollaron un apego ansioso en su infancia, sienten que cualquier llamada de atención de sus superiores significa que los reemplazarán y/o que sus compañeros conspiran contra ellos. Además tienden a llevarse esas preocupaciones a casa, porque no pueden separar el trabajo de la vida privada, establecer prioridades y relajarse.
“Suelen tener miedo a explorar y abrirse al mundo, lo que les crea inseguridades y una gran falta de autonomía que se traduce en que se conviertan en personas muy suspicaces”, asegura Vera. Y agrega que, “en la mayoría de los casos, las amenazas que ven están basadas en interpretaciones subjetivas de la realidad y no tanto en hechos”.
Para la coach, esas amenazan responden a una propia inseguridad, por esto interpretan los hechos de forma errónea.
La psicologa dice que las relaciones de apego ansioso, se generan cuando los padres se preocuparon más de sus necesidades que de las de ellos. Esto explicaría la razón por la que siempre están en estado de alerta, vigilantes y ven todo como una amenaza.
Son bebés que también lloraron hasta el cansancio, con el fin de obtener la atención de sus cuidadores. Pero, a diferencia de quienes tuvieron apego de evitación, seguieron llorando con la esperanza de que, en algún momento, acudieran en su ayuda.
Trabajadores seguros y que confían en el resto
Quienes gozaron de un apego seguro en su infancia, son trabajadores que confían en la gente, sus compañeros y su jefe. Cuidan las relaciones que mantienen con su entorno, por lo que suelen ser correspondidos con mucho apoyo afectivo y social.
“La confianza está presente en este tipo de apego, lo que permite que la persona se sienta segura en un ambiente laboral, con grandes capacidades para afrontar las adversidades. Suelen ser personas con gran autoestima y asertivas en su relación con los demás”, asegura Genoveva.
Según los psicólogos, el apego seguro se genera en niños que siempre han sentido que sus padres o cuidadores estaban cerca y que podían contar con ellos en cualquier momento que los necesitaran.
Albertodice que “se trata del estilo de apego más sano, el de personas que perciben la realidad tal y como es, afrontando los problemas con naturalidad, sabiendo qué pueden hacer en cada caso y decir, de buena manera, cuándo algo no les gusta. Son capaces de establecer prioridades en su trabajo, de hacer un seguimiento de las tareas importantes y de diseñar planes de manera correcta”.
A diferencia de los niños que desarrollaron un pego ansioso, estos pueden dejar en la oficina los problemas y no llevarlos al hogar. No suelen traspasar la barrera entre lo laboral y lo personal, por lo que no afecta a los otros aspectos de su vida.
Aun así, Vera advierte que “este tipo de persona, al que le resulta tan fácil la interacción social, debe tener cuidado de no caer en cierta prepotencia, ya que le podría generar enemistades”.
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