Desde organizaciones mundiales hasta expertos de la salud, están de acuerdo con los beneficios que tiene la lactancia materna en las madres y sus hijos.
Sin embargo, no todas logran darle leche materna a sus hijos y, aunque existen motivos que hacen imposible la lactancia, lo cierto es que todas las mujeres podemos lograr una lactancia exitosa. ¿Cómo?
David Leiva, nutricionista del Servicio de Salud Metropolitano Occidente, asegura que el secreto está en asegurar una buena técnica de amamantamiento y un buen acoplamiento boca pezón-areola.
Y para esto el profesional detalla paso a paso cada una de las técnica de amamantamiento que debes seguir para conseguirlo.
Paso a paso para un buen acople
– La madre se sienta cómoda, con la espalda apoyada e idealmente un cojín sobre su falda, apoya la cabeza del niño sobre el ángulo del codo. Sostiene la mama con los dedos en forma de “C”.
– La madre comprime por detrás de la areola con sus dedos índice y pulgar para que cuando el niño abra la boca, al estimular el reflejo de apertura, tocando el pezón a sus labios, ella introduce el pezón y la areola a la boca del niño. Así su lengua masajea los senos lactíferos (que están debajo de la areola) contra el paladar y así extrae la leche sin comprimir el pezón (por que este queda a nivel del paladar blando) y no provoca dolor.
– El niño enfrenta a la madre; abdomen con abdomen, quedando la oreja, hombro y cadera del niño en una misma línea. Los labios están abiertos (evertidos), cubriendo toda la areola. La nariz toca la mama. Si se puede introducir un dedo entre la nariz y la mama, quiere decir que el niño está comprimiendo el pezón y no masajeando la areola.
Beneficios de la lactancia materna
El especialista, asegura que la leche materna ha sido definida como un fluido bioactivo, o un tejido vivo, que permite a los niños así alimentados, tener menor riesgo de contraer enfermedades infecciosas y presentar menor incidencia y severidad de éstas.
“La leche humana contiene una variedad de elementos inmunológicos que destruyen bacterias, virus y parásitos. Además ofrece al niño inmunidad pasiva, esto es, defensas que la madre le pasa en la leche protegiéndolo de los gérmenes con los que ella ha tenido contacto. Pero también acelera la maduración de sus órganos y sistema inmunológico, permitiéndole defenderse mejor de las infecciones.”, explica.
Por otra parte, el nutricionista asegura que “al amamantar, el contacto piel a piel favorece el apego y estimula la creación de la vínculos de amor y seguridad entre la madre y el niño, permitiendo que éste afirme su presencia como persona a través de la interacción con su madre”.
Es por ello que se considera que la interacción del niño o niña durante los primeros días, semanas y meses con sus padres, y la formación de las bases de su personalidad y seguridad en sí mismo, está estrechamente ligada al amamantamiento.
“Se ha demostrado también que el amamantar resulta uno de los factores más poderosos en la protección del maltrato”, asegura..
En cuanto a los beneficios para la madre, David dice que “la succión de la mama inmediatamente después del parto puede reducir en la madre el riesgo de la hemorragia postparto. La succión del niño, estimula la secreción de ocitocina, lo que favorece la eyección de la leche y retracción del útero. Esto también favorece la retracción uterina y reduce la anemia de la madre. Se asocia con un menor riesgo de cáncer de ovario, de endometrio y mamario en la premenopausia. También favorece la recuperación del peso pre embarazo”.
Por otra parte, el profesional asegura que “la lactancia significa, además, ahorro de recursos para los servicios de salud por concepto de fórmulas, biberones y personal. La menor incidencia de enfermedades del lactante determina menor gasto de recursos en hospitalización, medicamentos y atención profesional”.
Amamantar: es mucho más que alimentar
El profesional asegura que “el ser humano es un mamífero y como tal, la mujer posee una fisiología y una anatomía que se relacionan con el dar de mamar. En los mamíferos la vida del recién nacido depende de la capacidad de su madre para amamantarlo, siendo la lactancia esencial para completar el proceso de la reproducción y asegurar la supervivencia de la especie. El ser humano es la única especie que ha intentado reemplazar esta función determinando como consecuencia un mayor riesgo del niño de enfermar y morir”.
Es por esto que David enfatiza en que “la lactancia proporciona beneficios tanto a la madre y al niño, así como también, a toda la sociedad. Existen ventajas nutricionales, inmunológicas, económicas e importantes beneficios en el desarrollo psicosocial del niño”.
El nutricionista recalca que, “la lactancia materna es la forma de alimentación que contribuye con mayor efectividad al desarrollo físico y mental del niño, proporcionándole nutrientes en calidad y cantidad adecuadas”.
Es por esto que se recomienda que el niño reciba leche materna en forma exclusiva durante los primeros seis meses de vida y que constituya parte importante de la alimentación hasta los dos años.
“Se ha observado que los niños amamantados son más activos, presentan un mejor desarrollo psicomotor y mejor capacidad de aprendizaje. También se ha demostrado que niños prematuros alimentados con leche materna tienen un coeficiente intelectual, medido a los ocho años, significativamente superior a los que no recibieron leche materna”, finaliza.
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