Rabia, pena, angustia y frustración, son algunas de las emociones con que a diario deben lidiar las parejas que han proyectado tener un hijo, y que ven cómo con el paso del tiempo este gran anhelo nunca se hace realidad.
De hecho, no son pocas las parejas que entran en una severa crisis dentro de su relación, producto de los efectos negativos que esto conlleva en la autoimagen y de lo difícil que se vuelve, de pronto, andar dando “explicaciones” a un entorno social que no siempre comprende las implicancias de este problema.
Tomar la decisión de consultar con un especialista y no seguir lamentando la no llegada de un hijo es clave. Porque mientras antes se detecten las posibles causas que hay tras la infertilidad, mayores son las posibilidades de encontrarle solución.
“Un diagnóstico inadecuado o tardío puede cambiar el pronóstico de fertilidad de una pareja”, sentencia el doctor Antonio Mackenna, ginecólogo de la Unidad de Medicina Reproductiva de Clínica Las Condes (UMR), que en sus 30 años de funcionamiento ha hecho posible que miles de parejas logren su sueño de “hacer familia”.
Preguntas claves
¿Seremos infértiles?
Se habla de infertilidad cuando una pareja no logra embarazarse luego de un periodo de 12 meses de buscar un hijo. La infertilidad también incluye a aquellas parejas que tienen abortos a repetición, condición que es tanto o más angustiante que la ausencia de embarazo.
¿Cómo nos van a abordar cómo pareja?
Cuando una pareja consulta en la UMR de Clínica Las Condes por problemas de fertilidad conocidos, como puede ser la ausencia de menstruaciones por falta de ovulación, el enfoque debe estar dirigido a establecer las causas del problema y corregirlas.
Sin embargo, la mayoría de las veces las parejas consultan sin evidencias de una causa, y lo primero que debe hacerse es una completa historia clínica y examen físico de ambos, lo cual puede orientar hacia posibles orígenes del problema. Luego de ello se deben realizar exámenes de imágenes y de laboratorio en ambos pacientes, para buscar la causa de la infertilidad y tratarla consecuentemente.
Tratamientos disponibles
Desde su creación en 1983, la UMR se ha especializado en diversas técnicas de reproducción asistida:
FIV (FERTILIZACIÓN IN VITRO): se extraen los óvulos desde los ovarios y se inseminan en el laboratorio de reproducción asistida. Luego de la fecundación, se transfieren los embriones generados al útero de la mujer.
ICSI (Inyección intracitoplasmática de espermatozoide): se extraen los óvulos desde los ovarios y en el laboratorio de reproducción asistida se inyecta un espermatozoide dentro de cada óvulo para lograr la fecundación. Luego de ello, se transfieren los embriones generados al útero de la mujer.
GIFT (Transferencia de los gametos a la trompa): los óvulos y los espermatozoides se depositan en la trompa de la mujer; la fecundación se produce espontáneamente y no en el laboratorio. Actualmente se utiliza en situaciones excepcionales.
PBGD (Diagnóstico genético del corpúsculo polar): estudio de algunas anomalías cromosómicas en el ovocito que permite detectar óvulos anormales. Es una técnica utilizada especialmente en pacientes mayores de 40 años y con abortos recurrentes y se practica en la UMR desde el año 2000, siendo el primer centro en Chile en aplicarla.
Ovodonación: La donación de gametos u ovodonación se considera el último escalón en la reproducción asistida y se utiliza cuando no existe una posibilidad razonable de conseguir una gestación con otro método.
Programa de Ovodonación de Clínica Las Condes
En Clínica las Condes existe un Programa de ovodonación exclusiva, es decir, se utilizan óvulos de mujeres jóvenes y sanas, que son estimuladas con la única intención de obtener óvulos que serán usados para buscar un embarazo en pacientes sin óvulos fértiles. De esta forma, se obtienen varios embriones que pueden ser transferidos el mismo ciclo en que se crearon (transferencia en fresco), o ser congelados (criopreservados) para ser transferidos en forma consecutiva.
La probabilidad de embarazo con la FIV ronda el 48% cuando es con huevos propios y sobrepasa el 55% cuando se utilizan huevos donados.
El proceso de ovodonación se realiza de manera completamente anónima, tanto para la receptora como para la donante. Además, se toman todas las medidas necesarias para que no exista contacto entre ambas participantes durante todo el tratamiento.
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