La encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), junto con mostrarnos el panorama político de este año electoral, sorprendió a muchos por una batería de preguntas que abordaban el rol de la mujer, tanto en la vida doméstica como en la laboral, lo cual generó críticas -desde distintos sectores-, que apuntaron al sesgo machista del cuestionario.
Sin embargo, más allá de las preguntas, lo realmente preocupante son las respuestas que las personas dieron, entre las que destaca que un 46% de los encuestados cree que “tener un trabajo está bien, pero lo que la mayoría de las mujeres en realidad desea, es un hogar e hijos”.
Parte de esta percepción -anacrónica y descontextualizada-, podría estar dada porque a pesar de que la inserción de la mujer en el trabajo ha aumentado, todavía menos de la mitad de ellas que se encuentra en edad de trabajar realmente lo hace. También, porque la brecha salarial sigue siendo un tema a la hora de postular a un cargo determinado y porque solo el 8% de los puestos de gerente general, en grandes y medianas empresas, son ocupados por mujeres.
Lo realmente preocupante son las respuestas que las personas dieron, entre las que destaca que un 46% de los encuestados cree que “tener un trabajo está bien, pero lo que la mayoría de las mujeres en realidad desea, es un hogar e hijos”.
Sin embargo, cada vez más, las empresas se han concientizado en que la mujer no debe estar en un área específica por el solo hecho de ser mujer y además, que su incorporación representa únicamente beneficios, lo cual se ratificó en marzo de 2017, cuando la Presidenta Michelle Bachelet señaló que la incorporación de 900 mil mujeres al mundo del trabajo representaría un aumento del 6% en el PIB del país.
Y es que a nivel organizacional el aporte también es significativo. La diversidad de género en la empresa es absolutamente necesaria para generar una mayor productividad y fomentar la innovación. Hombres y mujeres son distintos y contar con ambos puntos de vista, en cada nivel organizacional, sin duda alguna conlleva a obtener créditos a nivel productivo y también, de clima laboral.
La presencia femenina potencia el trabajo en equipo, optimiza la comunicación interna, mejora la articulación de una organización y facilita una visión global de lo que está ocurriendo en una empresa.
De la misma forma, la presencia femenina potencia el trabajo en equipo, optimiza la comunicación interna, mejora la articulación de una organización y facilita una visión global de lo que está ocurriendo en una empresa. Son estos algunos de los aspectos que demuestran que en el mundo laboral el aporte de las mujeres es fundamental.
Hoy es necesario que la participación femenina en el trabajo se consolide, para lo cual urge solucionar -entre otros aspectos-, la brecha salarial en puestos similares, fomentar la participación de mujeres en cargos directivos y que aquella mitad de las mujeres que hoy no trabaja, lo haga, pues de esa forma se contribuirá a erradicar la errada percepción que a la mujer le corresponde un lugar determinado, únicamente por ser mujer y a la vez, se generarán las condiciones para optimizar la gestión interna de una organización mejorando así los índices de productividad de nuestro país.
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