Durante el El Festival de Cine Latinoamericano de Touluse en Francia, algunas mujeres chilenas invitadas señalaron que si bien el cine chileno cada vez se hace un poco más de espacio a nivel internacional, todavía está lejos de ser una industria.
Otro punto en el que coincidieron las directoras, Marcela Said, y Claudia Huaiquimilla, la actriz Paulina García y la montadora Andrea Chignoli, es que para las mujeres es un poco más difícil porque es un mundo masculino que muchas veces discrimina.
De los 46 filmes de ficción y documentales chilenos que salieron en salas el año pasado, solamente 10 estaban dirigidos por mujeres. A continuación las representantes chilenas hablan sobre cómo lograron hacerse un espacio en este rubro.
Marcela Said
“Crecí en una familia muy machista. No fui a la escuela de cine porque mi padre se oponía”, comenzó diciendo Said, directora de “Los Perros”.
Por eso estudió sin entusiasmo literatura inglesa y luego filosofía estética, donde descubrió obras maestras como las de Roman Polanski y Wim Wenders.
“Quería irme del país, Chile era muy conservador y yo no me ceñía a las convenciones”, continuó contando y dijo que llegó a Paris como asistente de fotografía y “se enamoró” de la ciudad.
Ahí empezó con documentales. “Tenía mucha rabia dentro y me interesaba la política”, explicó Said.
“Antes me avergonzaba de no haber hecho una escuela, ahora sé que eso me da una libertad total”. Instalada en Francia, Said exige una igualdad de sueldos y que no se cuestione su capacidad para rodar “películas de acción” por ser mujer.
Claudia Huaiquimilla
Claudia Huaiquimilla, cuyo padre es mapuche, creció con “dos visiones del mundo muy distintas”.
Su madre la envió a un “colegio de monjas cristianas para señoritas”, donde los cursos de historia eran muy diferentes a lo que se enseñaban en casa, cuenta la directora de “Mala Junta”.
Ella le traía las películas “pirateadas” que habían ganado en Cannes y la Berlinale. Contrajo una gran deuda para estudiar cine, “algo que no fue muy bien recibido” por su familia.
Allí, contó con el espaldarazo de su profesor de ficción para convertirse en directora. “Aunque no se dice abiertamente, las escuelas de cine no alientan a las mujeres a serlo”.
Aboga por “educar” a los hombres que trabajan en los estudios de grabación, donde “un director que repite mucho las cosas es perfeccionista, pero si es una directora no sabe lo que está buscando”.
Paulina García
Mientras cursaba artes plásticas, para “lo que no servía”, según contó, organizó con sus amigos un “café concierto”, donde inventó un personaje, “Pamelita”, para la que cada vez escribía más historias. “Un día un amigo me dijo ‘ahora tomalo en serio y ponte a estudiar actuación'”, reveló la actriz de “Gloria”.
Quedó quinta en el examen de ingreso y desde entonces “supo que ese era el lenguaje que debería haber aprendido siempre”.
Asegura no tener conocimiento de historias de acoso sexual en el cine chileno pero “sí en el teatro” , y subraya que ha rechazado papeles porque menoscababan a la mujer.
Andrea Chignoli
Empezó de manera autodidacta, como muchos profesionales del cine que evolucionaron en un “espíritu de colaboración” entre documental y ficción y que existe todavía en Chile, donde hay pocos técnicos.
Estudió luego en Estados Unidos, donde muchos le preguntaban por qué en el cine latinoamericano siempre había prostitutas y la mujer tenía un segundo rol. Pero, afortunadamente, ahora “hasta los hombres han cambiado en cuanto a las temáticas”, finalizó la montadora de “La novia del desierto”.
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