[Columna] Los peligros de convertirse en una mujer “multirol”

"Quedarnos estancadas en el arquetipo de la 'dueña de casa', nos quita otras posibilidades, como encarnar arquetipos que puedan potenciar la pareja".

PAMELA QUEZADAPSICÓLOGA Y COACH INSTAGRAM: @PAMEQUEZADA_PS / WEB: WWW.PAMELAQUEZADA.COM

Por Biut

-“Estoy agotada”

-“No tengo tiempo para nada”

-“Colapsé”

– “Todo lo tengo que hacer yo”

Que lance la primera piedra una mujer que no haya dicho esto en, al menos, el último mes.

Sí, es fuerte y es real. La sensación de agobio está presente, y es parte cada vez más de los motivos de consulta frecuentes entre psicólogos y psiquiatras.

Además los estudios respecto del tema lo demuestran: La Encuesta de Calidad de Vida y Salud (ENCAVI) 2015-2016, reveló que un 82% de las mujeres piensa en las tareas domésticas y familiares mientras está en el trabajo, versus un 36% de los hombres.

Otra investigación de Comunidad Mujer realizado el 2017, mostró que una mujer que trabaja fuera de su casa 45 hrs mensuales, le dedica en promedio 5,5 hrs. a las tareas domésticas, versus 2,8 hrs. que le dedica un hombre (en las mismas condiciones).

La “doble presencia”, es un problema muy riesgoso y se origina cuando recaen sobre una misma persona, el trabajo doméstico-familiar y también las demandas del trabajo asalariado. Además, es un fuerte predictor de ansiedad y depresión, por lo que es fundamental buscar soluciones y pedir ayuda para que no afecte nuestra salud.

¿Cómo podemos solucionarlo?

Es probable que haya ciertos momentos en que sientas que esto de ser la “dueña de casa” te tenga condenada a hacerlo todo tú sola.  Sin embargo esto puede cambiar.
Quizás creas que no es posible y que todo tu ser ahora te diga que las personas o las relaciones no cambian. Pero lo he visto con muchas parejas, incluida yo misma.

Ajustar los roles sí es posible y esto parte por conversar con tu pareja acerca de cómo te sientes acerca de todo esto, le muestres evidencia concreta de cómo te afecta y qué tareas específicamente necesitas que se dividan. Por ejemplo si a ti te gusta cocinar que ese sea tu rol, mientras que tu pareja puede hacer las compras en el supermercado o hacer aseo el fin de semana.

Quedarnos estancadas en el arquetipo (patrones de conducta universales) de la “dueña de casa”, nos quita otras posibilidades, como encarnar arquetipos que puedan potenciar la pareja.

Incluso hay estudios que muestran que las parejas que tienen roles más equitativos en las distribuciones de tareas de la casa tienen mejor vida sexual. ¿Te atreves a comprobarlo?

 

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