Buscó lo más natural, llegar a la esencia. Por eso, cuando Kenita Larraín supo que estaba embarazada decidió que todo sería lo más místico posible.
“Ser madre a los 40 fue mucho mejor que tenerla a los 20, donde hubiese estado más preocupada de la universidad o pensando en el carrete”, señala.
La modelo cuenta que, apenas supo de Sofía, decidió hacer medicina de la placenta, buscando un lugar donde pudiese obtenerla. “Lo de la placenta es muy simbólico, porque representa la primera casita del bebé”, dice Kenita.
Imagen: Copesa
Y agrega que, “hice todo: cápsulas, gotitas, me tomé los batidos de placenta, que me ayudaron a recuperarme post parto, e incluso enterré también el resto en el patio de mi casa, en un rito muy bonito”.
La rubia indica que “cuando me conecto emocionalmente con mi parto, siento que fue maravilloso” y señala que “ser mamá es el regalo más grande del mundo”.
Además, Kenita dice que “tengo la suerte de que he tenido un marido súper presente en la crianza. Soy una mamá súper aprensiva, pero estoy trabajando eso de soltar, porque si no es un desgaste”, finaliza.
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