Si hay algo que llena de dudas a los padres, sobre todo primerizos, es el nacimiento de un hijo. ¿Cuándo tiene que empezar a caminar? ¿Se está demorando mucho en aprender a hablar? ¿Tiene probabilidades de padecer enfermedades crónicas? Son solo algunas de las preguntas más frecuentes que suelen hacerse quienes se han convertido en padre.
Es por esto que los controles del niño sano toman gran relevancia tras el nacimiento de un bebé. Ya que es en esta instancia donde se pueden resolver este tipo de dudas, además de verificar que el menor se esté desarrollando bien de acuerdo a su edad y considerando su contexto familiar y social.
“Es una atención integral, sistemática y periódica proporcionada a niños y niñas con el objetivo de vigilar su normal crecimiento y desarrollo. Entrega acciones básicas de promoción y prevención de la salud desde los 0 a 9 años”, explica la doctora Sonia Schneider, pediatra de Centros Médicos Vidaintegra.
¿Qué se mide en el control del niño sano?
La especialista explica que uno de los objetivos del control es contribuir a la salud y el desarrollo integral de niños y niñas menores de 10 años, a través de actividades de fomento, protección, prevención, recuperación de la salud y rehabilitación, que impulsen mejor la calidad de vida.
Así, durante el primer año de vida del menor, los padres deben prestar especial atención en su desarrollo pondoestatural, que tiene que ver con la relación peso-estatura, además del desarrollo psicomotor y sensorial. Es decir, aprender cómo debe ser el canal de crecimiento esperado y qué habilidades debe comprobar el hijo según la edad: fijar mirada, risa, reflejos, entre otros.
“Al tercer mes se puede descartar displasia de caderas y desde el quinto mes se debe poner atención a las habilidades sociales en familia, como horarios, lugares de dormir y comidas” detalla la pediatra. Finalmente, al año de vida el enfoque estará en el desarrollo del lenguaje, la marcha y la autonomía en las habilidades psicomotoras.
¿En qué consiste un control del niño sano?
La pediatra dice que normalmente, durante la consulta con el especialista, se le realiza un examen físico completo, además de controles sobre el estado nutricional. Al mismo tiempo, se evalúa el desarrollo psicomotor, se realiza una evaluación psicológica y social, se revisa el estado de vacunación, la vista y el oído.
“De acuerdo a la edad, se efectúa una valoración del lenguaje, marcha, desarrollo sexual y aspectos psicológicos. En caso de ser pertinente, y derivado del examen clínico, se realiza muestra de hemograma, perfil bioquímico, tiroideo y/o lipídico, radiología o derivación a especialistas”, explica Schneider.
En cuanto a la frecuencia de esta visita al médico, la pediatra dice que debe ser:
- Primer año de vida: mensual
- Entre 1 y 2 años: cada dos meses
- Entre 3 y 5 años: trimestralmente
- Entre 6 y 9 años: dos controles al año
- Durante la pubertad: se recomienda cuatro controles al año
Y advierte que un niño que no es controlado médicamente, “se expone a la posibilidad de no detectar en él falencias nutricionales, sensoriales o del desarrollo psicomotor, además de enfermedades crónicas no contagiosas como hipertensión arterial, diabetes o síndromes metabólicos evitables en la infancia”, finaliza la profesional.
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