Cuántas veces he escuchado a hombres decir “no la dejaré salir de la casa hasta que tenga 30” o “el rifle ya me lo compré”, cuando comentan de manera jocosa su reacción ante la noticia de que serán padres de una niña.
La “talla” siempre llama mi atención por su contenido implícito, el primero: “tengo que proteger a mi hija de los hombres que van a querer aprovecharse de ella”. El segundo y más escondido aún: “mi hija no va a tener la capacidad de elegir bien y se va dejar embaucar, así que no podré confiar en su criterio”.
Es irónico tanta preocupación por el futuro sentimental (y sexual) de sus hijas, y tan poca consciencia del rol que tienen diariamente ustedes (sus padres) como modelos sentimental.
Escribo esta columna para abrirles los ojos y hacerlos más conscientes y responsables del impacto que tienen en la vida sentimental y las elecciones de pareja de su hija.
Freud lo llamaría Complejo de Edipo, los cognitivo-conductuales Aprendizaje Vicario y los sistémicos Relaciones de Apego; en la práctica la verdad da igual porque es todo a la vez; al final la explicación no es tan relevante como el resultado.
Tengo la consulta llena de mujeres que sufren por hombres que se parecen a sus padres o que fracasan en sus relaciones de pareja por temor a vivir lo mismo que vivió su mamá con su papá. Por eso, creo que el Día del padre no sólo debiese de ser un día de celebración, sino que también de reflexión y preguntarse:
–¿Soy la pareja que deseo para mi hija?
–La relación que establezco con su mamá ¿Es un modelo de amor, complicidad, colaboración y respeto que ella puede anhelar e imitar?
-¿Deseo que mi hija se empareje el día de mañana con alguien malhumorado y frío, distante e indiferente, trabajólico y desconectado, mentiroso e irresponsable, mujeriego e infiel, explotador y cómodo, crítico y exigente o sarcástico y devaluador como yo? (Cada quién sabe dónde le aprieta el zapato)
Quienes somos padres sabemos lo transformador que puede ser la llegada a nuestra vida de un hij@, es una oportunidad única de mirarnos críticamente para reconocernos, crecer y vencer nuestros malos hábitos y reacciones automáticas por amor.
Por eso, no escribo esta columna porque crea que ustedes (los hombres) son malos, sino para abrirles los ojos y hacerlos más conscientes y responsables del impacto que tienen en la vida sentimental y las elecciones de pareja de su hija.
Es irónico tanta preocupación por el futuro sentimental (y sexual) de sus hijas, y tan poca consciencia del rol que tienen diariamente ustedes (sus padres) como modelos sentimental.
No podemos tapar el sol con un dedo y creer que no somos un modelo de vida para ellas o esperar que ellas crean el cuento de que “como soy con tu mamá nada tiene que ver con el amor que te tengo o mereces”.
Papitos ¡el inconsciente no funciona así! Así que menos rifles y más inteligencia emocional. Su mujer y su hija se los agradecerán. Y de todo corazón…
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