Las clásicas piscinas con miles de pelotas de colores son, sin duda, uno de los juegos más llamativos para los niños de todas las edades. No por nada, están siempre presentes en cumpleaños y parques de diversiones.
Sin embargo, pese a su popularidad, esconden un gran peligro para la salud de los niños. Así lo revela un estudio realizado por investigadores de la University of North Georgia, publicado en la revista científica profesional American Journal of Infection Control.
La investigación descubrió que entre las cientos de coloridas pelotas, se esconden numerosos tipos de bacterias como por ejemplo, las bacterias de la piel humana, patógenos oportunistas, bacterias entéricas (las que habitan en el intestino) e incluso organismos asociados a los animales.
Los científicos analizaron para este estudio seis piscinas de bolas utilizadas en clínicas y hospitales para terapia física pediátrica. Luego, se seleccionó aleatoriamente entre 9 y 15 balones de cada piscina, extraídas de distintas profundidades. Para obtener la muestra, frotaron un hisopo en las pelotas y las analizaron en un laboratorio durante 24 horas.
Tras el análisis, encontraron 31 especies bacterianas diferentes, entre las que destacan:
– Enterococcus faecalis, que puede provocar endocarditis, septicemia, infección del tracto urinario y meningitis.
– Staphylococcus hominis, responsable de infecciones del torrente sanguíneo y sepsis.
–Streptococcus oralis, responsable de endocarditis, síndrome de dificultad respiratoria en adultos y shock estreptocócico.
– Acinetobacter lwofii, causante de septicemia, neumonía, meningitis e infecciones del tracto urinario y de la piel.
Las consecuencias de estas bacterias son mayores en niños con lesiones cutáneas, por la facilidad que tiene la piel cuando se trata del ingreso de microorganismos y personas inmunodeprimidas.
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