[Columna] La base del amor está en la madre

"Si la madre tiene la consciencia de sanar sus historias personales, podrá relacionarse armónicamente con sus hijos"

Mecerlo Abarca@MARCELO.PSICOTERAPIA MASTER REIKI COACH HUMANISTA

Por Biut

La MADRE cumple un rol fundamental en la vida de las personas. Ella es la fuente de la VIDA. Sólo a través de ella podemos conocer este mundo. La mujer en esencia tiene una biología para contener el fruto de la fertilización. Independiente del proceso personal que tenga respecto a su disposición maternal, de serlo o no, la magia sucede en su vientre y eso es un hermoso milagro de la vida. Pero más allá de lo concreto y biológico que podemos entender del proceso gestacional, existen otros aspectos fundamentales.

En el desarrollo de nuestras experiencias, hoy como adultos, podemos haber escrito diferentes historias sobre la relación con nuestras madres. Algunos acontecimientos podrían tenernos cerca o lejos de ella, con una buena o mala relación respectivamente.

Para ilustrar, cuando se presenta el conflicto con la madre, los hijos cierran las puertas al amor, al éxito y prosperidad, a la vida misma. La felicidad plena tiende a disminuir provocando, en consecuencia, malas bases para las relaciones con nuestro entorno.

Esto sucede porque es la madre quien inicia el camino del amor y de los afectos. Una mala relación, es rechazar las bases, las creencias, la identidad y los valores, desencadenando infelicidad.

Por otra parte, existen madres que han abandonado a sus hijos de muchas formas, desarrollando un dolor crónico que resulta difícil de sanar, pero hay que concebir que sin ella no se puede nacer en esta vida. Estos problemas vinculares deben tener una razón profunda, pues no son porque sí simplemente, algo debe haberlos provocado desde una base que no podríamos haber entendido por el desconocimiento de la historia personal de la madre.

Un psicoanalista podría desentrañar esta historia y las causas de una conducta despojada de la madre, sin justificarla, entendiendo sus propios procesos y sin ánimo de enjuiciar.

Restaurar los vínculos afectivos con la madre es dar sentido a la vida nuevamente, inclusive, con la ayuda de un experto, se puede lograr si esta hubiese fallecido, o estuviera enferma, incapacitada en sus sentidos, o simplemente lejos. La madre es quien responde ante la vida, nos da la vida con los temores, ansiedad y dolores propios del embarazo, con sus emociones expuestas ante este proceso. Es nuestra primera y principal relación, será quien proporcione todos nuestros significados de experiencias y relaciones que establezcamos. Luego de adultos, o inclusive en la adolescencia cuando vamos alcanzando madurez, debemos comprender que ella (con aciertos y errores) pretende dar lo mejor de sí, de acuerdo con su estado de consciencia.

Si la madre tiene la consciencia de sanar sus historias personales, podrá relacionarse armónicamente con sus hijos, esto les entregará felicidad a ellos y estabilidad en sus relaciones.

Debemos dar un gran reconocimiento a su adaptación y aceptación al cambio: en el proceso del embarazo, el parto y su maternidad, sabemos que no es nada fácil. Si es su primer hijo o el sucesivo de varios, su vida cambia, deja su individualidad para dedicarse a cada uno de sus hijos. Cuando amamanta y atiende los cuidados del hijo(a), establece esa relación más física y afectiva, donde el apego será vital para calmar el miedo y la ansiedad del bebé, dando paso a las primeras fases de la comunicación entre el hijo(a) y la vida. El Rol de la Madre es fundamental para establecer las bases del AMOR.

Entonces, te puedes preguntar: ¿cómo es la relación con tu madre?, ¿cómo vives tus afectos?, ¿Cómo te relacionas con tus hijos?, o ¿cómo te relacionarás con tus futuros hijos?

Lo importante, es que debes comprender que detrás de una situación han existido circunstancias o una causa que condiciona una acción. Por ejemplo, si una madre no le ha entregado a su hijo(a) afecto, cariño, amor, consuelo, comunicación y confianza, es porque probablemente ella misma ha sido carente desde su historia y experiencia personal. Por tanto, sus creencias se reforzaron para entregar carencia en relación al rol.

No obstante, todos tenemos el deber de buscar el “por qué y el para qué” de nuestras experiencias, son parte de nuestro aprendizaje y, más aún, porque somos responsables de nuestras acciones que condicionan el bienestar personal y relacional.

• Si tienes a tu madre cerca y una relación afectiva sana: abrázala, entrégale amor y dile que la amas, no pierdas nunca la oportunidad de hacerlo.

• Si has tenido una relación difícil con ella, por las razones que sean: perdónala (pese a que sea imperdonable a veces) y libérate del dolor. Aunque sea a la distancia.

Si puedes volver a acercarte a ella: dile que la entiendes desde sus propias dificultades y carencias, comprendiendo su historia y sus creencias.

Si ya no está en esta vida presente: siéntela en tu corazón, porque fue ella quien te dio la vida y la posibilidad de estar aquí.

Si ya no está en esta vida presente y te quedaste con algo sin resolver: ten fe que ella está buscando la reconciliación a través de tu propia descendencia. Abre tu corazón y perdónate, porque ella ya lo ha hecho para ti.

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