Hemos sido testigo de inumerables situaciones de personas que olvidan a los niños dentro de los autos, y lamentablemente muchos de estos casos terminan con un desenlace fatal.
Ante esto, es innevitable que se someta a un juicio social a quien olvida a un niño en estas condiciones y en consecuencia nos preguntemos “¿cómo esto puede ser posible?, ¿Habrá sido intencional? o ¿cómo alguien puede llegar a cometer una negligencia de tal envergadura?”.
Sin embargo, en el sitio de maternidad Supermadre.net, advierten que no deberíamos tildar simplemente de “malos padres” a quienes hayan pasado por esto, debido a que existen algunos estudios y especialistas que se han dedicado a explicar científicamente por qué nadie estaría libre de vivir situaciones como estas.
Sin ir más lejos, David Diamond, un profesor de psicología de la Universidad del Sur de Florida (EEUU), se dedicó a estudiar los casos de padres reconocidos por ser “buenos cuidadores” y que olvidarona sus hijos en los automóviles. Esto, a raíz de las 50 muertes de niños por golpes de calor, ocurridas el año pasado en Estados Unidos, tras haber sido olvidados en un vehículo.
Lo primero que el especialista advierte, es algo que puede parecer obvio, porque apunta a que el “olvido” es simplemente parte del ser humano.
“Cometemos errores y cometemos errores trágicos al olvidar, por lo que esto realmente puede pasarle a cualquiera“, aseguró Diamond en una entrevista con la cadena Fox 13 News.
¿Cómo nos podría pasar?
Según el psicólogo estadounidesne, puede ocurrir que los padres se distraigan al conducir, y olviden que iban con un niño en la parte trasera.
“Tenían toda la intención de detenerse en la guardería, llevar a su hijo allí, pero mientras conducen pasan al modo de ‘piloto automático'”, explica el psicólogo. Y agrega que, “tenemos un sistema de memoria cerebral que nos pone en ese modo de piloto automático, y de hecho, lo que hace es que suprime nuestro sistema de memoria consciente para que sea más probable que hagamos algo por costumbre”.
Esto significa que si la rutina es conducir desde casa al trabajo, podrías estacionarte y caminar adentro sin darte cuenta de que planeabas dejar a tu hijo antes.
Sin embargo, el neuropsicólogo chileno Oscar Veliz, de la Universidad Católica del Norte precisa al mismo sitio de maternidad, que efectivamente “hay conductas que automatizamos del día a día, que tienen que ver con la memoria procedural, pero que al ejecutarlas aún hay recursos de atención puestos ahí”.
Para explicarlo, el especialista ejemplifica lo siguiente: “Vamos a manejar sin darnos cuenta cómo pasamos los cambios pero atentos a no atropellar a alguien. Entonces, un subproceso de la memoria ejecutiva va a ir supervisando el proceso de ir manejando y usa la información automatizada de la memoria procedural para que yo maneje pasando los cambios, sin tanto recurso atencional sobre cómo se maneja, pero sí en el estar manejando hay atención”.
Sobre la “función ejecutiva”, Veliz, indica que esta “permite supervisar atencionalmente las tareas que son nuevas, complejas o las que no estamos acostumbradas a desplegar; pero no así las no complejas, las automáticas y cotidianas”. Es por esto que en el contexto de que “podría suceder que alguien que pone menos recursos efectivos en una actividad cotidiana como por ejemplo, ir y venir todos los días al trabajo, y justo hoy, ir a dejar a mi hijo (…) Esa persona no destinó los recursos ejecutivos a esa tarea, porque no está dentro de las tareas cotidianas, y se le puede quedar el hijo en el auto”.
“Todo eso requiere actualización de información constante del sistema atencional”, dice Veliz.
Por esto, agrega que “bajo esa lógica, una persona podría eventualmente, sin tener, una disfunción ejecutiva, a propósito de una tarea muy rutinaria, cometer errores de dicriminación, flexibilidad y actualización según el objetivo planteado, que es ir a dejar a mi hijo porque no estaba en el plan inicial”, finaliza el especialista.
¿Se pueden evitar los olvidos?
Según el doctor estadounidense, la prevención para que hechos tan trágicos como estos no ocurran, comienza cuando los padres aceptan que les puede pasar a ellos. “Esta es una falla de la función cerebral; no es una falla de amor”, asegura.
En este contexto, Diamond recomienda que sería ideal dejar pistas visuales como colocar la mochila, pañalera, o algo del niño en el asiento delantero.
El psicólogo estadounidense también piensa que se debería exigir a los fabricantes de automóviles que agreguen salvaguardas que alerten al conductor para que revise el asiento trasero. “Tenemos que tener un mandato para que los autos nuevos tengan una tecnología capaz de detectar a un niño en el auto cuando sales de éste”.
Por su parte, la psicóloga Varinia Signorelli, elaboró una lista de ideas para prevenir este tipo de olvidos que publicó en su propio sitio Web, que resumimos a continuación:
– Una idea simple es que los cuidadores de las guarderías llamen a los padres si los niños no asisten al jardín o al colegio, dentro de las primeras horas de la mañana.
– Podemos pedirle a alguien cercano también, que nos llame en la mañana para saber cómo llegamos y cómo dejamos a nuestro hijo.
– También hay soluciones tecnológicas, como un detector de movimiento que venden en el mercado estadounidense que puede discernir incluso el más mínimo movimiento en un automóvil cuando un conductor se va.
– Llevar a la vista el bolso del jardín o algún juguete. Podemos además escuchar musica infantil, para recordar que estamos viajando con un bebé.
– Nada nos garantiza más que detectar nuestras propias emociones, saber cómo el estrés verdaderamente podría generar problemas reales en nuestra vida y la de los demás y nuevamente pedir ayuda cuando sentimos que hay algo que se no está escapando de las manos o que me genera mayor ansiedad o estrés. De la misma manera, detectar en nuestras cercanas signos de estrés para darles apoyo y contención.
– Hay que estar atentas y saber que es más común de lo que parece, esto pasa y debemos cuidarnos para poder cuidar a nuestros hijos.
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