Por mucho tiempo se ha dicho que las mujeres vivimos manipulando todo tipo de situaciones y que dominamos a la perfección las técnicas para lograr influir en otro, al punto de manejar su conducta y respuesta.
Una acusación bien injusta por lo demás. Porque lo cierto es que el arte de la manipulación está presente en todos los ámbitos de la vida y no discrimina en sexo ni edad.
El problema es que la mayoría de las veces no alcanzamos a darnos cuenta cuándo estamos siendo manipulados por un tercero, porque justamente la manipulación es, “controlar sutilmente a una o un grupo de personas, impidiendo que sus opiniones y actuaciones se desarrollen natural y libremente”, según explica Oscar Cáceres, Coach Ontológico y experto en Programación Neurolingüística (PNL).
TRES TÉCNICAS COMUNES DE MANIPULACIÓN
A continuación Cáceres, nos explica tres formas más usadas para manipular a una o un grupo de personas, según las investigaciones de Noam Chomsky, una de las autoridades en temas relativos a la manipulación humana, entre otras cosas.
Distraer con otros temas
Esta técnica se trata de desviar la atención de las personas de los temas importantes a través de continuas distracciones. “Como por ejemplo cuando en una relación de pareja se intenta tapar una crisis, desviando la atención a temas relacionados con el dinero o los hijos”, explica el Coach.
Apelar a la emoción y dejar de lado lo racional
Para muchos es muy difícil no ceder ante esta efectiva técnica. Y es que, “aparecer como víctima, desamparado o desolado por la circunstancias, mueve al otro desde las emociones de compasión, misericordia y perdón. Evitando de esta forma los asuntos de fondo que estén comprometidos en una determinada situación”, asegura Cáceres.
Confundir con el lenguaje
Oscar explica que “hablar vago”, es otra de las estrategias que se utilizan para manipular personas. Y asegura que frases como: “Todo el mundo sabe como te pones”, “Mira como me tienes”, “Nunca me escuchas”, “Siempre me haces lo mismo” y “La gente se da cuenta”, producen una suerte de trance en quien escucha.
“Estas frases compuestas por generalizaciones, ambigüedades y una serie de ‘vicios lingüísticos’, confunden y adormecen generando una especie de bloqueo en el consciente y dejando el inconsciente al arbitrio de quien manipula”, asegura el experto.
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