En países como España y Grecia, las siestas son una tradición intocable. Es que darse unos minutos para descansar en medio del ajetreo diario es una práctica fundamental para algunos, mejorando la productividad y el ánimo.
Sin embargo, para otros, no sería una acción necesaria, e incluso, podría perjudicarlos a la hora de regular de forma correcta su ciclo de sueño.
Evelyn Benavides, neuróloga de la Clínica Vespucio, indica que “hay personas que funcionan bien en un horario continuo durante el día y que sólo requieren de un sueño nocturno reparador. Sin embargo, hay otros que sí necesitan de este descanso”.
Las razones por las que nos vence el sueño
Para la especialista, “muchas personas sienten la necesidad de dormir después del almuerzo. Esto sucede porque, luego de que comemos, el flujo de la sangre se distribuye hacia los órganos abdominales, por lo que su circulación en el cerebro disminuye. Y eso hace que algunos procesos cerebrales sean más lentos”.
Por eso, luego de nuestro clásico tiempo de colación, el sueño nos invade. Una situación que, para varios, se solucionaría con una siesta rápida. “Se recomienda sobretodo para la gente que trabaja duro, obreros de la construcción, por ejemplo, o camioneros. En esos casos se ha demostrado que la siesta aumenta la productividad”, señala Julia Santín, directora del Centro del Sueño de la Red de Salud de la Universidad Católica de Chile en el sitio de la BBC.
Perjuicios de una siesta corta
“Una siesta efectiva no debería durar más de media hora”, comenta Santín en BBC.com, agregando que “después de eso puede empezar a afectar el sueño de la noche”.
Algo que reafirma Evelyn Benavides de Clínica Vespucio, quien advierte que “si se duerme más durante la tarde, se acortará el ciclo del sueño nocturno. Esto hará que en algunas personas se produzcan desfases en los ritmos biológicos del sueño y éste se vuelva poco reparador, provocando, en algunos casos, la aparición de enfermedades relacionadas al sueño”.
Además, Benavides cuenta que estos hábitos poco saludables producen, en algunas personas, “un desbalance entre las señales cerebrales que regulan el peso. En este sentido, en estos casos, podrían contribuir a cambios en el peso corporal”.
Los beneficios de un descanso correcto
Aplicando todo lo anterior, aquello de que una buena siesta no debería durar más de media hora para ser reparadora y así no afectar nuestro sueño nocturno, un descanso al medio de nuestra jornada tendría variados beneficios que irían desde una mejora en nuestra productividad hasta cambios en nuestro humor.
“Evidentemente una siesta va a afectar mejor el humor. Es obvio, súper explicable y lógico, pensando en las funciones del sueño”, dice Santín en la BBC.
La misma web cita un estudio de la revista Personality and Individual Differences “realizado con 40 voluntarios de entre 18 y 50 años con la misma cantidad de sueño promedio, que arrojó que los que dormían una hora de siesta podían intentar realizar una tarea imposible durante más tiempo sin frustrarse. Del otro lado, los que no dormían siesta eran más impulsivos y perdían la paciencia más rápido”.
No obstante, no es llegar y acomodarse en el escritorio. “Quedarse dormido en la oficina, echado sobre el teclado del computador por ejemplo, o sentado completamente doblado lo único que te va a dejar es un dolor muscular, lo que resulta peor que el cansancio”, aconseja la especialista de la Universidad Católica.
¿Cómo lograr un sueño reparador?
De esta forma, si lo que quieres es retomar fuerzas para continuar con tu jornada, lo primero que debes hacer es buscar un lugar cómodo.
“Es muy importante mantener un ambiente propicio con baja luz, tono de voz y bajar la intensidad de las actividades”, indica Benavides, neuróloga de Clínica Vespucio. Y es que, el sólo hecho de recostarte y cerrar los ojos será positivo para tu salud, ya que disminuye la presión, los nervios y la ansiedad.
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