Agosto es el mes del corazón. Sin embargo, no por eso debe ser la única época del año en que nos preocupamos de cuidar este órgano vital.
Menos cuando, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los eventos cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo occidental, con poco más de 15 millones de personas anualmente. Una cifra donde Chile no se queda atrás, ya que cerca de 8 mil personas mueren de un infarto cardíaco al año.
Por eso, es importante informarse y cuidarse, teniendo claro cuáles son los síntomas y cómo sobrevivir a un evento de este tipo.
Síntomas y grupos de riesgo
El dolor opresivo en el pecho es lejos el principal síntoma de un infarto cardíaco.
Pablo Pedreros, cardiólogo intervencionista de Clínica Santa María, explica que “se trata de un malestar que en ocasiones se irradia al brazo izquierdo, cuello y mandíbula, así como también hacia el abdomen superior y dorso”.
Otros signos son la dificultad para respirar, sudar frío, tener náuseas, vómitos, mareos y una sensación inminente de muerte.
El especialista señala que, además, hay un grupo de la población más propensa a sufrir un infarto al miocardio, debido a que presentan uno o más factores de riesgo. “Los fumadores, diabéticos, hipertensos, obesos, quienes tienen trastornos del colesterol, las personas sedentarias y aquellos con antecedentes de familiares cercanos que padecen de enfermedad coronaria tienen más posibilidades de tener un ataque al corazón, en especial si son hombres”, asegura.
Eso, sin mencionar cuánto ha aumentado como causa de muerte también en las mujeres, sobre todo en las que se encuentran en etapa post menopausia.
Cómo sobrevivir cuando cada segundo cuenta
La obstrucción de un vaso sanguíneo en el corazón genera una interrupción del flujo sanguíneo y pérdida de un segmento del músculo cardíaco. Por eso, frente a un evento de este tipo lo principal es reaccionar rápido.
“El paciente debe acudir de inmediato a un servicio de urgencia. Si se confirma el diagnóstico, podrá ser sometido a una angioplastía primaria. En este procedimiento se permeabiliza la arteria ocluida responsable del infarto, con lo cual se evitan las complicaciones. Cuando este procedimiento se realiza de forma oportuna, la mortalidad del infarto disminuye de un 30% a un 4%”, señala el doctor Pedreros.
En tanto, si el paciente sufre un paro cardiorrespiratorio, perdiendo el conocimiento, es necesario que quien se encuentre con él realice un masaje cardíaco para mantenerlo con vida mientras llega una ambulancia. “Se deben poner ambas palmas sobre el esternón y aplicar fuerza con intervalos de un segundo, con el fin de que el corazón siga bombeando. El pecho debe hundirse unos 5 centímetros para que el masaje sea efectivo”, indica el experto de Clínica Santa María.
Y agrega que, “si después de cinco minutos no hay pulso, hay que ventilar a la persona dando respiración boca a boca: se debe levantar levemente el cuello para despejar la vía aérea y traspasar oxígeno con la boca, continuando intercaladamente con el masaje hasta que llegue la ayuda profesional”.
Finalmente, el especialista comenta que “nunca se le debe dar agua o alimentos y se tiene que evitar moverlo”, señalando que “con cada minuto que pasa desde que ocurre el infarto el corazón se deteriora y la persona deja de oxigenar al cerebro, por lo que puede quedar con secuelas. Un masaje cardíaco puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, por eso lo ideal sería que todas las personas supieran realizarlo. Es una maniobra sencilla que puede salvar a un ser querido”, concluye el médico.
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