Lago

Viajes: Una vuelta por el lago más grande de Chile

Por Camila Essus

¿De derecha a izquierda o de izquierda a derecha? Sentados en un hotel en Coyhaique, observamos una y otra vez el mapa mientras discutimos por dónde comenzar la ruta para bordear el lago General Carrera. Finalmente, decidimos hacerlo en ferry hasta Chile Chico y con decisión en mano nos dirigimos orgullosos a comprar nuestro pasaje. “No, no hay”, “¡Pero ayer llamamos y nos dijeron que había!”. “La única alternativa que les ofrezco es para una semana más y desde Chile Chico”. No nos queda más opción que aceptar, pagamos los $ 27.000 del cupo para nuestro auto y nos despide indiferente: “Recuerde que esto es la Patagonia, no es Santiago”.

Frase punzante que será nuestra gran lección para el resto del viaje y que debe ser la advertencia número uno para aventurarse en estas tierras. La Patagonia es diferente a cualquier otro destino, se dice de ella que es caprichosa, desafiante, impredecible, que siempre hay que estar abierto al cambio de planes y que apurarse es sinónimo de perder el tiempo.

Y así, con mentalidad patagona y en sentido contrario a lo planificado, comenzamos la travesía por este lago, el más grande de Chile, el segundo más grande de Sudamérica y uno de los cinco lagos que compartimos con nuestros vecinos. Lago General Carrera del lado chileno. Lago Buenos Aires del lado argentino. Chelenko (aguas turbulentas) para los tehuelches, los indígenas que recorrían estas tierras antes de la colonización.

FRENTE A FRENTE CON EL GIGANTE
Hasta Villa Cerro Castillo son 98 kilómetros de camino asfaltado. A partir de aquí la ruta es de ripio y la Carretera Austral muestra su verdadero rostro, un camino de montaña que se recomienda hacer en 4×4 o camioneta  y que permite una velocidad promedio de 50 km/h.

Esperamos ansiosos nuestra primera vista del lago General Carrera que, por fin, se deja ver unas dos horas más adelante, en las cercanías del cruce que lleva a los pueblos Bahía Murta y Puerto Sánchez. El lago es un verdadero e inmenso mar de color turquesa como pocos hemos visto, rodeado de montañas y que las nubes embellecen aún, más gracias a claros de sol y sectores nublados, que se reparten en toda su extensión. Las detenciones obligadas abundan hasta Puerto Río Tranquilo, en busca del mejor ángulo para las fotos.

Este pueblo está ubicado a 218 km desde Coyhaique y es el centro de operaciones para las excursiones más emblemáticas del recorrido, como también la oportunidad para llenar el tanque de bencina, abastecerse de mercadería y alojar, con alternativas para todos los bolsillos.

Una vez instalados en el pueblo, decidimos navegar hacia los laberintos, túneles y cavernas labrados en mármol, que le han dado tanta fama a este lugar. La mejor hora para hacerlo es temprano en la mañana, cuando hay poco viento y el lago tiene pocas olas, pero esta vez tenemos suerte y el viento está calmado por la tarde.

Navegamos alrededor de 40 minutos hasta que llegamos a las primeras formaciones. Nuestras caras reflejan cierta decepción, pero a medida que nos acercamos con la embarcación empezamos a maravillarnos con sus colores y texturas. “Esto recién empieza”, nos asegura el guía, que conduce con cuidado la nave para entrar a una de las cavernas, quedando rodeados de mármol, del agua transparente del lago y de la luz que se filtra desde la entrada. Un verdadero espectáculo de colores que sigue por más cavernas, la Capilla de Mármol y la Catedral. Casi dos horas de navegación y una postal imperdible para nuestro viaje ($ 30.000 el bote, hasta siete pasajeros).

A LA CONQUISTA DEL HIELO

Por la mañana observamos cabizbajos el panorama. El paisaje calmado del día anterior hoy se ve furioso, con lluvia, viento, grandes olas y las montañas cubiertas. De todas formas decidimos probar suerte y enfilar hacia Valle Exploradores.

A medida que se avanza hacia la costa, se pone cada vez más verde y nos rodean ríos, lagos y saltos de agua. La lluvia comienza a declinar de a poco, hasta que aparece un sol que encandila entre enormes nubes, dejando ver decenas de glaciares colgantes que nos rodean por todas partes.

Desde la Carretera Austral son 52 kilómetros hasta la entrada al mirador del glaciar Exploradores. El sendero de 40 minutos es bien delimitado, siempre en pendiente y apto para todo público, recorriendo un bosque tapizado de musgos y del canto de aves como el chucao y el hued hued.

Al llegar a la punta, nos damos cuenta que este glaciar es diferente a los usuales. No cae sobre el mar, ni ha dado origen a un gran lago, sino que este es un imponente paisaje de hielo, rocas, pequeñas lagunas, riachuelos y una majestuosa vista al monte San Valentín, el más alto de la Patagonia (4.058 msnm).

También existe la opción de hacer un trekking sobre el glaciar e incluso acampar en el hielo (www.elpuesto.cl, teléfono: (2) 1964555).

DESVIO HACIA EL BAKER

Siguiendo por la Carretera Austral hacia el sur nos encontramos rodeados por el lago General Carrera hacia el oriente y el lago Bertrand hacia el poniente. Aquí se encuentra la Hacienda Tres Lagos, que ofrece el canopy más austral de Chile, con nueve estaciones, una extensión total de 900 metros y con vista a los lagos Negro y General Carrera. www.haciendatreslagos.com

Desde el lago Bertrand nace el río Baker, el más caudaloso de Chile, que claramente merece un nuevo desvío de nuestra ruta. Para esto continuamos 17 kilómetros hasta la confluencia de los ríos Baker y Nef, donde la naturaleza nos entrega un verdadero espectáculo que nos demuestra la fuerza del agua. Una imagen que se encuentra en peligro de aprobarse la construcción de las represas en la zona.

Desde aquí una buena opción es visitar uno de los innumerables lodge de pesca que se encuentran en la zona, que cuentan con muy buena gastronomía y vistas a este río. También puede contratar servicios en Puerto Bertrand para descender en rafting. http://bakerpatagonia.com

HACIA CHILE CHICO
Regresamos por el mismo camino hasta el cruce Maitenes, donde tomamos la ruta que nos llevará hacia Chile Chico. Son 115 kilómetros siempre bordeando el lago y siempre con un paisaje fascinante.

Entre los poblados Mallín Grande y Fachinal se encuentra el Paso de Las Llaves, uno de los lugares más escalofriantes del camino, casi 30 kilómetros de curvas en 90 grados, sobre interminables precipicios y un lago que da vértigo mirar desde lo alto. Recién acá agradecemos haber hecho el camino en este sentido, pegados al cerro y no a los acantilados.

Chile Chico es el pueblo más grande de todo el recorrido, con 4.500 habitantes, señal de celular (primera vez en la ruta desde Coyhaique) y supermercado. Es conocido por su microclima, donde abundan el sol y las temperaturas agradables, lo que permite desarrollar la agricultura con productos típicos de la zona central del país.

De a poco ha ido desarrollando el turismo, donde la Reserva Nacional Lago Jeinimeni es el plato fuerte gracias a su variedad de paisajes y ecosistemas, que van desde tupidos bosques hasta zonas casi desérticas con impresionantes columnas rocosas. Desde aquí también se pueden organizar excursiones a distintos glaciares (www.expeditionspatagonia.com), pero lamentablemente no tenemos más días para explorar y debemos tomar el ferry para completar nuestro recorrido.
Navegamos por cuatro horas hasta Puerto Ingeniero Ibáñez (lo usual son dos horas y media), luchando contra el fuerte viento y un movido oleaje, que nos hacen sentir por última vez la inmensidad de este lago. El Chelenko nos despide con la fiereza de un gigante.

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