Tras una alerta mundial por el anuncio de Allergan, compañía fabricante del bótox los implantes mamarios texturizados Biocell fueron retirados voluntariamente a modo de precaución. Esto, debido a que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, FDA, diera alerta sobre la relación entre este objeto y un posible tipo de cáncer mamario.
Pero el inicio de esta historia no es tan reciente. Ya en el año 2011, se identificó por primera vez una relación entre implantes mamarios y un extraño tipo de cáncer llamado linfoma anapásico de células gigantes. Sin embargo, debido a que esta relación es de baja incidencia, fue necesario recolectar nueva información por años para, recién en el año 2017, confirmar la relación entre implantes mamarios y este tipo de linfoma.
“Este es un tema que llevamos siguiendo desde hace algunos años, y constantemente se han discutido sus alcances en las distintas conferencias científicas de nuestra especialidad”, señala el cirujano plástico de Clínica Universidad de Los Andes, Juan Pablo Cisternas.
Actualmente conocemos solo una parte de la información, pero la mayoría de los datos apuntan a que esta relación estaría principalmente asociada a algunos tipos de implantes mamarios, y no a todos. Específicamente a los implantes “Texturizados”, razón por la cual, estos han empezado lentamente a dejar de ser utilizados.
Según el último reporte de la FDA, ya se han registrado 573 casos en el mundo, cifra más que suficiente para que países como Australia, Francia y Canadá, se sumaran a la medida de la FDA de dejar de ocupar el texturizado Biocell para la expansión mamaria. “La relación no es total”, dice, sin restarle importancia al número. “Se está revisando el promedio, pero se apunta a que la probabilidad de desatar el cáncer a raíz de este implante es de 1 de cada 3 a 30 mil pacientes operadas”.
Entonces, ¿podría tener cáncer si tengo uno de estos implantes? No necesariamente. Sin embargo, el doctor Cisternas es enfático en dejar en claro la importancia de tener una rutina de control constante, tanto mujeres operadas como aquellas que no.
La mamografía y la ecografía son claves para evitar problemas de salud mayores. “Si tenemos implantes, tenemos que estar alerta con un cuadro clínico que es característico, que se llama seroma tardío”, que podemos reconocer gracias a deformidades o alteraciones en nuestra mama.
Si sientes una dureza inusual o ves que tu pecho presenta una forma peculiar, después de un año de ser operada, debes proceder a iniciar el protocolo para revisar el posible cúmulo de líquido que presente tu cuerpo en esta zona.
“En Chile existen al menos 7 u 8 casos confirmados, luego de una larga serie de estudios en laboratorios especializados”, dice el cirujano y experto en operaciones reconstructivas.
Su llamado es claro: “se pueden ocupar implantes de manera segura, pero poniendo especial atención al tipo de implante seleccionado, el bolsillo que se hace, y teniendo mucho seguimiento al cuidado posterior”.
Es una alerta que llega como consecuencia de los primeros pasos que dio la medicina en este ámbito. Y probablemente generará nuevos efectos a futuro. El llamado es a informarse debidamente, y a consultar con los especialistas indicados todos los riesgos y beneficios de cada decisión.
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