Al leer “antigimnasia” se podría pensar que es un método donde no se practica mucho deporte y se puede adelgazar sin mucho esfuerzo, pero lo cierto es que es un método de trabajo corporal que va mucho más allá que estar pendientes de quemar calorías.
Según el sitio BBC Mundo, la antigimnasia fue creada en la década de 1970 por la fisioterapeuta francesa Thérèse Bertherat y consiste en que “quien la practica conozca su cuerpo y sea capaz de habitarlo, de entender cómo las diferentes partes se conectan entre sí, de reconocer y despertar las zonas que están dormidas, que han perdido movilidad o sensación, con el fin último de aumentar su bienestar”.
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Este método está dirigido a cada parte del cuerpo, “a los pies, los hombros, los ojos, las mandíbulas, la espalda, el abdomen, el perineo, el diafragma, la columna, los omóplatos, las clavículas, pero al mismo tiempo al todo, a las conexiones, a las relaciones”.
¿Cómo se practica?
En el artículo del sitio de noticias explican que consiste en ciclos de 11 o 12 sesiones. Y cuentan que un ejercicio tipo de la antigimansia consiste en tenderse en el suelo moviendo la lengua y la mandíbula hacia todos los ángulos imaginables y tratar de mover el dedo pequeño del pie sin ayuda y estirar la otra pierna hacia el techo y mantenerla así un par de minutos.
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Algo llamativo de esto es que el instructor no realiza los ejercicios junto a los alumnos, solo va explicando cómo hacerlo. De esta forma, cada uno hace su propio movimiento corporal, sin copiarle a nadie, trabajando cada uno con su propio cuerpo.
Los especialistas prometen que, con estos ejercicios, se logrará una conexión única con uno mismo lo que finalmente se traducirá en alegría y bienestar.
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Cuando al fin podemos gozar de días más cálidos, sobre todo después de un crudo invierno, las ganas de salir a disfrutar de un día soleado, de caminar descalza y de usar ropa ligera, son inevitables. Lo mismo pasa a la hora de ejercitarnos.
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